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Un quinteto de cuerdas

19 May

Un quinteto de cuerdas

Me siento extraño al escuchar instrumentos como: el violín, el chelo y el bajo, todos ellos exaltan mis sentidos, pero el violín me llega al alma. Los acordes que pueden extraerse de esas cuatro cuerdas, son excepcionales y hay muchos que dicen que su sonido imita la voz de una mujer, seguramente eso pensaba Stradivarius cuando fabricó ese instrumento musical. Quizá tengan razón con la similitud de voz y es por este motivo que altera mis sentidos. Después de Vivaldi, con “Las cuatro estaciones”, es con los tangos que mejor suena ese instrumento, aunque también le da su toque sentimental a la musica folclórica del chaco.

 

En este momento estoy disfrutando de un “Quinteto argentino de cuerdas”, interpretando tangos de Gardel y otros que cultivan ese género musical, con títulos como los que detallo a continuación: Sus ojos se cerraron, Cuesta abajo, Golondrinas, Rubias de New York, Cuando tú no estás, Soledad, Melodías de arrabal, Amores de estudiante, El día que me quieras y algunos otros más.

 

De todos los tangos que escuchaba, recordaba la letra y al oírlos en silencio, cantarlos mentalmente. Mi corazón se arruga y mis ojos se humedecen, pero mi alma queda feliz e incluso me da la impresión que bailo. En mi ensoñación no distingo quién es mi pareja, pero puedo asegurar que la afición por escuchar tangos y bailarlos es gracias a mi querida madre. ¡Con ella disfrutaba bailando!, incluso en la cocina de mi casa o en cualquier lugar donde estuviéramos solos y en el ambiente se percibían esos acordes. Algunos tangos nos arrancaban lágrimas, como es el caso de uno que titula: “Sentimiento gaucho”. Otro tango que me trae lindos recuerdos, por su letra y su melodía es: “El día que me quieras”, cuya letra dice: Acaricia mi sueño – El suave murmullo de tu suspirar – Como ríe la vida – Si tus ojos negros me quieren mirar – Y si es mío el amparo – De tu risa leve – Que es como un cantar – Ella quieta mi herida – Todo, todo se olvida – El día que me quieras – La rosa que engalana – Se vestirá de fiesta – Con su mejor color – Y al viento las campanas – Dirán que ya eres mía – Y locas las fontanas – Se contaran su amor – La noche que me quieras – Desde el azul del cielo – Las estrellas celosas – Nos miraran pasar – Y un rayo misterioso – Hará nido en tu pelo – Luciérnaga curiosa – Que vera que eres mi consuelo – El día que me quieras – No habrá más que armonía – Será clara la aurora – Y alegre el manantial – Traerá quieta la brisa – Rumor de melodías – Y nos darán las fuentes – Su canto de cristal – El día que me quieras – Endulzara sus cuerdas – El pájaro cantor – Florecerá la vida – No existirá el dolor – La noche que me quieras –  Desde el azul del cielo nos mirarán pasar y locas las fontanas.

 

La letra de ese tango, como de muchos otros, expresan tan claramente los sentimientos, que llegan al corazón de gente como yo, que aprecia esas melodías, esos versos y los sentimientos que transmiten, porque dentro de sus lamentos, también muestran alegría y exteriorizan francamente lo que el compositor quiso decir con esas palabras muy bien logradas y la melodía inconfundible y resaltada por el piano, el violín y el bandoneón, que pareciera que nació para ese ritmo.

 

Mi abuela Mercedes, que era argentina y nació a principios del siglo XX, tuvo la oportunidad de disfrutar la época del tango, también influyó en mi afición y recuerdo haber bailado con ella cuando tenía unos doce o trece años, pero la recuerdo mucho más bailando valses peruanos. Me recuerdo mucho de ella cuando escucho el tango “sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando”, también rememoro la milonga “taquito militar”, además del vals “piel canela”.

 

Miguel Aramayo

SCZ.30-12-2019