La nueva constitución
Somos muy pocos los humanos que viviremos tan magno acontecimiento (esto es chiste, no es verdad) Realmente hoy desperté muy triste, por muchas razones, por el gran frío que estamos sintiendo por estas latitudes. Pero la principal, es por el show que harán (en unos minutos más) de una constitución ¡inconstitucional!, ¡falsa!, ¡mentirosa! Y un sin número de calificativos, o apelativos, que pueden expresarse con relación a ese chiste, chiste que los del MAS, mejor dicho los “doce” que nos gobiernan, hoy aprobaran como si fuera su obra. Sabemos que eso vino impuesto de Venezuela, no gratis, sino comprada con chequecitos del Banco de la Unión.
El Vicepresidente, la anuncia como si fuera ¡lo máximo!, el “nom plus ultra” y tan sólo es algo que se lo impusieron de afuera, que tienen algo de su participación, mejor dicho participación de la ONG que él dirige, de la ONG que nos gobierna y que es financiada y alimentada como experimento de la izquierda europea, que dice basarse en reivindicación del indigenismo y que es sólo para burlarse de los indios, incluso del indio que es Presidente. Una constitución que tiene muy poca aceptación “racional”, la aceptación que tiene es impuesta, aprovechándose de esa pobre gente a la que le han hecho creer que ya no es analfabeta, pero que le faltan muchos años, alimentos, medicina y educación para poder desarrollar esos cerebros, siempre y cuando le incrementen las proteínas y azucares y le supriman alcaloides y mentiras.
Los pobres originarios, esas 36 etnias, que han desplazado a los mestizos, mestizos que son más del 80% de la población boliviana y que ahora están gobernados por indios, tan indios como el Vicepresidente y sus diez acompañantes, que también, de indios no tienen nada, salvo Choquehuanca, que más que originario es “original”, por sus estupideces y la gran capacidad de mentir a esos pobres indios a los que les pagan desde hace 184 años, para que los altoperuanos hagan con ellos cosas peores que las que hicieron los colonizadores del viejo mundo, esos colonizadores que ahora les regalan “ambulancias”, en vez de espejos y estampitas. Que les hacen creer a los indios, que es un “igual” a ellos quien los gobierna, tan sólo porque tienen una nariz que le molesta por dentro y por fuera y su color que también le molesta y lo acompleja. Todos sabemos que quien nos gobierna, vive en Venezuela, en la tierra del Libertador Simón Bolívar. Para recordar la historia transcribo algo que me enseñaron y está en los libros de historia: Caudillo de la independencia hispanoamericana (Caracas, Venezuela, 1783 – Santa Marta, Colombia, 1830). Nacido en una familia de origen vasco de la hidalguía criolla venezolana, Simón Bolívar se formó leyendo a los pensadores de la Ilustración (Locke, Rousseau, Voltaire, Montesquieu…) y viajando por Europa. En París tomó contacto con las ideas de la Revolución y conoció personalmente a Napoleón y Humboldt. Afiliado a la masonería e imbuido de las ideas liberales, ya en 1805 se juró en Roma que no descansaría hasta liberar a su país de la dominación española. Y, aunque carecía de formación militar, Simón Bolívar llegó a convertirse en el principal dirigente de la guerra por la independencia de las colonias hispanoamericanas; además, suministró al movimiento una base ideológica mediante sus propios escritos y discursos. Bolívar soñaba con formar una gran confederación que uniera a todas las antiguas colonias españolas de América, inspirada en el modelo de Estados Unidos. Por ello, no satisfecho con la liberación de Venezuela, cruzó los Andes y venció a las tropas realistas españolas en la batalla de Boyacá (1819), que dio la independencia al Virreinato de Nueva Granada (la actual Colombia). Reunió entonces un Congreso en Angostura (1819), que elaboró una Constitución para la nueva República de Colombia, que englobaba lo que hoy son Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá; el mismo Simón Bolívar fue elegido presidente de esta «Gran Colombia». Luego liberó la Audiencia Quito (actual Ecuador) en unión de Sucre, tras imponerse en la batalla de Pichincha (1822). En 1824 obtuvo la más decisiva de sus victorias en la batalla de Ayacucho, que determinó el fin de la presencia española en Perú y en toda Sudamérica. Los últimos focos realistas del Alto Perú fueron liquidados en 1825, creándose allí la República de Bolívar (actual Bolivia). Bolívar, presidente ya de Colombia (1819-30), lo fue también de Perú (1824-26) y de Bolivia (1825-26), implantando en estas dos últimas Repúblicas un modelo constitucional llamado «monocrático», con un presidente vitalicio y hereditario.
La constitución que “dizque” aprobaran eliminado la constitución que nos legó Bolívar y que fue modificándose en el transcurso del tiempo de nuestra vida republicana, república que también con la nueva constitución muere, pero sólo por un tiempo, porque esto, esto que nos sucede, no tendrá mucha duración. Hemos tirado por la borda una constitución que nos legó Bolívar y que fue una copia de lo que escribió Napoleón. Bolívar dictó en 1826 la primera constitución del país, y Sucre fue designado presidente constitucional hasta 1828. Sin embargo, los criollos sabían muy bien que tendrían el apoyo de las masas indígenas y de los mestizos, si añadían en su reivindicación la aspiración de éstos por la libertad, de donde resulta la confusión entre el movimiento por la libertad y el movimiento por la independencia. De esta forma los criollos decidieron utilizar los movimientos libertarios de los indígenas en favor de la independencia, y supieron empujarlos a combatir en sus filas contra los españoles, ganando muchas victorias gracias a ellos. Se apropiaron del gobierno, el manejo del territorio y el saqueo de sus recursos, mientras el latifundio y la servidumbre feudal se profundizaron en desmedro de los indígenas de la flamante “República Boliviana”, a pesar de su vital participación en el proceso revolucionario de la independencia.
Si leemos la historia de Bolivia con detenimiento y en sentido critico, en Bolivia desde sus albores, existió la mentira, la traición, el egoísmo; y sobre todo un aprovechamiento inhumano, de los indios y los movimientos indigenistas, usando su ignorancia, su ingenuidad y aprovechando su cultura y tradiciones ancestrales solo es necesario ver lo que pasó con los Olañeta, el que defendía al rey y su sobrino que lo traicionaba. Transcribo algo a lo que uno tiene acceso por Internet:
La Asamblea Constituyente de 1825 – Establecida la independencia, Sucre, el Gran Mariscal de Ayacucho, dictó el decreto de 9 de febrero de 1825 convocando a elecciones para el día 25 de marzo del mismo año. Se exigía como requisitos: 300 pesos para votar y 800 para ser elegido, o tener un empleo o ser profesor de alguna ciencia que le remunere. Una Asamblea General se reunió en Oruro el 19 de abril. Ahí el Mariscal de Sucre expuso su Plan Provisional de Gobierno, en ella se deliberaría sobre los destinos de las provincias, sobre el régimen provisorio del gobierno; y mientras la Asamblea no acordara lo pertinente, continuaría el Gobierno Militar del Ejército Libertador, el que respetaría las resoluciones de esta Asamblea. – La reunión se atrasó a mayo del mismo año y se trasladó a Chuquisaca (que pronto tomaría el nombre de Sucre). A pesar del deseo de Bolívar de evitar el fraccionamiento de las Repúblicas liberadas, la Asamblea Constituyente reunida el 10 de julio de 1825, con sus 48 representantes, que en su mayoría eran Doctores (abogados) de la Universidad Pontificia San Francisco Xavier de Chuquisaca y sin esperar más, decidieron la independencia de Bolivia en fecha 6 de agosto como un homenaje a la Batalla de Junín y se aprueba que el nombre de la nueva república sea el de Bolívar, en honor a aquella jornada. – Bolívar ante la habilidad, y cautivo de los elogios de la aristocracia criolla, aceptó la situación y se comprometió a elaborar una Constitución: “Recibiréis la Constitución más liberal del mundo”; así anuncia su compromiso de enviar su famosa “Constitución Bolivariana”. – El primer acto legislativo de la Asamblea consistió en la sanción de la Ley de 11 de agosto de 1825 en la que se dispone que la denominación del nuevo Estado sería en lo sucesivo República Bolívar (luego fue sustituida por la de República de Bolivia) y que la capital de la República se llamaría Sucre. Entonces se aprobaron las siguientes leyes provisionales: Leyes provisionales de 13 de agosto de 1825 y 19 de junio de 1826. Ley Constitucional de 13 de agosto de 1825, fue concebida con siete artículos, pero la Asamblea aprobó solo los tres primeros referidos a: – Forma de gobierno representativo, republicano. – Gobierno concentrado, general y uno para toda la República y sus Departamentos – Existencia de tres Poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, separados y divididos entre sí. – El Congreso Constituyente de la República, para fijar los límites de la potestad ejecutiva, sancionó la Ley sobre la organización provisional del poder ejecutivo, promulgado el 19 de junio de 1826. En sus 25 artículos, contiene disposiciones relativas a las atribuciones, potestad de mando sobre las fuerzas armadas, conducción de las relaciones internacionales y otros atributos.
Con lo expresado en el párrafo anterior, se demuestra que tenemos una segunda constitución, también dictada desde Venezuela, pero esta vez no por un gran hombre, sino por vulgar loco y promulgada “dizque” por indios.
Luis Alviña