La educación
Están en mi mente algunos personajes que dieron real importancia a la educación y entre ellos creo que el de mayor peso es el argentino
Domingo Faustino Sarmiento.
Personaje que nació
5 de febrero de 1811.
Fundó 800 escuelas en todo el país, la Academia Nacional de Ciencias, la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, el Colegio Militar, el Liceo Naval y el Observatorio Astronómico. Realizó
el primer censo escolar y sancionó la ley de subvenciones escolares.
Otros que se destacaron en este tema fueron, los salesianos, los jesuitas y los hermanos de la Salle. Religiosos que no solo quisieron catequizar e instruir almas, así dieren
mucho impulso a la educación. También hubo congregaciones de religiosas que se preocuparon por la educación de las mujeres, como es el caso de las Hermas de Santa Ana, Los Sagrados Corazones, El Inglés Católico.
Conservo en mi mente algunas opiniones con respecto a la educación:
Hannah Arendt expresaba muy bien mi sentimiento: «la educación es el derecho a tener derechos».
Sarmiento dijo:
«Yo soy -dijo a Benjamín Gould, el astrónomo norteamericano que trajo a la Argentina durante su presidencia para instalar el observatorio de Córdoba- uno de esos condenados a ser lego
toda mi vida, no obstante que mi oficio es hacer enmiendas en las constituciones hechas por los doctores».
Gabriela Mistral nos recuerda que la educación, más que ciencia, es un arte y, por lo tanto, medirla sólo en cifras, es reducir su dimensión estética.
La educación es uno de los factores que más influye en el avance y progreso de personas y sociedades. La educación es necesaria en todos los sentidos.
Para alcanzar mejores niveles de bienestar social y de crecimiento económico; nivelar las desigualdades económicas y sociales; propiciar la movilidad social de las personas; así acceder a mejores niveles de empleo; elevando las condiciones culturales de la población;
ampliando las oportunidades de los jóvenes; vigorizando los valores cívicos y laicos que fortalecen las relaciones de las sociedades; para el avance democrático y el fortalecimiento del Estado de derecho; impulsando la ciencia, la tecnología y la innovación.
La reforma en la que está inmerso el Japón es una revolución que formará a los niños como “Ciudadanos del mundo”, no como japoneses. Ese plan piloto fue llamado “Cambio Valiente”
(Futoji no henko), basado en los programas educativos Erasmus, Grundtvig, Monnet, Ashoka y Comenius.
El programa de 12 años está basado en los conceptos: Cero materias de relleno. Cero tareas. Y Solo tiene 5 materias, que son:1.
Aritmética de Negocios. Las operaciones básicas y uso de calculadoras financieras. 2.
Lectura. Empiezan leyendo una hoja diaria del libro que cada niño escoja y terminan leyendo un libro por semana. 3.
Civismo. Entendiendo éste, como el respeto total a las leyes, el valor civil, la ética, el respeto a las normas de convivencia, la tolerancia, el altruismo y el respeto a la ecología y medio ambiente. 4.
Computación. Office, internet, redes sociales y negocios on-line. 5. Idiomas. 4 o 5 Alfabetos, Culturas, Religiones, entre japonesa, latina, inglesa, alemana, china, árabe; acompañado con visitas socializadoras de intercambio a familias de cada
país durante el verano.
¿Cuál será la resultante de este programa?: Jóvenes que a los 18 años hablen 4 idiomas, conozcan 4 culturas, 4 alfabetos. Serán expertos en uso
de sus computadoras y celulares como herramientas de trabajo. Leerán 52 libros cada año. Respetarán la ley, la ecología y la convivencia. Manejarán la aritmética de negocios y finanzas al dedillo.
Sería muy interesante si los gobiernos de Latinoamérica pensaran implementar algo similar al Japón, desde luego que esa es una utopía, porque
estamos inmersos en las peleas políticas que tienen un mejor redito para los políticos.
Porque ellos miran como máximo hasta el borde de sus narices.
Miguel Aramayo
SCZ.25-02-2021
Compaginación de todo lo leído al respecto, como curiosidad y deseos de que nuestra gente mejore.