Nostalgias… Desde mi triste soledad
Es domingo, el tiempo está nublado, está chilcheando y yo estoy tiste, estoy escuchando tangos, rememorando los tiempos, los tiempos cuando no estábamos peleando entre hermanos, pero no estoy dispuesto a rebajarme, a pedirle a llorarle. Estoy con bronca, pero no con esa bronca de malebo. No quiero emborrachar mi corazón, NO, quiero estar conciente de lo que nos pasa, para no sentir su risa loca. Yo no quiero rebajar, ni pedirle, ni llorarle, ni decirle que no puedo más vivir en esta incertidumbre y no me resignaré a ver caer las rosas muertas de nuestra juventud, de la juventud de nuestros hijos y el futuro de nuestros nietos. Estamos viviendo una noche triste y sin estrellas, pero tengo la esperanza, la esperanza y la seguridad que con la valentía y el honor no dejaremos que nos arrastren a esa vorágine del izquierdismo, izquierdismo idealizado por unos locos ególatras y maniáticos con diferentes tipos de taras y defectos antinaturales.
Algunas veces me pongo a analizar, analizar el porqué estamos en esta situación. Fueron y son los políticos los que nos llevaron a este desastre, desastre que supo aprovechar una corriente que moldeo a un individuo para que sea el verdugo, el ejecutor del tormento que estamos viviendo. Este afán de analizar me ha llevado a tomar la lectura con avidez, pero no sólo para perder de vista lo que nos está pasando, al contrario para poder usar lo que está escrito para captar el porque de este infortunio y, por lo tanto recurro a la historia, recurro a las noticias de otras partes del mundo, recurro a la opinión de gente inteligente y que sabe de política (no es incongruencia) no son políticos, son gente que está en mi misma situación, pero también la música me sirve para ver lo que nos pasó y el porque de nuestras diferencias.
Estoy convencido que el destino, mejor dicho los políticos, los políticos aprovechándose de la gente común, como siempre lo hacen, han logrado formar una Bolivia que desde tiempos inmemoriales fueron dos, ¡si…!, dos Bolivias, una que antes de que lleguen los españoles era el incario, el collasuyo y otra las tierras de Moxos, Los llanos orientales, en la colonia una pertenecía al Virreinato de Lima, la otra al Virreinato de la Plata, con su Real Audiencia de Charcas, en la independencia una era Alto Perú, la otra siguió siendo Moxos, ahora es el occidente el territorio propicio para el indigenismo de la gente que nos odia y la otra porción “La Media Luna”, que queremos vivir en paz, trabajar, conservar nuestras costumbres, nuestra cultura.
El oriente es diferente al occidente no solo en clima y topografía, étnicamente diferentes, también es diferente en cultura, en idiomas, tenemos sentimientos diferentes, tenemos dioses diferentes, tenemos metas diferentes, somos el vinagre y el aceite, somos collas y cambas, somos dos bolivias, somos antropológicamente diferentes. Dos bolivias que sin pedir el permiso del oriente los políticos de la época de la independencia influidos por unos Héroes (y ejércitos venezolanos) venezolanos la constituyeron como una sola, y ahora por orden de otro venezolano (que quiere un Vietnam), que de héroe no tienen nada, quieren volvernos nuevamente una sola, pero no como una mezcla natural, no, lo que quieren hacer es lo que los quechuas hicieron con los aimaras, quieren esclavizarnos, quieren cambiar nuestra cultura como Manco Kapac y Mama Ocllo, hicieron con los aymaras, a quienes cambiaron de religión, de costumbres de dioses y los usaron de esclavos en sus ayllus y les inventaron la mita y muchos otros métodos, eso hace más de los quinientos años que les quedan de recuerdo y odio a nuestros gobernantes.
Nosotros, somos diferentes y por eso al escuchar unos tangos y sentir la nostalgia que nos dejan días nublados y grises como éste es que veo que el occidente, mejor dicho un grupo de locos que no exceden de los cincuenta y que están bien pagados y que disponen de mucha plata que les da el loco, loco venezolano que se cree heredero de Bolívar y dueño de vidas y haciendas, porque se está gastando la plata del pobre pueblo, de un pueblo hermano, de un pueblo que ya fue subyugado por ese loco, por ese simple militar imnubilado y lleno de complejos que a su vez se dejó absorber por un viejito, viejito que sigue haciendo maldades en los últimos días que le quedan de vida, vida que usó para engañara a sus hermanos y al mundo y, maltratar a un pueblo por más de cincuenta años y que les dio, educación salud y deportes, pero que les quitó, desayuno almuerzo y cena, además de las ganas de vivir, por lo menos de vivir en la misma isla, isla bella que destruyó y que les dejó como único deseo, el deseo de salir a Miami, para compartir con sus hermanos los pesares y males que brinda el maldito capitalismo.
Miguel Aramayo
SCZ. 05-10-2008