Mi espíritu y yo
Algunas veces estoy sensible, romántico, triste, pero no me preocupo, porque ¡es una manera de estar…! Y uno debe dejar que nuestro espíritu se exprese de la manera que quiere, porque otras veces estoy, eufórico, despreocupado, alegre y
esa es otra manera de expresión de mi espíritu. En algún momento también podré estar irritable, rabioso, iracundo, y eso también es otra forma de estar y es la que menos me gusta, pero no queda más remedio que estar así, porque mi espíritu tiene la libertad
de estar como él quiere estar y yo debo resignarme y no alterar eso, salvo en el tercer estado, porque ese estado es malo, es perverso y no compatible con mi forma de ser.
Pienso que no es bueno ir en contra de los estados de ánimo, a no ser que sean repetitivos y constantes, salvo cuando estás alegre, pero inclusive en esos casos si solo estás de esa manera, da para preocuparse, porque la vida no es en vaso
de leche, ni para los monjes tibetanos. Cambia el clima, cambia la dirección del viento, cambia la luna, que también tiene una influencia sobre el estado de ánimo de las personas, lo cual es comprobable. Por lo tanto, es necesario que nuestro espíritu pase
por todos los estados en el transcurso del mes. De esa manera mostrará que es un espíritu saludable.
El estado de animo de las personas que nos rodean y de alguna manera tienen contacto con nosotros, también puede ser cambiante y por lo tanto es recomendable que sepamos soportar a la gente de nuestro entorno y esperar que ellos también
sepan convivir con nosotros y nuestros cambios de humor. El soportarnos mutuamente, es algo similar a la autodeterminación de los pueblos, cada individuo es un universo y cada universo tiene su órbita y como las órbitas individuales están comandadas por el
Altísimo, debemos rogar que Él controle adecuadamente esas orbitas, para que no se produzcan coaliciones.
El espíritu tiene gran influencia sobre nuestro cuerpo y si dejamos que el uno impere sobre el otro se pueden producir desarreglos en ambos, si uno está triste y no ingiere alimentos, el cuerpo se deteriora y puede ser el resultado de problemas
mayores, un cuerpo mal alimentado es más propenso a estar acompañado de un espíritu deprimido. También es peligroso que por la alegría del espíritu el cuerpo consuma más alimentos y eso también podría ocasionar desordenes en el físico y producir secuelas.
Me imagino que el yoga es una técnica para compatibilidad el cuerpo con el espíritu, pero debe ser bien llevado y con un adecuado asesoramiento, porque de lo contrario podría suceder lo que generalmente sucede con la auto medicación para
cuidar los males corporales. Pienso que la oración y la meditación, no exigen exageradamente el cuerpo ni tampoco el espíritu, desde luego que no te conviertas en un fanático religioso, que en ese caso también producirás daños en tu cuerpo y en tu espíritu.
Le lectura también es un buen antídoto para normalizar deficiencias del espíritu, sin dañar el cuerpo. Desde luego que las exageraciones no son buenas, incluso hay un refrán que dice: “Ni tan cerca que queme el Santo, ni tan lejos que
no lo alumbre”, esto con referencia a prender una vela, pero por similitud a cualquier exageración a favor o en contra.
Miguel Aramayo
SCZ.18-01-2019