¡Que farra!
Este es un cuento que se desarrolla en varias escenas y múltiples escenarios, pero que los personajes son todos conocidos por nosotros, aunque dos de ellos solamente se incorporan a la escena en este cuento.
Uno de los personajes, pese a no ser humano, es muy conocido y aceptado por todos nosotros, tienen la facilidad de ser simplemente un dibujo o convertirse en un ser animado, se viste como quiere, porque puede estar desnudo, sin parecerlo, o estar con malla y polera o vestido de smoking, puede estar en cualquier lugar, y tiene la particularidad de pasar por cualquier rendija o introducirse por cualquier orificio, su nombre, si no me equivoco, es “Fido Dido”.
El otro personaje nuevo, es uno que tienen aspecto totalmente humano, viste de colán y calzón, calza botas con espuelas y en el cinto tienen a un lado un facón y al otro on rebenque, la camisa no tiene la solapa del cuello, pero en su reemplazo está un pañuelo anudado a un lado, para rematar usa un sombreo al estilo gaucho, creo que se llama “El Duende Manso del Vino”, que es algo largo de decir pero muy simpático.
El tercer personaje es totalmente humano, de cabello castaño peinado con cotivi a la izquierda, de nariz respingada, con ojos muy expresivos y de un color azul celeste muy intenso, se viste de camisa de manga corta, de pantalón largo y calza mocasines, su nombre es “Ser Chiquito”.
El cuento se inicia en forma simultanea en tres lugares, Estados Unidos (USA), Pepe se embarca en California y se da cuenta de que Fido Dido lo acompaña en el viaje con American Airlines, cuando llega al aeropuerto de Miami y ve que en su pasaporte está pintado ese personaje, pero que inmediatamente cambia de ubicación y no vuelve a saber de él, pero él sigue viaje con Pepe hasta Bolivia.
El Duende del Vino es el único que en este cuento no viaja, el desde el principio hasta el fin permanece en La Plata (Argentina) y se desplaza únicamente en la imaginación del creador del cuento, pero aparentemente lo acompañó a Héctor en su último viaje por Bolivia, porque hicieron amistad con el Ser Chiquito.
El tercer personaje principal es el Ser Chiquito, que mientras Miguel está adormecido en su asiento de clase turística de Iberia, por el cansancio de tanto caminar por el aeropuerto de Guarulhos, y de tanto hacer filas sin tener donde sentarse y aguantando el aburrimiento de su querido nieto Carlos Andrés, siente en ese descanso, que algo le transita entre el cuello y la oreja, pese a que en ésta está instalado un audífono, por el cual escucha música de una colección del Reader Digest, ¡increíble! es su amigo el Ser Chiquito, que le habla muy bajito y le dice: “Querido amigo, te estoy acompañando al Viejo Continente, no quiero perderme esa nueva experiencia y quiero ver si puedo reconocer a nuestros ancestros, no te incomodaré y procuraré distraerte solamente en momento muy oportunos”
En la Madrugada del 1 de enero de 2006, mientras que en Bolivia son las cero horas y algunos minutos, en Argentina son la una y unos minutos y en España está amaneciendo o mejor dicho iniciándose la mañana del primer día del año, son unos minutos pasados de las seis de la mañana. Siento un alboroto en la cocina del departamento de Mauricio, caminando de puntillas llego a la puerta y distingo a esos tres personajes tomado vino en bombilla compartiéndolo de un mismo plato, porque eso es lo que hicieron, pusieron el vino en el plato y cada uno con su bombilla chupaban vino del mismo, tenían una borrachera tan linda que no se dieron cuenta que yo los observaba y escuchaba su conversación:
El Duende Manso del Vino había pasado la noche vieja con Héctor Di Benedetto y su familia, él que preparó una carnecita a la parrilla y la roció con buen champagne y buenos vinos tintos, Fido Dido, había pasado esa misma noche en La Paz con Pepe y su familia, también saboreando vino pero solamente Campos de Solana y el Ser Chiquito que oficiaba de anfitrión, que a su vez era el más chupado de todos, había tomado vino de la Rioja, todos estaban muy alegres y no cantaban villancicos, cantaban algo como boleros y tangos, algunas veces de uno en uno y otras en trío, no con muy buena voz, pero si con mucha entonación. Algunas veces se los escuchaba brindando entre sollozos (¡salud amigos!), pero siempre hablando cosas agradables comentado de sus respectivos amigos y alabando cada uno su charque.
Me agradó mucho verlos y oírlos porque después de eso estoy convencido que vivimos en un mundo chiquito, que es redondo y da vueltas, y que pese a estar distantes si medimos en kilómetros; el amor, el cariño y la amistad nos acerca tanto, que sin estar conectados a Internet, o a un celular, estamos todos unidos; eso también podría llamarse ¡globalización!, pero en nuestro caso se da por la comunicación telepática que se produce por las fuertes hondas de cariño que nos entrelazan.
Para mi fue un amanecer muy lindo y preferí retirarme y dejarlos que terminen la farra en confianza y sin la intervención de alguien que no había sido invitado a la fiesta, pero que participaba de ella por la comunicación que había entre los dos amigos y el hermano de uno de ellos. Creo que fue una forma muy bonita de comenzar el año y estoy seguro que a los tres les ira muy bien.
Y colorín colorado este cuento ha terminado.
Miguel Aramayo.
Madrid, España 1-01-06