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Uno o dos hombres

26 Abr

Uno o dos hombres

Era un hombre, que al verlo caminar y observar su postura cuando estaba sentado, daba la impresión de ser alguien mayor, que no superaba los sesenta años, pero al observar su figura y sobre todo sus canas, podías deducir que era alguien que había pasado la mitad de los setenta, pero escucharlo hablar era interesante, primero porque su timbre de voz, si cerrabas los ojos o no lo mirabas, daba la impresión de ser alguien que oscilaba entre los veinte y treinta, además su conversación era agradable. Si mirabas su rostro, se te presentaba otra sorpresa, el cutis estaba bien cuidado, no mostraba las arrugas que le correspondían a la edad que supusiste observando sus canas, tampoco era tan joven como denotaba su timbre de voz. Mostraba una cara dulce bien definida, sus ojos eran claros y brillantes, sus labios ni gruesos, ni delgados y su expresión sonrisa, sus orejas algo grandes, pero con una forma agradable y concordante con su fisonomía, su mentón completaba un rostro agradable.

 

Todo la descripción que hago del individuo que estoy observando, es porque me interesó verlo sentado en un patio, bajo un alero y muy cerca de la sombra de un mango que todavía carga algunos frutos, a un costado se observa el mesón y una parrilla con gran chimenea y a un lado algunos colgandijos propios de un lugar como ese, pero algo extraño, también me percate que sobre un mesón al lado del lavamanos había una jaula, una jaula con cuatro canarios amarillos, pero extraño ver que esos pajaritos dejaban escuchar un piar muy débil y ningún gorjeo. Junto a sus pies un perro con aspecto de buldog, silencioso y notoriamente flojo y manso.

 

El hombre al que describí y el ambiente que relaté, puede ser que sean la base para contarles una historia, pero mientras busco la inspiración y los argumentos para incorporar, quiero decirles que yo soy un tipo incorpóreo y por lo tanto soy invisible, sin querer que me vean como un fantasma, pero soy lo suficientemente perceptivo, como para poder describir minuciosamente, todo lo que está a mi alrededor, sobre todo creo tener la capacidad de poder analizar los lugares, los animales y las personas que observo y los objetos que están alrededor de lo auscultado por mi visión y mis sentidos, porque no todo entra por la vista hay cosas que se perciben por otros sentidos.

 

Asumo este aspecto invisible para tener la libertad de opinar sobre todo lo que me rodea, sin despertar la suspicacia de las personas que después leerán mis opiniones, mis relatos y habrá alguien que dirá que tengo la facilidad de mentir o por lo menos falsear los acontecimientos. Eso no interesa para lo que les describo en este momento, pero les puede dar la posibilidad de que ustedes también puedan formarse un concepto de cómo soy o como creo que soy.

 

Creo que con esta aproximación tienen elementos suficientes como para poder catalogar al hombre que observe, que con la forma como lo describo solo faltaría decirles cuánto calza, su estatura y peso, para que ustedes le pongan un nombre y apellido. Al mismo tiempo creo que tienen los rasgos que definen al hombre invisible que se describe y también ustedes podrán ponerle nombre y apellido. Muchos podrán identificar el lugar descrito, pero los que no lo conocen se lo podrán imaginar.

 

Espero haberlos distraído con este juego de palabras y sobre todo haberles quitado el tiempo, para invertirlo en la lectura, que además de divertir nos instruye.

 

Miguel Aramayo

SCZ.16-11-2018