Mi rinconcito
Cuando niño tenía un rinconcito en mi dormitorio, donde soñaba organizando lo que sería mi futuro. Ahora rememoró esos tiempos y recuerdo que desde ese rinconcito programé mi vida con meticulosidad y puedo decir con relativa certeza que lo que soy y lo que hice para lograrlo, son una calca de esos ensueños.
En la casa de mis abuelos paternos poseía un rinconcito en el jardín, donde meditaba y me aproximaba a Dios y donde también desafiaba al diablo y me imponía eliminar el miedo a la oscuridad y a los malos espíritus, pero nunca se me aparecieron ni los malos ni los buenos. Y sólo tuve la compañía de mi amigo imaginario “El Ser Chiquito”, que ése nunca me falló hasta el día de hoy. Siempre está conmigo cuando lo necesito para pedirle consejos o contarle mis problemas; con sus recomendaciones disperso todo lo malo y atraigo todo lo buenos que me da vueltas en la cabeza.
En mi trabajo también tengo un rinconcito donde cumplo mis obligaciones laborales. Rinconcito en el que tengo todo lo que necesito para desempeñar adecuadamente mis labores y los compromisos empresariales, rinconcito donde me nacieron todas las ideas para desarrollarme profesionalmente, pero que también en algún momento me sirvió para pensar en mis temas personales, pero siempre en relación de lo que son mis obligaciones laborales, sociales y muchas veces familiares.
En este momento estoy en mi rinconcito favorito, en el rinconcito que poseo mi casa. Es el lugar donde desahogo en letras lo que se acumula en mi cerebro, es el rinconcito desde donde imagino viajes por todo el mundo, viajes que realizo solo o acompañado, con lo cual creo ficciones románticas y algunas veces subidas de tono. También es el rinconcito donde doy rienda suelta a mis sentimientos y como soy un el receptor de todas esas historias, algunas veces las comunico a Chiquito y con él vemos la trama de lo que voy a escribir,
En este momento mi mente divaga en ese rinconcito, donde además de todas las comodidades para explotar mi mente, mi intelecto, tengo un equipo de musica que me permite apreciar la belleza del arte y dependiendo de mi estado de ánimo puedo escuchar a Mozart, que es mi preferido, pero también puedo seleccionar boleros, tangos, musica brasilera o musica del caribe. Con todo eso, el rinconcito de mi casa se convierte el lugar propicio donde puedo explotar mi soledad, donde puedo soñar, donde puedo crear ficción y recordar la realidad, para mimetizarla con mis sueños y mis ensueños.
En ese rinconcito también tengo mi biblioteca y desde ese rinconcito puedo mostrar la gran cantidad de lectura fácil que he absorbido en estos últimos años, sin mencionar la cantidad de años, ni la cantidad de libros. Ese rinconcito me permite leer y al mismo tiempo de estar solitario puedo soñar y estar acompañado de mis tesoros emocionales, los que todavía permanecen en esto que algunos llaman “valle de lágrimas” y que para mí no es más que la antesala de lo que será nuestra morada definitiva, para la cual debemos prepararnos en forma permanente. En ese mismo rinconcito me visitan los seres queridos que nos antecedieron, parientes y amigos y vuelven a mi mente bellos momentos.
Miguel Aramayo
SCZ.01-09-2019