Siento mi corazón a flor de piel
Algunas veces como en este momento siento mi corazón a flor de piel y dejo mi mente volar por la inmensidad de mis sueños y sin necesidad de darme cuerda, mi espíritu acompaña a mi alma y no necesito más compañía para estar cerca de mis seres queridos, parientes y amigos, los que todavía están con nosotros y los que se adelantaron en el camino y ahora están en la eternidad. Me acuerdo de ellos, me recuerdo de los momentos felices que compartí con ellos y veo que mucho de lo que tengo, mucho de lo que soy, se los debo a ellos, porque todos dejaron algo en mi personalidad, los que se fueron y los que están conmigo.
En ese divagar por el espacio sideral, sin ningún control de tiempo ni espacio, la música que siempre me acompaña, la que escucho y la que llevo adentro de mí ser, me guían por caminos, caminos muchas veces conocidos y otros no explorados o desconocidos. Las fotos que siempre tengo a mi frente, fotos de mis parientes más cercanos también son una ayuda para recorrer los espacios y acortar las distancias, algunas veces me quedo contemplando esas imágenes y me pongo a pensar sobre una pieza musical interpretada por Ray Conniff, “Los recuerdos están hechos de esto”, me convenzo que ese ritmo tienen mucho de mi y expresa mi estado de animo actual.
Cuando miro las fotos de mis nietas, se me viene a la mente una canción muy antigua, quizá de la época de mi madre, que dice: “Los aretes que le faltan a la luna, los tengo guardados para hacerte un collar, los hallé una mañana en la bruma, cuando caminaba junto al inmenso mar. Privilegio que agradezco al cielo, porque ningún poeta los pudo encontrar, yo los he guardado en un cofre dorado, como mi única fortuna y te los voy a dar. Los aretes que le faltan a la luna los tengo guardados en el fondo del mar”. Eso pienso y quisiera que algún día se pudiera hacer realidad mi deseo de hacer a cada una de mis nietas, con esos aretes, los collares para cada una de ellas.
Las imágenes que presenta el portarretratos, son imágenes vivas que me permiten apreciar con detenimiento cada uno de los rasgos, cada uno de los ademanes, cada una de las sonrisas y gestos que dejan ver lo lindas que son, ¡lo linda que son mis nietas!, (La mayor, Maria Laura –Lali–. La del medio, Maria Lucia –Mantequillita de Izozo– y la menor, Fabiana –Fabi, Hormiguita Colorada) y las veo no como imágenes, sino como mis nietas queridas, en este inmenso universo, que cuando estoy así lo domino y lo manejo a mi antojo. Y no estoy loco, solo que estoy feliz y si quieren comprobar la realidad vean que mi corazón está a flor de piel y que los collares que haré a mis nietas corresponden a los aretes que perdió la luna y los tengo guardados en cofre dorado en el fondo del mar.
Miguel Aramayo
SCZ. 29-05-2008