Un grupo de muchachas
Estaba paseando en Lima, muy próximo a la Alameda y el viejo puente y me pareció ver un grupo de peladas que muy alegras transcurrían por el mismo lugar y se me vino a la cabeza un vals de “Chabuca Grande”, que dice así: Déjame que te cuente, limeño / Déjame que te diga la gloria / Del ensueño que evoca la memoria / Del viejo puente, del río y la alameda / Déjame que te cuente, limeño / Ahora que aún perfuma el recuerdo / Ahora que aún mece en su sueño / El viejo puente el río y la alameda / Jazmines en el pelo y rosas en la cara / Airosa caminaba la flor de la canela / Derramaba lisura y a su paso dejaba / Aroma de mixtura que en el pecho llevaba / Del puente a la alameda / Menudo pie la lleva / Por la vereda que se estremece / Al ritmo de su cadera / Recogía la risa de la brisa del río / Y al viento la lanzaba del puente a la alameda / Déjame que te cuente, limeño ay! / Deja que te diga moreno mi pensamiento / A ver si así despiertas del sueño / Del sueño que entretiene, moreno / Tus sentimientos …
Era un grupo de colegialas del colegio “Santa Ana” de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, iban todas de blanco. Daba la impresión que era su viaje de bachillerato y que compartían los recuerdos. Recuerdos que se conservan por la amistad que se cultiva durante esos años de juventud. No me equivoqué eran ellas y estaban muy alegres, como si se hubieran chuñado de clases y hubieran escapado de las exigencias de las monjas.
Que agradable es ver un grupo así que, pese a los años transcurridos, todavía conservan la memoria y la lozanía del tiempo que estuvieron en las aulas del colegio. Es envidiable ver el entusiasmo que ponen en su paseo y las muestras de compañerismo que se profesan entre ellas. Si da la impresión, al verlas de blanco, que todavía visten los mandilito con la moña en la espalda y los calcetines blancos, además del escudo cosido en el bolsillo de la pechera.
Me alejo, de donde están ellas caminando por la veredita alegre, con luz de luna y de sol y me alegro de verlas con sus lados de arrebol y geranios en flor, sonriendo como si fueran claveles y rosas, por el aspecto del rubor de sus mejillas en flor. En ese grupo me da la impresión de reconocer a todas ellas, pero solo me animo a nombrar a Chichi, Chica, Anita y Pimpi, que es la que más ríe, pero todas ellas arman un gran alboroto sobre el viejo puente del rio, junto a la alameda y el paseo colon.
Miguel Aramayo.
SCZ.11-02-2020