La vida se puede resumir
Estando en Ámsterdam se puede sentir otro tipo de ciudad europea. Las bicicletas asustan por su cantidad y velocidad dan impresión de atropellar. Algo que también llama la atención es la cantidad
de librerías, se encuentran en lugares inimaginables.
Estando en el “Barrio Rojo”, se puede apreciar otra dimensión. Sus luces rojas, sus callejuelas angostas, lo raro de la gente con la que se puede cruzar. En las noches todo iluminado de rojo y
azul, la cantidad de mujeres de todos los tipos, jóvenes, no tan jóvenes y viejas, de buen físico, flacas y hasta obesas. Las luces y las vitrinas donde se exponen las hacen ver bonitas y apetecibles, ayudando a la imaginación a pensar en deleitarse con la
mercadería que se puede degustar al traspasar el dintel de la puerta de ingreso. Es tal el ambiente que, de solo transitar por ese barrio la adrenalina inunda el cuerpo y por consiguiente el erotismo supera la capacidad de resistirse.
Caminando por ese lugar, El joven que estaba de visita en Ámsterdam, le llamó la atención el letrero que ostentaba un pequeño cine, su atención se centró en los detalles del filme que se anunciaba.
Eran los sueños de un simple niño que se podían traducir en realidades en el transcurso del tiempo, que no solo dependían del empeño del soñador, mucho tenía que ver el entorno que lo rodeaba, el impulso familiar recibido y sobre toda la determinación de lo
que algunos llaman destino, suerte y apoyo. El visitante quedó sorprendido, con lo poquito que leyó sobre la película que se exponía y encontró una cierta similitud con su vida.
El joven visitante adquirió su boleto de entrada y una vez en su interior lo envolvió la oscuridad de la sala y el sonido de los altavoces. Todavía no había comenzado la película, poco a poco
fue adecuándose al ambiente y encontró la butaca en la que pensaba estaría cómodo para ver, era reclinable, aterciopelada y con espacio suficiente para poder estirar las piernas; la temperatura, humedad y ventilación eran adecuadas para poder tener una buena
concentración.
Al iniciar el espectáculo y mientras leía el reparto, se podían observar en la pantalla, algunos iconos de lo que sin lugar a duda mostrarían el crecimiento o el transcurrir del tiempo del soñador,
que relataría los acontecimientos que le tocaron vivir y que son la trama del espectáculo. Cada icono se mostraba como una suerte de reliquias, reliquias que el tiempo transcurrido conservó en un periodo de más o menos 14 lustros y seguramente a continuación
serian presentados como fotografías, que sin ser un montaje muy elaborado mostrarían los sucesos en el devenir del tiempo. El joven visitante que estaba de espectador estaba inmerso en lo que mostraba la pantalla, porque era muy parecido a lo que sucedió a
él en a lo largo de su existencia. Eso lo entusiasmaba y permitía que su mente divagará en su propia historia.
El personaje principal, era muy apegado a la religión desde muy pequeño y se lo ve asistiendo a la iglesia con el afán de poder ayudar a la misa, pero previamente tocar las campanas llamado a
ese acto. Eso lo hacía con tal dedicación, que se ve transportado al cielo en cada tono de las campanas y posteriormente sueña, sueña con tener en sus manos la campanilla pequeña. Su resonar anunciando diferentes etapas de la liturgia y esperaba poder sostener
la patena de oro debajo el mentón de las personas que comulgan.
Lo primero que muestra la trama es una medallita. Simboliza la indulgencia que el soñador compró con ofrendas a La Virgen Maria, durante un espacio de tiempo. Tiempo en que el soñador tenía la
seguridad de poder alcanzar la santidad, pero que en el devenir del tiempo y las circunstancias trazadas por el destino no pudieron ser alcanzadas. En ese periodo sus metas eran de formarse como sacerdote y poder ascender en el escalafón del clero, hasta llegar
a ser papa. Eso se truncó al iniciar el proceso y antes de haber cumplido los primeros sueños, los mismos que quedaron como simple ensoñación, que dejaron una huella profunda en su formación.
Lo próximo que se observa en la pantalla es un Rosario. Es regalo de un personaje llamado Angello Giuseppe Roncalli, que en ese momento era el papa Juan XXIII, quien bendijo en sus manos los Rosarios,
que tuvo la gentileza de enviarlos con la recomendación de ser entregado a los seminaristas, de una institución tutelada por los padres salesianos. Ese Rosario le sirvió al soñador para conservarlo disponible para orar a la Virgen Maria Auxiliadora, además
de recurrir a él usándolo en situaciones difíciles o para agradecer favores recibidos. Hasta este punto habían transcurrido al menos 3 lustros en la vida del soñador, todavía seguían en proceso de santificarse. Por circunstancias del destino o por lo propio
de su edad, sus objetivos no estaban del todo claros y tuvo un cambio substancial de sus deseos. Los anteriores objetivos ya no eran viables y todavía no había logrado establecer los nuevos. El soñador ya estaba fuera del seminario e influenciado por su vida
en Holanda, se esfumó la posibilidad de ser santo ya que su carácter y el ambiente que lo circundaba lo hacía más vulnerable al pecado, o lo que el catolicismo considera pecado, pero que en realidad son ansias o manía de amar.
Tuvo un periodo similar a la mitad de un lustro en que dio más importancia a cosas mundanas, pero refrenado por los recuerdos y las costumbres adquiridas en su próximo pasado, el mismo que no
abandonó del todo, pero del cual se alejó buscando otras metas, porque era caprichoso. La suerte es que su entorno también era de un grupo limpio de jóvenes y chicas, que al estar en colegios religiosos se mostraban más próximos a las enseñanzas recibidas,
que calaron profundamente en su personalidad. Su gran dificultad fue la relación con su progenitor, que lo obligó a emanciparse. Esa etapa de su vida, con algo más de tres lustros y medio fueron cruciales en su formación y le mostraron el camino que debía
seguir. Ya con tan poca edad era un hombre, o al menos se sentía así, quiso comportarse como tal. En esta parte de la cinta se ven algunas escenas, de sus primeros pasos como hombre que miraba a las mujeres de una forma diferente y sentía el impulso de la
concupiscencia, la lucha de sus principios religiosos con sus impulsos eróticos pecaminosos según sus principios, pero el nacimiento de sus deseos le produce una lucha, lucha que por suerte la toma con calma y le da gusto a su cuerpo alejando de su mente la
obsesión del pecado. Esta parte de la película está filmada como algo propio de Ámsterdam y por lo tanto transmite en el público lo que quiere ver, con escenas más o menos de alto contenido.
Siguiendo la trama, se presenta la foto de una moneda, que den realidad no es una, sino dos monedas pegadas entre sí, para que no puedan ser utilizadas como dinero de curso legal. En esta etapa
el soñador ya estaba muy cerca de cumplir el curto lustro de existencia, los objetivos que bullían en su cabeza eran más claros. El tiempo transcurrido desde que se independizo y emigró, formaron su carácter y pudo ver con mayor claridad y seriedad cual era
el futuro que le esperaba, teniendo una mejor visión del mundo y sobre todo conociendo cuál era su fortaleza. No le amedrentaban sus debilidades, porque estaba consciente de que dependía de él superar los obstáculos que pudiera tenderle el destino.
Fue a partir del cuarto lustro que sus sueños fueron cada vez a menor tiempo, de manera que se esforzaba por cumplirlos y allanaba el camino. Logró obtener conocimientos que le permitían demostrar
su capacidad, los mismos que podía certificarlos para avanzar en el camino. Su próximo afán fue el de lograr terminar los estudios, que le permitían elegir una carrera universitaria y en su cabeza comenzó a rondar una idea que le decía que debía saltar a un
lugar como Italia. Pero le surgió algo nuevo, su personalidad le ayudaba para poder vincularse fácilmente y atraer a su entorno, con lo cual consiguió mejorar en el aspecto laborar, que le permitió mejorar su economía y disponer de un remanente que le ofrecía
establecerse mejor con el sexo opuesto, que además le coqueteaba con mucha frecuencia y el soñador desperdiciaba las oportunidades, pero su objetivo era más alto y por lo tanto eso lo tomaba como algo pasajero, pero no lo dejaba pasar, considerándolo algo
fácil y no comprometedor.
La pantalla muestra varios objetos que se desprenden de lo que es el destino que le tocó seguir al soñador. La trama lo muestra como un personaje cariñoso y muy comprometido con sus relaciones
personales, pero todavía su mente y su corazón no habían sentido lo que puede hacer el bichito del amor. Las relaciones amorosas que había tenido hasta ese momento eran simplemente circunstanciales. También se le presentó la oportunidad de colaborar en un
tipo de trabajo, actividad que le permitió ver los difícil que era la vida para algunas personas y lo sitúo en una posición de experiencia que muy pocas personas pueden tener acceso, además como él era un individuo de sentimientos nobles y puros, supo manejar
esa situación laboral, que también le daba un estatus ante su círculo de amigos y compañeros de trabajo, los que lo superaban en algunos casos en más de 2 lustros de edad. En esa parte del filme se observan escenas propias de un cabaré en el Barrio Rojo, donde
el soñador es el administrador y controler del bar y los demás servicios que ofrece esa taberna.
El destino le permitió enamorar con una chica a la cual nadie se la presentó y que él no conocía. Sucedió en un fin de año que por azar entró a una fiesta donde no había sido invitado, pero conocía
a varios de los presentes y mientras estaba parado espectando a los que bailaban en una amplia habitación. Estando así observó una muchacha que lo miraba con insistencia y que mientras el correspondía la mirada vio que ella se aproximaba muy lentamente y cuando
la tuvo al frente ella le preguntó si quería bailar y el soñador aceptó, tomándola en sus brazos y sin mediar ni una sola palabra se besaron apasionadamente por un largo tiempo, como si hubiera sido mucho que se conocían.
Esa también fue una situación que lo marcó profundamente, porque supo sentir lo que podía producir el bichito que altera el funcionamiento hormonal, por suerte la muchacha no vivía donde radicaba
el soñador y sus visitas eran esporádicas, por muy corto plazo y para hacer algunos trámites en los que él la colaboraba. En ese mismo periodo de tiempo (simultáneamente) hubo una persona que lo superba en algo más de tres lustros, que le hizo ver lo que significaba
la intimidad de pareja, pero por la misma diferencia de edad, el soñador tomó esa relación muy a la ligera, aunque realmente lo satisfacía y lo hacía ver ante sus amigos como algo diferente, pero también él se sintió distinto a sus compañeros y comprobó que
habían cambiado sus pensamientos y que ya no tomaba esa relación como un pecado, sino como un logro.
La relación con la muchacha del beso era muy de vez en cuando y simplemente para besarse sin llegar a nada serio que lo comprometiera, pero ese contacto le permitió conocer a otra joven, lejos
de su residencia, que lo obligó a emigrar nuevamente, pero esta vez con bases más sólidas y objetivos más concretos. El amor caló muy fuerte en su corazón, haciendo que sus planes de emigrar a otro lugar de Europa desaparezcan y lo animaron a tomar el camino
sin regreso del matrimonio, porque eso si él lo veía con mucha seriedad.
Ya habían transcurrido casi dos horas desde que se inició la película y la trama se concentró en la vida matrimonial del soñador y los logros que alcanzó en un espacio de tiempo en el que se lo
muestra muy mayor, con hijos, nietos, nueras y toda la serie de parientes y personas que forman el entorno de cada familia.
Antes de concluir el espectáculo se lo observa al personaje principal curioseando dos fotos de su álbum, en una se ve una pareja en una playa, ella agarrándole el muslo de la pierna izquierda
y él apoyando su brazo sobre los hombros de ella. La otra foto con las mismas personas, pero a ella se la ve de blanco y a él de traje oscuro, ella con una sonrisa apoyando las manos en los hombros de él, él sentado con una expresión que da pena de solo verlo.
Después de esto termina la película y comienza la letanía de todo fin de película, tras lo cual el joven espectador se levanta y con paso calmo enfila a la salida de la sala, para quedar inmerso
nuevamente en el “Barrio Rojo” de Ámsterdam, pero esta vez recordando lo que fue su vida que tiene mucho de parecido con la película que acaba de ver. Por un lado, lo embarga la alegría de haber sido consecuente con los objetivos que se trazó desde muy temprano
y que considera haber cumplido y algo triste porque perdió el entusiasmo por el amor que siempre fue su impulsor en el logro de sus ambiciones.
Miguel Aramayo
SCZ 07-12-2021