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Bello Paris

4 Mar

Bello Paris

Bello Paris

 

El tiempo que vivo en esta bella ciudad, desde principios del 2006 hasta ahora, me hace opinar que de todos los barrios que tiene, los que más me impactan y donde me quedo como si estuviera en un patio de mi casa son Montmartre y el Barrio Latino. Del primero conozco todo como si hubiera nacido allí o me hubiera criado en ese lugar. Podría exagerar diciendo que conozco cada una de sus esquinas, los cafés o lugares inolvidables como el Moulian Rouge o la Basílica del Sagrado Corazón que fue construida en 1873, en honor a varios ciudadanos que perdieron la vida en la guerra franco-prusiana. Subiendo por el funicular se ahorra transitar por 197 empinados escalones. Estuve varias veces en su interior, pero nunca ascendí por la escalinata. Esa iglesia me atrajo para consolar en algunos momentos la soledad que me invadían, por suerte fueron contados, porque es difícil estar triste en Paris y menos en ese barrio.

 

El barrio Latino (Quartier Latin) se encuentra ubicado al sur de la Île de la Cité y es una de las zonas más concurridas y animadas de la ciudad. También conocido como el distrito 5, es el hogar de la Universidad de La Sorbona y los cafés llenos de estudiantes. También es conocido por sus librerías, incluida la famosa Shakespeare & Company. Cuenta con atracciones aptas para familias, el jardín botánico (Jardin des Plantes) y el Museo Nacional de Historia Natural. El señorial edificio del Panteón que contiene los restos de personajes destacados como Voltaire y Marie Curie. Ese barrio me trae a la memoria bellos encuentros con gente que compartí mi existencia, que emocionaron mi alma dando bellas satisfacciones a mi cuerpo. Esos dos barrios son los que acapararon mi atracción, porque me siento reconocido y querido por quienes lo transitan con la frecuencia que hago yo.

 

Prefiero vivir próximo al rio Sena, la torre Eiffel y los Campos Elíseos, avenida extremadamente conocida en París, principalmente por sus teatros, cafés y tiendas de artículos de lujo, por el desfile militar anual en la Fiesta Nacional de Francia, conocida como «la avenida más hermosa del mundo». Su nombre proviene de  la mitología griega, donde se designaba la morada de los héroes, reservada a las almas virtuosas, el equivalente del paraíso cristiano. El rio para mi es un atractivo que me da paz y me aproxima al creador. El Sena, de 777 km de longitud, desemboca en el canal de la Mancha, cerca de El Havre. Brota como un arroyo entre valles y prados y, alimentado por sus muchos afluentes.  En el imaginario colectivo, este río está irremediablemente ligado a París. ¿Quién no ha soñado disfrutar, durante una visita a la Ciudad Luz, de instantes mágicos almorzando o cenando en un crucero por el Sena? No obstante, en realidad no sabe casi nada de este río, salvo que cruza París y bordea sus monumentos más bellos. Mirando su curso, percibiendo su aroma y observando su corriente, me siento como hipnotizado y esa sensación me hace feliz.

 

La torre Eiffel, es lo primero que observo cada mañana cuando me despierto y corro la cortina del balcón de mi departamento, porque nada me impide esa visión. Primavera y verano me quedo observando apoyado a la balaustrada, tomando mi desayuno o en verano disfrutando de un aperitivo, lo admiro iluminado y esa visión me transporta a niveles superiores de mi conciencia, lo mimo si estoy solo o estoy acompañado.

 

Realmente me siento en otro mundo cuando estoy en París y percibo que mi alma también queda satisfecha y próxima al éxtasis.

 

Miguel Aramayo

SCZ.01-02-2024