Santa Cruz, ¿Por qué estamos así?
Me gusta mucho más observar, que opinar. Opinar también lo puedo hacer cuando tengo relativa seguridad de lo que diré o cuando mis sentimientos no me permiten soportar lo que debo expresar. Hubiera querido poder tener la capacidad de estudiar la historia de este pueblo con mayor profundidad, pero con lo poquito que sé y el casi medio siglo que vivo bajo su cielo, creo que me permiten expresar mis sentimientos.
Así como los brasileros pueden decir de “Rio de Janeiro”, que es lo más bello que pudo hacer Dios, de la misma manera, para mí, es Santa Cruz, no sólo su cielo es el más puro de América, sus bosques están llenos de frutos que quizás solo se den en esta parte del mundo y en ningún otro lugar, como es el caso del achachairú, pero también está el ocoró, el guabirá, el bis, el motojobobo, y no nombraré más frutos, pero eso es lo que más abunda en esta fértil naturaleza.
Sus bosques también albergan las flores más lindas, las orquídeas que sintetizan la belleza, o flores como la del pachío del monte que quizás no tenga parangón más que con las orquídeas. Ese monte, esa selva, también alberga toda clase de pájaros que con su canto pretenden alagar a Dios y a los habitantes de estas tierras del llano. Lo que brindan no son sólo trinos como los del tordo, el matico, el tiluchi, también son sus plumajes su señorío como el de los tucanes, las parabas, las pavitas, las perdices, los patos, incluso los putirices, que anuncian su migración en invierno, o los suchas con su altivo vuelo y su oscuro color de carroñeros o el bello mirar de los sumurucucus.
Impresionan los árboles que mostrando su grandiosidad, su orgullo, al mismo tiempo expresan su humildad y amor con magníficos colores, como el ceibo, el tajibo, el gallito el Jacarandá y sus maderas que muestran la riqueza y finura que la naturaleza (Dios) brindó a sus habitantes, como es el caso de la picana, guayacán, tajibo, roble, hichi turiqui, almendrillo y muchas otras maderas que con su dureza, colorido y aroma adornan y ayudan al hombre.
Si escudriñamos los rios nos encontraremos con peces de mil colores, tamaños y sabores, bufeos que muestra su amor por el hombre, zurubíes, pacus, palometas, bagres, pirañas, anguilas, lagartos y cuanto bicho acuático embellecen y enriquecen sus aguas no solo en beneficio de la naturaleza sino en beneficio del hombre como sano alimento.
Los hombres y mujeres del lugar, no solo los originarios, guaraníes, tembetas, sirionos, chiquitanos, sino también los españoles originarios que vinieron desde Paraguay y se aquerenciaron en este lugar y cuyo objetivo primario fue “El Dorado”, “El Paitití”, pero que después de un tiempo lo que quisieron fue convivir con la naturaleza, con el amor, con las flores, con los animales, vivir en familia con respeto, con labor.
El camba, el ¡camba, camba!, y el ¡camba pueblero!, encontraron que era muy poco lo que los diferenciaba y como máximo, los unos mostraba respeto por los otros y los otros el mismo sentimiento de retribución. Ambos sabían que había que trabajar, unos más que otros, pero que esta vida no era solo trabajo, era también diversión, era amor. Es por eso que el hombre de estos rincones tiene como algo muy importante la fiesta (el buri), la música, el amor, el carnaval, el trago (culipi, jumechi, chica fuerte), pero también sabe que para poder vivir feliz se debe trabajar, para gastar mucho y ahorrar poco, porque también ve la vida de una manera diferente, sin olvidar a Dios y teniendo siempre presente a la “Mamita de Cotoca”.
El tiempo en estas tierras corrió sin mucha prisa desde la llegada de los españoles, hasta que sus descendientes decidieron separarse de la corona y formar su propia identidad y vino la independencia, pero Santa Cruz ya era independiente intrínsecamente, no tenía ningún rastro de semejanza con el saldo del occidente, su forma de hablar era totalmente diferente, no solo por sus expresiones, como jumbacá, pelao, huacha, acopaibao, tiluchi, güero, tababé, taculiqui, culiparao, siuto, etc., etc. Su pronunciación y entonación también eran de un español diferente, aquí se utiliza el vos (voj), el usted (usté) y muy difícilmente el tu, pero la gente habla con más respeto, diferenciando tanto por la posición social, como por la edad del interlocutor. El respeto es algo muy notorio en las familias, en los amigos, en el trabajo. El camba es respetuoso, no es hipócrita, no es mezquino, no es sumiso, es orgulloso, voluntarioso, pero no servil.
El camba es solidario, se apega muy rápido al dolor de los demás, pero no como una simple expresión de dolor, sino de una total y absoluta solidaridad y en esta demostración se borran por completo las diferencias sociales, el color de la piel es simplemente una diferencia de tono y no de valor de las personas, las personas son valoradas por el respeto que se ganaron y no por su tener económico o intelectual y todos, el ¡camba, camba!, y el ¡camba alzao!, ambos valen lo mismo, la grandiosidad de las personas no se mide por la cantidad de dinero o poder que alguien pueda tener en un momento determinado, porque para ser un ¡camba e mierda! sólo hace falta eso.
Como el trabajo, el ahorro, el respeto, la honradez, el cumplir con los compromisos, dan sus frutos, este pueblo fue creciendo, no sólo porque es rico, ¡rico de por sí!, sino porque la riqueza es algo que se acumula, se adiciona, crece y perdura. Este pueblo ha crecido hasta que ha mostrado a los políticos que se puede convertir en un botín para los ideales mezquinos principalmente de los políticos y donde está la fábrica de políticos es el occidente, ¡el centro!, La Paz, esa gente se está queriendo aprovechar de esa riqueza. Pienso que no debemos caer en esa tentación, debemos dejarlos a los políticos que hagan lo que tan bien saben hacer, que es ¡no hacer nada!, y beneficiarse de los demás. Nosotros debemos seguir trabajando, amando, farreando, porque eso nos da más frutos y nos hace mas nobles, más ricos y como sabemos de la existencia y las mañas de los políticos lo que tenemos que hacer es trabajar más y con más ahínco para que nos queden los fondos para comprarlos y darles la satisfacción que pretende, que no son ideales, sino beneficios.
Sigamos como somos, sigamos limpios, sigamos puros, Dios, la familia, la amistad, nuestros semejantes son lo que nos debe interesar y eso nos hará progresar y arrastrar a los demás.
Miguel Aramayo.
SCZ. 23-10-2008