Gas para Estados Unidos de Norteamérica, ¡no!, ¡que sufran!
¿Será que el Sr. Davalos se dio cuenta de lo que dijo en Rusia? Habría que explicarle que gas no es lo mismo que flatulencia, hongos y champiñones pueden significar lo mismo, pero metano, propano, butano, no es lo mismo que zutano, mengano y perengano. Que no se pueden decir las cosas como si uno quisiera decir: “ta, te, ti, to, tu, para que lo tengas tu”.
Las opiniones de las autoridades cuando están en el exterior son tomadas muy en cuenta, incluso si esas autoridades visten plumas, se supone que fueron seleccionadas de entre los mejores y si los mejores son así, ¿cómo quedamos los demás? Por lo tanto meter la pata en el exterior no es solo para que se burlen los periodistas, los expertos también observan.
La cantidad de gas que podría exportar Bolivia en este momento, podría enviarse por avión y no por barco, es tan poco, que no abastecería una fábrica de encendedores y por lo tanto, que Bolivia no quiera vender a Estados Unidos de Norteamérica, no le hace ni mella y menos los “hará sufrir…”. Lo que digo parece chiste, pero en este momento no podemos cumplir con el compromiso que tenemos con Argentina, al Brasil cumplimos, pero es porque Petrobras está como operador de esa exportación. Pero ¿de dónde saldrá el gas para el Mutún?, ¿de dónde saldrá el gas que están queriendo exportar a Paraguay y Uruguay?, ¿de dónde saldrá el gas para nuestro consumo interno, sin afectar nuestros contratos?
No es que no tengamos gas, ¡no!, lo que no tenemos es capacidad para atraer a los inversionistas, inversionistas que arriesguen su capital en exploración y producción del gas, gas que tenemos como relativas reservas, pero a seis mil metros de profundidad y que si no hubiéramos nacionalizado, si no nos hubiéramos inventado la pelea con Chile, para dar la oportunidad que crezca Perú con Camisea y ahora sea el país con mayor crecimiento de Latinoamérica. Quizá hubiéramos podido ser los Bolivianos, pero con el deseo de retroceder quinientos años en nuestra historia y queriendo aplicar la justicia comunitaria, nos hemos perdido esa oportunidad y hemos perjudicado a una generación, como es la especialidad de quienes nos gobiernan. Con el petróleo, esta es la tercera vez que caemos y ahora debemos esperar que pasen más o menos treinta años y que aparezca uno como Victor Paz Estensoro, como Hugo Banzer, o como Gonzalo Sánchez de Lozada, que se animen a pactar con los inversionistas.
Los inversionistas, además de tener plata, también tienen memoria y recuerdan los negocios y los socios que los dañaron, pero además como dice Martín Fierro: “La oportunidad es como el fierro, hay que machucar en caliente”, ojala que de aquí a más de quince años se dé la casualidad de que podamos juntar inversionistas con negocios, porque de lo contrario sucederá lo mismo que nos sucedió con el litio, que se quedó para atractivo turístico.
Espero que algún día Dios se apiade de los bolivianos y nos conceda gobernantes que además de llenar sus bolsillos y quedar registrados en la historia, también quisieran hacer cosas buenas por los pobres individuos que habitamos esta tierra, tierra tan rica en riquezas naturales y tan pobre en gobernantes, en políticos que piensen con desprendimiento y honradez. Quizá lo que estoy pidiendo es lo mismo que pedir un milagro, pero tengo esperanzas, que del oriente surgirá esa corriente, gente que con la autonomía mostrará que puede conseguir el bien para todos los bolivianos, sin retroceder quinientos años y sin matarnos los unos a los otros, sin diferencias raciales, sólo trabajando y trabajando.
Luis Alviña