La palabra escrita
Creo que la palabra corresponde al “soplo Divino” que infundio nuestro Creador a ese individuo forjado en barro, barro de la tierra, que con ese soplo fue convertido en hombre y con lo cual pudo comunicarse con sus semejantes y también enviar mensajes al Altísimo.
“La diferencia entre la palabra escrita y la oral radica inicialmente en un aspecto antropológico. Es la rivalidad entre la vista y el oído, dos de nuestros sentidos más importantes. Cuando vemos o leemos un texto, nuestros ojos observan selectivamente un texto donde aparecen un conjunto ordenado de signos. Puede recorrer las frases según su transición coherente y cohesionada de sentido (izquierda a derecha o de arriba a abajo según la cultura), detenerse en un renglón, avanzar fragmentos o devolverse a un párrafo en particular”.
Para mí la gran diferencia entre la palabra oral y la palabra escrita, es que la “oral” se la lleva el viento, no deja una constancia, mientras que la palabra escrita permanece por un periodo de tiempo que puede ser corto o largo. Lo que escribieron los profetas hace mucho tiempo atrás, pese a distorsiones, pérdidas o incrementos arbitrarios, permanece hasta nuestros días y es respetada por mucha gente. La palabra oral, que puede denominarse tradición, comunicada de persona a persona, en el transcurrir del tiempo puede sufrir grandes distorsiones y de eso se dieron cuenta los antiguos, por eso vieron la forma de dejarla gravada y de esa manera nació la escritura.
“Hace casi seis mil años (Edad de Bronce) aparece la escritura en Mesopotamia. Los sumerios desarrollaron un sistema de signos con soporte en tablillas de arcilla: la escritura cuneiforme”.
Desde ese momento la escritura fue perfeccionándose y el gran salto lo dio el invento de la imprenta por parte de Gutenberg, antes de eso el desarrollo de la escritura dependió de diferentes culturas y en el transcurrir del tiempo se fue perfeccionando de simples jeroglíficas a pinturas y eso se puede ver en las diferentes escrituras, chinas, egipcias, rusas, etc., etc.
Con los adelantos tecnológicos la comunicación escrita ha tenido un auge inusitado, algo que nunca se pensó que podría suceder, al extremo de que existen programas que convierten la palabra oral en palabra escrita. La tendencia es que todo quede grabado en escritura, pero desde luego ahora también existe la posibilidad de conservar por mucho tiempo la palabra oral, esto por los diferentes tipos de grabación de la voz, en diferentes medios, no solamente magnéticos, sino que ahora en métodos digitales.
Pese al auge tecnológico en las comunicaciones, todavía existen algunas distorsiones que pueden deberse a problemas semánticos, pero a mi criterio el mayor impedimento es la comprensión, porque algunos escuchan lo que quieren escuchar y son sordos a otras expresiones. Además de las distorsiones idiomáticas, las abreviaciones y las invenciones, para lo cual la gente se comunica en base a iconos en lugar de palabras, por eso el dicho: “Al buen entender, pocas palabras”. Porque también no debemos olvidarnos de la comunicación por señas, empleadas entre sordo mudos. O las comunicaciones en código “Q”, que es empleado por los radioaficionados y las comunicaciones en aviación.
Cuando digo la palabra, me recuerdo de Irving Wallace, escritor que escribió una novela titulada “La palabra”, el año 1972, adaptada como mini-serie de TV en 1978. De este autor también leí varias novelas, de las que me acuerdo “Siete Minutos”, “La isla de las tres sirenas” “El Hombre”, “Fan Club”, “El proyecto paloma”.
Miguel Aramayo
SCZ.06-10-2020 Cumpleaños de mi sobrina Cecilia.