Los sueños
Creo que los sueños son algo que atraen a los hombres desde hace mucho tiempo, prácticamente desde el inicio de la humanidad, me supongo que Adán y Eva soñaban. El mundo de los sueños; un mundo misterioso y fascinante donde las reglas de la realidad no aplican. Y son muchos quienes pretendieron encontrar la clave para descubrir e interpretar el significado de los sueños. Desde la antigüedad los sueños han sido considerados una forma de contacto con la divinidad y la mejor forma de vaticinar eventos futuros. Los sueños nos traen cada noche universos insólitos, personajes misteriosos, visiones infernales o angelicales, episodios maravillosos que no podríamos vivir despiertos, pero además hay sueños que nos atormentan, que no quisiéramos soñarlos, pero la mente no tiene piedad con nosotros y nos recuerda cosas ingratas.
Soñar es abrir una puerta de la mente. Todas las esperanzas, ambiciones, deseos, miedos, fantasmas, amigos, tiempos buenos y malos residen allí, son parte de la mente primitiva y constituyen una vía de acceso a realidades que están más allá del alcance de la lógica, han sido objeto de estudio a través de los siglos y forman una parte importante del psicoanálisis moderno. Los sueños son de uno y para uno, nadie puede pensar por ora persona y cada sueño se acopla a una realidad y corresponde a las experiencias del soñador que hace uno el cuerpo, mente, y espíritu del individuo que sueña. Son la expresión de lo que algunas veces no quisiéramos pensar, porque representan la realidad y dicen la pura verdad y por eso mismo nuestra mente quisiera que se borren de nuestra memoria, de nuestra realidad, pero no se puede hacer un “delate”, ni lógico, ni abstracto, permanecerán en nuestro subconsciente y aflorarán a nuestra conciencia e incluso a nuestra realidad y se presentarán como “sueños”.
Creo que los sueños proporcionan la capacidad de conocerse a uno mismo y explorar nuestra propia personalidad, nos permiten conocernos un poco más. Son la manera en que nuestro subconsciente encuentra nuestros problemas estructurales, de nuestra realidad, nuestras debilidades, nuestros traumas, lo que en la realidad nos agrada o nos lastima. El analizar los sueños por lo general es pretender aplicar una pseudociencia. Los psicoanalistas como Freud (Sigmund) y Jung (Carl Gustav) han ayudado a miles de personas normales y sanas, en muchos casos a perturbados mentales graves. He leído que sus hallazgos pueden ser aplicados de una forma sencilla a la propia experiencia de cada uno. Al igual que los médicos pueden tratar enfermedades físicas graves y enseñar al mundo en general las reglas básicas de la higiene personal o del hogar, también los psicólogos han enseñado a personas bien equilibradas, cómo pueden conocerse a sí mismas y llevar una vida más feliz. Es importante que las personas sean “personas bien equilibradas”, porque de lo contrario puede ser un desastre, por otro lado, el psicoanalista elegido debe ser un profesional capacitado y experimentado.
Quienes mejor podrían interpretar los sueños, son los mismos soñadores, porque ellos pueden determinar por qué su cerebro construye esos sueños. A mi entender es el soñador el que podría encontrar el real sentido de los sueños, con mucho mayor facilidad. Cuando los sueños se convierten en temas repetitivos, con alguna frecuencia y el tema varia muy poco, entre un sueño y otro, creo que podrían llegar a convertirse en obsesiones dañinas.
Es tan interesante el tema de los sueños, que en la antigüedad eran objeto de interpretación por parte de personal confiable y calificado, pero lo que me tocó ver es por parte de charlatanes que se aprovechan de las circunstancias y de las personas. Uno sabe qué soñó, generalmente, y también puede concluir en por qué fue ese sueño y en ese caso borrar (olvidar, desechar) ese sueño, lo cual es fácil, a mi criterio, porque sólo es un sueño una visión y no una premonición.
Miguel Aramayo.
SCZ.23-03-2019 El sueño del mar que nunca será, porque así lo quisimos.