¿Tenemos los pies en la Tierra?
Los científicos y específicamente los astrónomos, constantemente están descubriendo planetas templados, similares y cercanos a la Tierra, algunos tan cercanos que los podemos tocar con sólo estirar la mano, simplemente a tres años luz, pero algunos otros ligeramente un poco más lejanos, a once años luz del sistema solar. Esto según información del Observatorio Europeo Austral (ESO).
El planeta, que ha sido llamado Ross 128 b, es el más cercano descubierto que orbita en torno a una estrella enana roja inactiva, lo que puede aumentar las probabilidades de que reúna las condiciones para albergar vida, según se desprende del estudio publicado en la revista «Astronomy & Astrophysics». Ese descubrimiento lo hicieron utilizado un programa que se denomina “el cazador de planetas HARPS (siglas de High Accuracy Radial velocity Planet Searcher), que es un programa buscador de alta precisión por velocidad radial (ESO, instalado en el Observatorio La Silla de Chile).
Aunque esas proximidades hallan que ese planeta descubierto, se convierta en el «vecino estelar más cercano, en tan sólo 79.000 años, un parpadeo en términos cósmicos», para cualquier humano neófito en la materia, se presta a risa, aunque para los astrónomos es algo alcanzable. Lo que permite sacar la siguiente conclusión: Así como hay planetas hay humanos, y así como esos planetas están próximos a nosotros, para algunos humanos, como yo, esos son sueños para plasmarlos en tiras cómicas y alguna descabellada novela de ficción.
Pienso que todos los humanos deberíamos poner los pies sobre la Tierra y pensar que debemos hacer para poder seguir utilizando la Tierra como nuestra morada, porque al paso que vamos, será muy necesario que tengamos que recurrir a los astrónomos para ver si no pillan algo más próximo, que podamos utilizar como una posible nueva vivienda, o algo donde podamos descargar toda la basura que estamos generando y de donde podamos traer oxígeno y agua, principalmente.
Estamos creciendo a tal velocidad que el problema más grande, que yo veo, es la súper o sobre población, junto con la inconciencia, que cada vez caracteriza a los humanos, porque cada día que pasa somos más intolerantes, menos humildes, menos colaboradores y cada vez más devoradores. Somos individualistas, sólo pensamos en nosotros y todo lo queremos para nosotros, la indolencia es una característica cada vez más extendida en los humanos y cada vez nos alejamos de la naturaleza, queremos tener lo mejor, en tecnología, en físico (cuerpos bonitos, sin pelos, con mucho perfume, que haga resaltar nuestros músculos, en los hombres y los senos y los glúteos en las mujeres).
Estamos perdiendo la vista, ya no miramos más allá de nuestras narices y lo que le pueda suceder a nuestros seres queridos, a quienes ya los podemos reemplazar, nos interesa muy poco, cada uno debe ver por su felicidad y el estar prendidos a una pantalla es lo máximo que ambicionamos, incluso ahora hay inventos que te permiten reflejar el celular en los lentes que, al mismo tiempo de protegerte del sol, te permiten no ver más allá. El parabrisas de tu auto te refleja el panel de control y por lo tanto sólo debes mirar al frente para saber que sucede en tu entorno. Ver de cotiojo, ya no existe, es algo anticuado, lo mismo que un guiño o un respingo, todo eso está reemplazado por iconos, caritas felices, tristes, que mandan besos, que muestran sonrisas, lagrimas o te regañan.
Las parejas cada vez practican menos el amor, al extremo que está disminuyendo la población, y en vez de esos besos apasionados y esos estrujones que tanto nos satisfacían a los de nuestra generación (viejos de la cuarta edad), cuando se escondía la luna y se alejaban nuestros controles, ahora se reemplazaron por pantallas y teclados… ¡Una pena!… Deberíamos poner los pies en la Tierra.
Miguel Aramayo
SCZ.15-11-2015 Conmemorando 54 años de bachillerato (Promoción 1963 La Salle)