Un viaje en alfombra.
Como hoy es domingo y estoy soltero me decidí a ordenar algunos cachivaches en el desván, estaba con la ropa adecuada, de muy buen ánimo y con energías por demás. Ni bien comencé la tarea, sonó mi celular con una música muy conocida, pero que yo no la programé, decía “Campanero toca ya – toca las campanas – toca las campanas – din – don – dan – din – don – dan”, quise escuchar quién me llamaba y mi sorpresa fue mayor, sentí que me tironeaban la oreja del otro lado de donde apoyé el celular y ni se imaginan,… ¡era mi amigo El Ser Chiquito! que estaba en mi hombro parado de puntillas para alcanzar mi oreja, que me decía:
– Qué tal flaco. Te vine a visitar.
– Respondí, me alegro mucho, realmente estaba pensando en vos antes de entrar a este cuarto, porque se lo que te gusta hurgar en los recuerdos.
Bajándose de mi hombro a saltitos, primero deslizándose por mi brazo hasta mi antebrazo y de allí tironeándome del pulgar se bajó a mi rodilla y de allá resbalando por mi pantorrilla hasta el talón y de allí un brinco al suelo.
– Flaco, ¿te podes hacer chiquito para que estemos iguales?
Con uno de sus pases mágicos logra reducirme de tamaño y los dos estamos de la misma estatura caminando por entre las cajas, viendo cual de ellas sería la primera que investigaremos, pero en eso Chiquito me muestra una botella y me dice:
– Aunque no me creas en esa botella hay un genio que es mi amigo y como vos lo que tienes es “chopolera” por ver a tus nietos en Dubai, él podrá llevarnos. Los tres cabemos en la alfombra de la salita de estar y este genio seguro que tiene el combustible para viajar en ella.
Nunca dudé de lo que me decía mi amigo y menos podía dudar en ese momento, era verdad lo que decía de extrañar a esos nietos y verdad que la alfombra daba para poder viajar los tres, además al tamaño que teníamos los dos, rogaba que el genio sea igual, porque la botella era como un frasco de perfume. No tardo mucho en sacar el corcho que era de plástico y salio una fragancia de un aroma tan bello que nunca antes había sentido algo así, se parecía mucho a la loción de “Boss de color ámbar”, que fue el color primero que se pudo distinguir de la nube que salía del frasco, luego se fue haciendo difuso ese color y continuó saliendo la misma fragancia pero esta vez el color era violeta, después fue púrpura, luego celeste y todos esos colores eran en tono pastel. A medida que se mezclaban los diferentes colores de la nube, dejaban un resplandor eléctrico y poco a poco se fue formando la figura de un hombre moreno de bigotes muy negros con una fisonomía muy parecida, casi idéntica, a la de mi tío Jorge (el hermano de mi padre), pero con unos ojos verdes eléctricos, como los de mi tío Jaimito (el hermano de mi madre). Vestía una túnica blanca impecable, al igual que su turbante y las zapatillas de seda pero del mismo color. Con una voz sonora, pero muy dulce nos saludo así:
– Estoy con vosotros porque vosotros así lo quisisteis y estaré con vuestras mercedes mientras me consideren necesario, pero después les pido me liberen en algún lugar del Medio Oriente, preferible si es en Bagdad, allá viven mis parientes. Me consideraré esclavo de ustedes y cumpliré vuestros deseos, como si se tratarán de órdenes, por lo tanto quedó a merced de vosotros, podéis ir pronunciando sus deseos para que yo los cumpla…
El Ser Chiquito que ya conocía al genio fue el primero en hablar y lo hizo de esta manera:
– Hola Farid, ya hemos estado en otras oportunidades, pero esta es la primera vez que está con nosotros este mi amigo, el Flaco, es buena gente y también es amigo de un pariente tuyo que ahora es colla. Te recuerdas de Juan Tadeo Miguel Aidd Said Jarf (El gordo Miguel), pues él es un gran amigo de éste Flaco, con él que somos amigos de hace muchos años y tenemos muchas historias en común y esta que iniciaremos entre los tres será otra más de nuestro repertorio.
– Queremos viajar muy cerca a tus pagos, queremos ir a Dubai por el camino más corto, para ello tenemos una alfombra persa, que podrás ver dentro de un momento y veras si se adecua para cumplir este viaje.
Los tres salimos del desván y bajamos hasta donde estaba la alfombra, en ambientes contiguos habían dos alfombras similares, el genio las pulsó, reviso sus flecos, comprobó su textura y eligió la que tenía los dibujos con mayores filigranas y arabescos, que además predominaba el color bordó intenso. Después de esa inspección técnica nos pidió que lo ayudemos y saquemos esa alfombra al jardín junto al garaje.
– Estáis listos mis señores, ya podemos iniciar el viaje, no necesitareis más que vuestros deseos y ensueños y si tuviereis necesidad de algo no tenéis más, más que pedirlo, el viaje será a baja altura para que podáis distinguir el paisaje, pero lo haremos a la velocidad del pensamiento y por lo tanto les concederé el beneficio de poder disfrutar el panorama a la misma velocidad, pero vuestros sentidos podrán captar y recordar eso en cámara lenta, pero ¡extremadamente lenta!…
Dicho eso, la alfombra se remontó y pasamos fugazmente por Santa Cruz rumbo a Cotoca y en un momento pasamos por San Javier, Robore, el Mutún y ya estábamos en San Pablo, Río de Janeiro, luego el océano atlántico hasta llegar a Dakar, de allá continuamos el viaje hasta Malí y de allá comenzamos a divisar de raspapincheti Nigeria y luego el Desierto del Sahara, pasando Nubia vimos El Mar Rojo y en un momento estábamos en Riad que está en Arabia Saudita y después pasamos por Abu Dhabi y nos posamos en el helipuerto del hotel Burj Al Arab en Dubai. Escondimos la alfombra en las mallas de seguridad debajo del helipuerto y nos vestimos con túnicas blancas y sandalias con los pies desnudos con turbantes a cuadritos rojos, también nos crecieron bigotes para que la gente no nos distinguiera y adquirimos los tres un tamaño normal. Bajamos por el ascensor hasta la recepción del hotel, el Ser Chiquito ya conocía estos lugares e incluso donde vivían mis nietos, porque él ya estuvo con ellos en dos oportunidades, en cambio yo quedé con la boca abierta de ver tanta maravilla y encontrarme en una ciudad tan moderna.
Tomamos un taxi y llegamos a la casa de mis nietos, estaban con la muchacha en la piscina hablamos un montón con ellos, pero no supieron quienes éramos, estábamos tan bien mimetizados que las chicas ni se dieron cuenta, el que más o menos sospechó fue mi nieto que en un momento me dijo abuelito.
Fue tan bello el encuentro que mi corazón quedó lleno de felicidad y dispuesto a retornar a Santa Cruz, nos despedimos con besos y muchos cariños, dejando saludos para sus padres y en el mismo taxi que habíamos contratado retornamos al hotel Burj Al Arab, subimos nuevamente por el ascensor y partimos en la alfombra, esta vez el viaje seria corto. De Dubai partimos a Basora y en ese corto trayecto El genio le explico al Ser Chiquito y a mí que deberíamos hacer para continuar viaje una vez que partamos y como debíamos hacer para aterrizar en Santa Cruz, luego pasamos por Najaf y ya estábamos posándonos en Bagdad. Allí se bajó Farid (el Genio) y nosotros seguimos viaje de retorno. Esta vez retornamos por El Cairo. Libia, Argelia, Mauritania hasta llegar al puerto de Nuakchot, de allá sobrevolamos el océano Atlántico pasando por Cabo Verde, de donde enfilamos al puerto de Belén en Brasil y de allá nuevamente estuvimos en Santa Cruz.
Aterrizamos en mi casa y acomodamos la alfombra, guardamos las túnicas y los turbantes como recuerdo y lo demás quedó en nuestros corazones. Me despedí del Ser Chiquito y quedé nuevamente en la normalidad, ¡fue un viaje de ensueño!
Miguel Aramayo
SCZ 15-10-2006