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Una mariposa

26 Abr

Una mariposa

Escuché absorto el relato de una persona que durante un tiempo se sintió mariposa, mejor dicho, se convirtió en mariposa, pero ese tiempo fue muy efímero, por cuanto la vida de una mariposa es escasamente de un mes, claro que eso depende del tamaño de la mariposa, de la época del año en que sale de su capullo. Pero en el caso de la persona que me relataba la historia su vida como mariposa, fue simplemente de una semana.

 

El ciclo de vida de una mariposa, de todas las mariposas, se divide en 4 etapas. Todas las mariposas tienen “metamorfosis completa”, para llegar a ser un adulto, tienen que transitar por las siguientes fases: huevo, larva, crisálida y adulto (mariposa vagarosa, rica en tinte y donaire, que vuela por el aire y de rosa en rosa). Cada estado tiene un objetivo diferente, por ejemplo, las orugas necesitan comer mucho y los adultos necesitan reproducirse.

 

La persona que me relataba su existencia como mariposa, me contó desde el momento que fue oruga, recuerda que se la pasó consumiendo las hojas y los frutos de la planta donde su progenitora dejó los huevos, su vida como crisálida no le dejó ningún recuerdo, porque era un estado latente en el cual no tenía ni la menor idea del tiempo y la situación en que se encontraba.

 

Sus recuerdos recién toman forma a partir de cuándo se libera de la pupa donde estuvo encerrada criando sus alas y adecuando su nuevo cuerpo, que la convirtieron en mariposa, desde el momento que dejó de ser un simple gusano, para convertirse en una bella mariposa, con las alas de color azul en diferentes tonalidades y en algunas partes translucida, transparente, también recuerda que en la cabeza llevaba una antenas que le servían para cumplir diferentes objetivos como: detectar el peligro, orientarse y captar las sensaciones de su entorno.

 

Cuando se dio cuenta, ya estaba volando y en cada momento sentida la sanción que produce el volar con mayor energía y observó que su raudo volar, era en busca de una pareja para poder depositar su descendencia y de esa manera cumplir lo exigido por el Creador: “creced y multiplicaos”, lo cual le producía gran satisfacción, no solo por el mandato divino, sino porque le toco habitar en una colonia donde pudo encontrar muchas parejas a las cuales les compartió su afán reproductor.

 

Después de volar por grandes periodos de tiempo, reposaba junto a sus parejas, satisfaciendo el mandato y complaciendo a la naturaleza con su función reproductora. En algunos momentos se posaban buscando descanso y generalmente lo hacía sobre flores de bellos colores e intensas fragancias, las mismas que generalmente le proporcionaban su néctar como alimento

 

Así transcurrían sus días, hasta que en un momento determinado cayó en las redes de un coleccionista, quien la atrapó junto a otras mariposas y cuando llegó al laboratorio donde les harían un tratamiento para disecarlas, élla se logró escabullir por una falla de la malla y por suerte Dios le permitió volver a ser hombre.

 

Escuché muy atento ese relato y creí esa historia, como que realmente le sucedió a mi interlocutor, después de todo no tenía por qué dudar de ese relato, al contrario, me gustó escuchar y poder ver lo rara que puede ser la naturaleza humana.

 

Miguel Aramayo

SCZ.03-12-2018 Cumpleaños de mi gran amigo Héctor di Benedetto.