info@miguelaramayo.com

Qué es el sexo

1 May

Qué es el sexo

Esto que escribo, no lo hago para compartir con todos, lo hago para ver si logro capturar lo que entiendo por sexo, tampoco es un acto morboso, ni quiero expresar como muchos la habilidad intrínseca que pueda tener uno para practicarlo, es más, pienso que el sexo, el sexo como tal es intrascendente, es efímero, es nada más que una simple expresión animal.

 

Para que el sexo tenga valor debe existir amor, pero incluso en estas circunstancia debe tener otros aditamentos, no es la simple química del te quiero, del te quiero que nace en un momento de pasión, pasión a la cual te lleva el cariño hacia tu pareja.

 

El sexo tampoco debe ser pensado, premeditado, preparado con anticipación, como si se tratara de un certamen, un espectáculo, un examen, un concurso, en el que uno deberá poner todo su empeño en busca de una recompensa, en busca de un premio. En busca de un resultado.

 

Yo entiendo que el sexo, es un algo, que vine de un no se donde, que produce un que se yo, y que cuando se va se lleva un poco de nosotros al más allá. Es algo que te deja una marca indeleble en el alma, en la conciencia, en el espíritu.

 

Procuraré explicar con palabras algo que creo muy difícil de poder hacer, porque el color que tiene el sexo no está en la composición de colores que presenta el arco iris, o que se refleja en el prisma que capturando la luz la descompone. No, es algo más intenso, algo más luminoso, pero a la vez más tenue, es un color que se puede distinguir en la tremenda oscuridad y también puede ser percibido en el extremo de la luminosidad, esa luminosidad que ciega tus sentidos, que te encandila. No, el color que tiene el sexo no lastima, no molesta, no impresiona, no daña, es un bello, bellísimo color inmaterial.

 

Tratar de captar la fragancia que produce el sexo, lo que lo envuelve, también es algo inaudito, no es un perfume que maree, no es fragancia que canse, no es un olor que moleste, no es un perfume común, es algo que exalta tus sentidos, pero sin retirarte de la realidad, es un aroma perfecto que usando tu olfato se posiciona en tu cerebro, exalta tu conciencia y te eleva a lo infinito.

 

El sabor que tiene el sexo, es aún más complicado de expresarlo y que la explicación que corresponde al color, o la explicación del perfume. Las papilas no se llegan a satisfacer y la sensación que sientes no te produce salivación, en exceso, o en defecto. No es astringente, ni tampoco es relajante, no es acido, ni dulce, no es caliente, ni tibio, ni frío, no es un sabor persistente o fugas, es un sabor que puedo catalogarse como divino, que se alimenta del fluido de los besos que te transportan hasta ese nivel, nivel no de inconciencia, ni de realidad, un gusto tan particular que podría alimentar la eternidad.

 

Mi tacto, mi sensibilidad, son los más afectados con el sexo, me siento como electrificado, pero no es una mención de fiebre o un temblor de frío, no, es un vibrar de toda mi piel, de todo mi ser, no es sólo la dermis, o la epidermis que se quedan en un suspenso divino, es como sentir que tu cuerpo se separa del alma, pero que la piel se queda pegada al espíritu, sostenida por el alma y envuelta en una tibieza que es mayor cuanto es mayor el roce con la otra parte del sexo, del sexo de tu pareja que te lleva a esa excitación, a ese elixir.

 

El sexo es música, música que hace vibrar los cuerpos, mi cuerpo y tu cuerpo, todos nuestros sentidos, es música que tiene color, es música que tiene una fragancia que te transporta al infinito, y que te produce un sabor, sabor que te da goce, goce que te alimenta, música que hace vibrar cada una de las células de tu cuerpo, cada una de las partículas de tu alma, de tu espíritu.

 

Pero el sexo, no es uno, el sexo son dos, dos que se funden en uno. Dos, dos que perciben con la vista los mismos colores, dos que con el olfato sienten los mismos olores, dos que con el paladar aprecian los mismos sabores, dos que con sus oídos se subliman con las mismas melodías, dos que con el tacto alcanzan las mismas ondas, ondas que hacen vibrar las dos almas al unísono, por el mismo tiempo, tiempo que se aproxima a la eternidad y a la inmaterialidad.

 

Todo eso que expreso y que he logrado ponerlo en palabras, es lo que a mi entender se llama sexo, que a su ves es amor, pero no amor de palabras, amor de sentimientos, sentimientos que son sexo.

 

Miguel Aramayo

SCZ. 01-05-2009