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Segundo encuentro

23 Jul

Segundo encuentro

Ya había concluido con las obligaciones laborales y me encontraba manejando rumbo a mi casa cuando vi al ser chiquito que salió de mi reloj muy bien vestido haciendo equilibrio y malabares para mantenerse quieto en el volante de mi Chevrolet, muy sonriente me dijo: No vayas a tu casa tengo mucho que conversar con vos, estuve rememorado nuestras largas conversaciones de las épocas de tu infancia que me gustaría estar a solas contigo en un lugar no muy lejano de donde estamos en este momento en términos físicos pero totalmente apartado de este mundo en términos de conciencia, cambia de rumbo y toma la doble vía a la guardia y enfilé como si estuvieras retornando al occidente. Le hice caso pero previamente tomé el celular y me comuniqué con Chica, esperé un largo rato que en la tranquilidad del paseo no pude controlar el espacio transcurrido desde el primer timbre hasta que escuché su vos: Hola Miguel, ¿dónde estás?, estoy saliendo de la oficina con rumbo a una reunión, puede ser que eso se prolongue un tiempo por lo tanto no me esperes a cenar.

 

A velocidad prudente, pese a que la carretera estaba despejada y la luna era tan clara que se podían distinguir hasta las flores en los árboles y los últimos pajaritos retornando a su morada me desplazaba sin rumbo preciso y sin ninguna prisa, el Ser Chiquito dejó el volante y por mi brazo subió hasta mi hombro y se acomodó muy cerca de mi oreja, la música que estaba escuchando correspondía a  Ray Coniff, eran melodías que estuvieron de moda a fines de los cincuenta y el primer lustro de los sesenta y eran en su mayoría boleros y baladas, que en algunos casos recordaba la letra y por lo tanto a dúo con el Ser Chiquito nos pusimos a cantar, cuando no sabíamos la letra  simplemente tarareábamos al ritmo de los acorde que sonaban muy bonitos y armoniosos.  En un punto del camino donde comienzan las primeras ondulaciones del Amboró y no hay señales de civilización, el Ser Chiquito me susurra al oído: quedémonos aquí, abre los vidrios y respira profundo, que agradable olor mezcla de fragancia de flores que se asemejan a jazmines o madre selva, pero también se percibe que la brisa trae el olor típico de un corral, todo este ambiente, la brisa algo fresca por lo escampado del lugar y la hora, además que hacia muy poco que había llovido profusamente.

 

Acomodé el asiento recostándolo un poco hacia atrás y separándolo del panel para poder estirarme, al Ser Chiquito le pedí que se acomodará en mi mano y apoyé mi brazo con el codo hacia fuera en el marco de la puerta con el vidrio abierto y acomodé la palma de mi mano para que el Ser Chiquito tome la postura que le resulte mejor para poder conversar sin perder de vista nuestras miradas, se notaba que el brillo de la luna se reflejaba en sus ojos que eran de un azul intenso que transmitía paz. Para iniciar la charla que pintaba que seria larga le pregunté, ¿necesito saber tu nombre para no pensar en ti como el Ser Chiquito o el Duende, él largo una carcajada sonora, cristalina y con un sonido a sinceridad total, después de un momento me dijo: puedes llamarme Ser Chiquito, porque en realidad tengo un nombre muy complicado, incluso tengo un pariente que lo llaman Torpecidillo, todos en esa familia se llaman así, incluso los parientes que tengo en la Argentina los llaman de esa manera, y hace resaltar la “elle” como el sonido boliviano.

 

Después de esa presentación ambos quisimos iniciar la charla al unísono y a continuación pronunciamos sendas disculpas, también en forma simultanea, nos reímos al mismo tiempo y como en coro dijimos tú primero, luego yo me quedé calladito para mostrar mayor urbanidad y entonces el Ser Chiquito me dijo: tú debes ser primero porque te ve ansioso por comenzar esta conversación pero te sugiero que nos comuniquemos telepáticamente, de esa manera la transferencia de información será mas veloz, después de todo de lo que hablaremos es algo que dominamos ambos y el único objeto es rememorar nombres, fechas, lugar y acontecimientos para que puedas plasmarlos en un escrito que podría convertirse a la larga en un libro pero cuyo único fin es dejar constancia de lo que vivimos y como lo vivimos; puedes comenzar.

 

Me pareció muy interesante la modalidad de comunicación por telepatía, pero en realidad solo conocía muy superficialmente este tipo de comunicación y tenia algunas experiencias que me sucedieron en una época de mi vida, pero en realidad mi conocimiento ni siquiera era teórico por lo tanto le pedí que me explicará como seria nuestra comunicación usando ese método, es muy simple solamente necesitas fijar tus ojos en los míos y dejar que fluyan tus pensamientos, en algunos momentos podremos sentir interrupciones pero si estamos adecuadamente concentrados la corrección de interferencias será automático, es algo parecido a lo que sucede con una memoria RAM de alta capacidad, después de todo su funcionamiento es el que dio origen a este elemento.

 

Establecido el método de comunicación lo que hacia falta para que la conversación telepática sea útil era establecer el tema que desde luego debía tener una secuencia que podría estar en directa relación con la cronología de los acontecimientos sobre los que íbamos a conversar que en algunos casos saldrían de lo que estaba almacenado en mi memoria y en otros necesitaría que el Ser Chiquito recurra a su memoria o la ayuda de su sabiduría, porque aunque parezca mentira era extremadamente sabio pese a su sencillez y eso era lo que me daba ánimos y hacia sentirme cómodo de estar con él.

 

Comenzó contando que durante un tiempo estuvo en el Perú y conoció a unas personas muy interesantes, la mujer era una gordita, bajita y de características muy señoriales porque descendía de gente culta y con un cierto nivel económico, su padre era un boticario que además de hacer ungüentos para mejorar la salud, hacia otro tipo de cosas útiles con lociones para después de afeitarse y betún para lustrar los zapatos y otro sin fin de cosas de uso doméstico que se requerían con cierta frecuencia, ella le heredo muchas de sus formulas e incluso un mortero donde deshacía algunos productos que se requerían para las mezclas que producía, así como el bálsamo del Perú o el precipitad rojo o el precipitado blanco que algunas veces debían ser triturados para incorporarse a las cremas que se fabricaban con unto sin sal (manteca de cerdo). Esa señora que tenia una piel muy blanca y unos ojos de un azul celeste que cuando la miraba y ella estaba con la mirada fija era como mirar al inmenso cielo, un buen día se enamoró de un hombre unos cuantos años menor que ella que también pertenecía a una familia de su misma jerarquía, pero al contrario de ser hijo de emigrantes como era ella, el era de larga tradición de Arequipa y sus ancestros eran descendientes directos de los españoles que llegaron para la conquista pero que afincados en el Perú no cambiaron su lugar de residencia de Arequipa, pero también poseía bienes en Lima en un lugar denominado Palos Blancos en San Vicente de Cañete, próximo al puerto del Callao, se unieron en matrimonio y ella se integró a él que por ese entonces comerciaba entre Perú y Argentina porque alguno de sus hermanos radicaba en Buenos Aires.

 

El se llamaba Manuel Muñoz, de este último apellido el ser Chiquito no tenia seguridad, la señora se llamaba Eloisa Alviña Alvarado, del segundo apellido no se recordaba pero pensaba preguntar a sus parientes para completar esta información en una próxima charla lo mismo que confirmar el segundo apellido del marido. Esta pareja viajaban con relativa frecuencia entre Perú y Argentina para lo cual utilizaba a Bolivia como paso porque los viajes en esa época eran muy largos y se requería pasar por lugares poblados para descansar de la travesía. Cuando hacían estos viajes ya tenían una hija que se llamaba Mercedes Muñoz Alviña, lo que no nos quedaba claro era si ésta pareja había tenido más hijos porque en esa época (albores de 1900) la gente tenia siempre algo mas de cuatro hijos, pudo ser que en un terremoto que hubo en el Perú hubieran desaparecido los otros hijos, pero este era un hecho que no venia al caso y por lo tanto no le pusimos mayor interés.

 

Continuando el Ser Chiquito me dice que me comentará de otra familia que se incubaba por la misma época en la ciudad de La Paz, también esta pareja tenía una parte de origen del Perú, porque en La Paz de ese momento existía mucha influencia de esa gente, después de todo habían sido una sola cosa durante mucho tiempo; es después del 1925 que la relación se enfría, esa otra pareja Está formada por un señor que se llamaba Avelino Aramayo del Río y  la Sra. Clementina Campos, el segundo apellido tampoco recordaba y en el caso del marido tampoco tenia le certeza de que fuera ese su segundo apellido, esta pareja al contrario de la anterior tuvo varios hijos Emmanuel, José, Carlos y Elvira.

 

En este punto el Ser Chiquito se interrumpe y me dice: Miguel ya he transferido una buena cantidad de información que debes procesar cuando estés solo, ahora me gustaría que practicando la telepatía seas vos el que me transmita tus recuerdos y para hacer un ejercicio haremos algo que creo que es muy interesante, supondremos que haremos un vuelo en una nave algo similar a un helicóptero, pero que tiene particularidades diferentes, podrá hacer vuelos a gran velocidad como si se tratará de un caza supersónico pero al mismo tiempo podrá pararse como una libélula y lo mas interesante es que será tan pequeñito que pasará inadvertido ante las personas, vos lo comandaras, a lo que yo le digo: tengo miedo hasta volar en un avión normal que será muy difícil hacer lo que quieres, y él me responde, no, este es un aparato que se comanda con tu sensibilidad, no necesita de ningún tipo de control y tampoco tienen instrumentos, funciona comandado por tus emociones, puede descender a niveles insospechados y solamente seleccionados por vos, ¿yo viajaré solo?, no de ninguna manera tu serás el comandante de la nave pero yo viajaré contigo pero no en calidad de copiloto o pasajero, seré quien tome nota de tus observaciones, las corregiré cuando correspondan y después de concluido el viaje te daré la grabación de lo que hubieras observado.

 

Lo acordado fue algo muy interesante e inmediatamente nos pusimos a trabajar sobre el plan de vuelos porque en minutos mas dispondríamos de la nave e iniciaríamos el viaje, nos miramos fijamente y sentí que mi cuerpo se reducía al extremo de que cada vez estaba mas cerca de tener el mismo tamaño del Ser Chiquito, el momento que los dos éramos del mismo tamaño, y ambos estábamos posados en el asiento del Chevrolet, y en lugar de ver un aparato de aviación vi que el auto también se reducía de tamaño a gran velocidad al extremo que pensé que podríamos morir aplastados, al mismo tiempo noté algunos cambios en su estructura, el equipo de música se conservo pero en lugar de los instrumentos que tienen el auto, como el velocímetro el tacómetro, el control de temperatura del motor y el control del tanque de combustible todo eso se convertía en una pantalla de televisión que no solo aparentaba ser un radar sino que en el extremo izquierdo parecía el visor de una filmadora digital, cuanto se completó la compensación de tamaño de la nave y nosotros, no savia apreciar si era yo el que me había achicado el mi compañero de hazañas había crecido.

 

Miguel ya estamos listos y este vuelo nos transportará a una parte de la ciudad de La Paz, eso sucederá en un instante imperceptible por lo tanto una vez que estemos en lugar que elegimos en nuestro plan de vuelo que lo tengo perfectamente memorizado tú comandarás la nave y me iras relatando lo que ves con el máximo de detalle y si recuerdas los nombres de los lugares, los edificios, los nombres de sus propietarios, los dices en voz alta, la filmadora ira captando todo el recorrido y una grabadora digital conservará tu conversación, yo te ayudaré a recordar las cosas que te estas olvidando de mirar y que son importantes para el relato que después deberás transcribir de tus memorias. El ser chiquito se persigno y me hizo señas para que yo también haga lo mismo, además vi que cerro los ojos como si estuviera rezando y yo hice lo mismo y lo primero que vino a mi memoria fue el Niño de Praga y la oración que dice: “Vendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan grandiosa Belleza, a ti Celestial Princesa Virgen Sagrada María yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón, no me dejes Madre mía hasta mi ultima agonía échame tu bendición”, ni bien concluí con esta oración que además la rece a toda velocidad, vi que estábamos en la esquina de la Mariscal Santa Cruz y por un  lado la esquina de la Loayza que sube a La Salle y en cuyas esquinas a un lado está el edificio de la Bolivian Power al lado del Diario y en la otra esquina una propiedad del Sr. Chichi Siles y un poco mas arriba casi al frente del Diario pasando la Droguería Galdo el Banco Boliviano americano, los edificios de ambas veredas  los podía reconocer, pero impulse la nave hacia la vereda donde comienza la calle Colombia y distinguí el pasaje de un negocio que se llama “Bueno Bonito y Barato” y a continuación el cine Bolívar de propiedad del Sr. Manuel Guerra al igual que la casa de la esquina que a medida que subía la Colombia la casa se acercaba mas a la altura del piso porque en la misma esquina tiene tres o cuatro piso, al frente un edificio viejo con una librería en la esquina y un poco mas hacia arriba una confitería cuya especialidad eran las pucacapas.

 

Detuve un poco la velocidad de la nave para apreciar la pendiente que tenia la calle que pienso sin ser muy experto que debe tener una inclinación de mas o menos 25 grados de inclinación y seguía esa misma pendiente hasta la calle Méjico, en esa cuadro distingo un lugar donde venden discos y otro donde venden café molido, todo esto antes de llegar a la esquina opuesta a la casa del Sr. Guerra y que si no me equivoco es de propiedad de los Peñaranda o de Nardín, pero que en un tiempo vivió Mamico. En la esquina opuesta antes de cruzar la calle Méjico veo una casa vieja con el revoque descascarado que deja percibir los adobes. Al frente creo que en la vereda derecha comienza el cuartel de la Policía que llega casi hasta la otra esquina y que en media calle tiene un portón de lata al cual se deben subir unas cuantas gradas medio en diagonal porque ellas conservan el nivel y diferencian el declive de la pendiente que en esta segunda cuadra se suaviza.

 

Toda esa descripción la voy haciendo a gran velocidad y de vez en cuando veo los ojos del Ser Chiquito, quien con gestos de la boca, la nariz y los ojos me va dando su aprobación, llegamos a la plaza de San Pedro, en cuya esquina de la Colombia está la iglesia del mismo nombre y en la esquina transversal entre  Héroes de Acre y Nicolasa Costa está el Panóptico que es una cárcel con mucha historia. En este punto el Ser Chiquito me hace una seña para que me calle y al obedecerle también para la nave en la esquina de los Palazuelo donde vendían helados de canela y le pregunto quieres un helado o prefieres una masita de la otra esquina donde tienen una panadería las Hoidel. Él me responde que ninguna de las dos cosas porque estamos de paso y podríamos hacer eso pero que ese no es el objeto del experimento, me pide que me apuré en mi detalle y que de ahí en adelante nombre solamente los edificios de mayor importancia hasta llegar al lugar que era la casa donde vivía la madre de mi abuelo Carlos. Pasamos muy rápido la cuadra de la plaza y la de la iglesia y subimos por la misma calle que en esas dos cuadras eran casi planas a la otra que era un poco mas pendiente pero casi nada, por la calle que pasamos estaba una panadería muy importante que hacia unas galletitas merengadas únicas lo mismo que el pan francés, era la Figliosi, luego pasamos por la fabrica de Coca cola que era de propiedad de la familia Vásquez y por fin llegamos ala casa de la Bisabuela Clementina, al llegar por este lugar disminuyo la velocidad de la nave y además de tomar las fotos normales aprovecho de otra tecnología que tienen la nave que permite visualizar el interior de los edificios, esto con la finalidad de posteriormente poder describir esa casa en su interior.

 

Ya me siento muy cómodo  en la nave y realmente soy un experto en controlar mis sentimientos que es con lo cual doy las ordenes de vuelo, ascenso, descenso y partida, en ese momento levantamos un vuelo rasante y elevándonos un poco de altura divisamos a muy corto espacio la calle Landaeta y el comienzo o fin de la Abdón Saavedra, enfilo hasta la Chaco y me detengo bruscamente en la casa del abuelo Carlos, hago lo mismo que hice en la anterior casa, pero en esta utilizo adicionalmente otro método, ya tenia la visión externa e interna, pero la nave cuenta con un regulador de tiempo por lo tanto diviso esa casa en tres épocas diferentes, primero en la década de los 40 mediados y fines, los 50 a sus inicios, los 60 en sus inicios y actualmente 2004, esto con la finalidad de hacer algunos relatos posteriores y mas que todo para poder evocar la evolución que pude percibir en ese espacio que es donde crecí, me forme me ilusioné y fue donde conocí por primera vez al Ser Chiquito, el cual al ver esto también se puso nostálgico y cuando me miró con su merada azul eléctrica distinguí lagrimas que estaban por aflorar igual que en mis ojos.

 

El ser chiquito me tocó el hombro y me dijo: Miguel creo que por ahora hemos avanzado mucho en nuestras pruebas de comunicación telepática creo que podemos retornar para posteriormente iniciar otra travesía igual después de que yo te pueda contar de otra gente que también debe tener ingerencia en esta historia, nuevamente nos persignamos y como si fuéramos un as de luz recorrimos el espacio físico que había entre ese punto en la ciudad de La Paz a 3690 metros sobre el nivel del mar y los 490 donde estábamos asía un instante en Santa Cruz, no percibí el tiempo en que iniciamos la descompresión por parte mía y de mi auto que nuevamente toma su forma tradicional  lo mismo que mi tamaño normal, mientras que mi amigo permaneció igual, inalterable diminuto y siempre tan simpático. Me dijo: Miguel ha transcurrido setenta y cinco minutos desde este nuestro encuentro pero creo que el desgaste mental que hemos tenido es digno de ser tomado en cuenta y dejar para otra sesión lo que nos resta por hacer, le agradecí a lo cual el respondió, estoy para servirte y lo que hacemos también es una satisfacción para mi, con lo cual nuevamente desapareció, pero quedé con la duda de si se ocultó en el tablero del auto o dentro de mi reloj, ahora no sentí el cosquilleo en mi piel, pero como es tan veloz no te deja tiempo de recapacitar.

 

Retorné a mi casa y nuevamente a la rutina, mi mujer no había llegado de su turno pero en mi casa estaba uno de mis nietos al que comencé a contarle lo que me acababa de suceder con mi amigo el –Ser Chiquito, el quedó fascinado hasta que se durmió y a mi me sucedió lo mismo.

 

 

 

Al padre de mi abuela Juana Martínez Villegas se llamaba Casiano Martínez y su esposa apellidaba Villegas