Los siete pecados capitales, cero virtudes
La formación del hogar, del barrio, del colegio, de las asociaciones juveniles son las que perduran y forman la personalidad de las personas, desde luego que la literatura tienen su influencia, por ejemplo: “Urbanidad de Carreño” – Manual de urbanidad y buenas maneras para uso de la juventud de ambos sexos en el cual se encuentran las principales reglas de civilidad y etiqueta que deben observarse en las diversas situaciones sociales. La Biblia Católica, antiguo y nuevo testamente y sobre todo las “parábolas” de Jesús que son muy didácticas, porque son explicitas y enseñan con ejemplos prácticos, que hacen mucho más objetivo el mensaje. Otro libro interesante y con mucho contenido es “Martin Fierro” de José Hernandez. Todo esto debería ser leído por todo estudiante, porque en esos libros está lo básico para una buena y adecuada convivencia social, lo cual está faltando mucho a los bolivianos y a la humanidad en general.
La mayoría de las personas tienen conocimiento de la existencia de los pecados capitales y las virtudes que se contraponen a estos. Los Siete Pecados Capitales son una clasificación de los vicios mencionados en las primeras enseñanzas Cristianas católicas para educar e instruir a los seguidores sobre moralidad. La Iglesia católica romana divide los pecados en dos categorías principales: los «veniales«, aquellos que son relativamente menores y pueden ser perdonados a través de cualquier sacramento de la Iglesia; y los «mortales«, los cuales, al ser cometidos, destruyen la vida de gracia y crean la amenaza de condenación eterna a menos que sean absueltos mediante el sacramento de la confesión, o siendo perdonados después de una perfecta contrición por parte del penitente. Comenzando a principios del siglo XIV, la popularidad de los Siete Pecados Capitales como tema entre los artistas europeos de la época eventualmente ayudó a integrarlos en muchas áreas de la cultura y conciencia Cristiana a través del mundo.
Los Pecados Capitales son: 1– Soberbia, ante el deseo de alto honor y gloria. 2– Avaricia, ante el deseo de acaparar riquezas. 3 – Lujuria, ante el apetito sexual. 4 – Ira, ante un daño o dificultad. 5 – Gula, ante la comida y bebida. 6 – Envidia, resiente las cualidades, bienes o logros de otro porque reducen nuestra auto – estima. 7 – Pereza, del desgano por obrar en el trabajo o por responder a los bienes espirituales.
Las Virtudes son las que se contraponen para vencer los pecados: 1 – Humildad, reconocer que de nosotros mismos solo tenemos la nada y el pecado. 2 – Generosidad, dar con gusto de lo propio a los pobres y los que necesiten. 3 – Castidad, lograr el dominio de los apetitos sensuales. 4 – Paciencia, sufrir con paz y serenidad todas las adversidades. 5 – Templanza, moderación en el comer y en el beber. 6 – – Caridad, desear y hacer siempre el bien al prójimo. 7 – Diligencia, prontitud de ánimo para obrar el bien.
La gente que nos gobierna, se supone que no le lleva el apunte a la religión y para ellos es más importante la “religión cósmica”, la de los dioses ancestrales de los aimaras, pero en otras cosas usan a las deidades quechuas y se inclinan por el “amaquilla”, “amasua” y “amallulla” (no mientas, no robes, no seas flojo). Los que no somos originarios, recordamos que cuando iniciaron su mandato, entraron a gobernar ¡tan humildes…!, la vestimenta era muy simple, una chompita a rayas, un trajecito viejo sin corbata, una chamarrita al estilo “Elvis Presley”. Ahora se han ensoberbecido, les atacó la avaricia y la ira y en algunos de ellos se nota que le han dado gusto a la lujuria, a la gula y la pereza es algo que los está caracterizando en sus funciones gubernamentales, además es notorio el crecimiento de la envidia, que se acentúa por el complejo de inferioridad que los domina. Todos han mejorado su vestimenta, ahora la mayoría usa corbata y tienen muchos trajes, los que no usan trajes han mejorados sus chamarritas y algunos hasta se ponen saquitos de lana con tejidos muy elaborados y colores algo raros, como el rosa alto y acompañan su vestimenta con manillitas coquetas.
Han cambiado la forma de hablar y su presencia es más arrogante, ya perdieron la humildad “original” y ahora les caracteriza la prepotencia, cada día que pasa se parecen mucho más a presidentes anteriores que casi hablaban en inglés, ya conocen mucho de economía, de literatura, de política y falta muy poco en que citen los autores de las obras nombradas en sus alocuciones
Cuando más grande y poderosa una persona, generalmente muestra su humildad, como un agradecimiento por los dones recibidos, pero los necios se ufanan de sus éxitos y como menciona el dicho popular, “más alto subiendo, más fuerte cayendo”. “Los sabios buscan la sabiduría, los necios creen haberla encontrado” – Napoleón Bonaparte.
Miguel Aramayo
SCZ. 10-09-08