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A mi madre y a todas las madres

16 May

A mi madre y a todas las madres

Yo no sé métrica, ni gramática, menos ortografía, pero cuando me recuerdo de mi madre me fluyen palabras bonitas. Palabras que se combinan y más que conjugarse se amontonan, pero no en un desorden ilógico, al contrario, en desorden lógico, como si fueran flores. Flores que forman ramilletes, que se convierten en ramos y bouquet para expresar el amor que llevó adentro y que no es frutó de mi ingenio, y si de la paciencia de mi madre que con su cariño, sus caricias y su abnegación formaron en mí el hombre que ahora soy y que cuando pienso en ella como lo hago hoy, me siento pequeñito, risueño y lleno de amor, amor por ese ser divino, por ese maravilloso ser que me portó por nueve meses dentro de su vientre.

 

Que con besos, cariños y mimos me educó para ser lo que soy, o para ser más que lo que ella pretendió, pero cuyas raíces, cuyos orígenes son frutó de su dedicación, de sus desvelos, de su ternura, de ese su amor infinito. Amor que a gotas chiquitas me insufló y que ahora que ha pasado el tiempo y ese su fruto ya dio semillas. En su cansado rostro, y bella y blanca cabellera, ve que se refleja la aureola de su dedicación y ve que todo ese esfuerzo que puso en la crianza de ese ser chiquito ya compensó todo lo que hizo por ser madre, una buena madre.

 

Cómo no voy a sentirme orgulloso de ser lo que soy, si todavía ella sigue conmigo y con mi prole y todavía nos sigue dando ejemplos y enseñanzas de lo que es amor, pero no cualquier amor, amor de madre, amor divino, amor de Dios.

 

Feliz día de la madre. De la mía y todas las madres del mundo.

 

Miguel Aramayo

SCZ 11-05-2014.