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No me creerán este relato

3 Sep

No me creerán este relato

Estuve conversando con la persona que por algún tiempo estuvo “Trabajando en temas religiosos”, y conocía muchos lugares en Roma y el Vaticano, además de tener acceso al palacio de Castel Gandolfo sin que nadie se entere de sus visitas. Castel Gandolfo, a 24 kilómetros de Roma por Via Apia Nuova; es el lugar donde se encuentra recluido el papa Benedicto XVI. Y lo que me contó Miki, lo relato a continuación:

 

–Hola Miki, sé que usted estuvo viviendo y haciendo un trabajo en Roma y que trabajó con Karol Wojtyla y seguramente lo conoció al papa Benedicto XVI (Joseph Aloisius Ratzinger), que ahora está muy viejito, fue quien sucedió a Juan Pablo II y que en 2013 renunció y desde ese entonces vive en ese castillo, convertido en papa emérito.

 

–Efectivamente –respondió Miki– Los conocí a ambos, con el primero trabajé antes de que fuera papa y al segundo lo conocí y muchas veces lo saludé cuando era cardenal, porque el también participo del “Concilio Ecuménico II”. Más de una vez nos tocó estar próximos y siempre lo saludé con mucho respeto, porque era un hombre que impresionaba por su sencillez, pese a su intelectualidad, incluso habla 10 idiomas. –Hace muy poco, en uno de mis viajes a Europa fui a visitarlo, pero de una manera muy particular, no le pedí permiso a nadie y nadie se enteró de mi visita. Ahora lo hago participe de esa hazaña, porque lo que charlamos fue muy interesante:

 

–Buenas tardes papa Benedicto, lo vengo a saludar sin que nadie me hubiera autorizado, ese fue el saludo de Miki, Mientras el papa emérito estaba en su estudio tocando el piano, porque es un gran pianista y seguidor de Mozart.

 

–Hola muchacho, aunque ya no sos el muchacho que conocí cuando estabas de seminarista, pero has cambiado muy poco de fisonomía, lo que si ahora tu cabello es blanco. –que haces por aquí y sin una autorización.

 

–Vengo solamente a saludarlo, porque guardo muy bellos recuerdos de cuando transitaba por estos parajes y uno no se olvida de los amigos, que se convierten en personas muy importantes. –Me alegro de verlo y notar que pese a los años (92) muestra un aspecto saludable.

 

–Los años se muestran en el físico de las personas, respondió el papa emérito. –Pero no existe una correlación entre lo que muestra el físico con lo que conserva la mente. Según mi intelecto, cuando paso junto a un espejo o algún objeto refleja mi físico, me pongo a pensar cuando estaba en el ejército hitleriano y teníamos que trabajar sin descanso para protegernos de quienes nos atacaban, hasta que deserté del ejército alemán, para después caer prisionero de los atacantes aliados.

 

–El tiempo pasa inexorablemente y con ese transitar va agotando el cuerpo hasta que llegue el momento de extinguirlo, pero en ese transcurso la que sufre y nos atormenta es la inteligencia, porque nos damos cuenta del deterioro físico, que si nos dejamos también puede arrastrar el deterioro intelectual, por eso procuro leer, tocar piano y de vez en cuando practicar mis idiomas hablando con alguien.

 

–Me alegro que hubieras tenido la picardía de escabullirte para saludarme, me has dado un poco de juventud al recordar los tiempos del concilio cuando trabajabas con Karol y nos veíamos en los pasillos de la curia, donde yo también tenía una oficina. 

 

–Te bendigo y ahora te recomiendo que vuelvas por donde viniste, para que no tengas problemas, te deseo lo mejor y espero verte en alguna otra oportunidad, aunque me tienen extremadamente vigilado.

 

Miguel Aramayo

SCZ.16-08-2019