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Caballero de la Vera Cruz

13 Ene

Caballero de la Vera Cruz

En una novela de David Camus, nieto de Albert, en la novela cuyo titulo se emplea para esta nota, en una parte de la novela dice: “Había que obligarlo a mantener tropas para debilitarlo en los campos de batalla; aterrorizar a la población para incitarla a huir o revelarse contra la autoridad; arruinar el comercio para empobrecer a Saladino y enojar a los mercaderes; secuestrar a la familia de los uslemas más conocidos para hacerles chantaje, apuñalar sin piedad a los que querían la paz y se esforzaban en ser justos, rectos, humanos. Mostrarse tan abominables, en fin que todos dijera: “Debe tener a Dios de su parte, si ni el derecho ni la fuerza pueden nada contra él””.

 

Esto se aplica muy bien a uno de los ministros más controversiales del régimen que nos tienen en vilo, porque nos quieren engañar y, ¡engañar al mundo…!, con el eslogan del indigenismo, como si los indígenas fueran más de un 10% (diez por ciento) de la población total de Bolivia, porque fueron muy hábiles de manipular un censo poblacional, el que distorsionaron con una pregunta que es la base que sustenta su teoría indigenista, pero que en la realidad los indígenas son muy pocos, la mayoría de esta población son cholos, incluso el presidente y todos sus ministros, quizá salvo uno.

 

Las ONG’s europeas hicieron una gran parte del plan que ahora está en ejecución, pero incluso a ellas, las que hicieron los estudios, pusieron la plata y ejecutaron el entrenamiento, o mejor dicho el adoctrinamiento. Ahora las están engañando, porque ahora lo que prima es el afán desmedido de poder, pero no solo por el poder, sino para el enriquecimiento ilícito. Eso se está mostrando a cada momento y hacen de todo tipo de payasadas para poderse mostrar como inocentes.

 

Leyendo una nota de un periodista, Fernando Londoño Hoyos, en su columna del 15 de septiembre de 2008 de El Colombiano, que dice: “Hay circos que divierten por su calidad estupenda. Y otros que divierten de puro ridículos. El payaso que siempre anticipa el chiste, el mago que no puede ocultar el truco, el trapecista que termina invariablemente salvado por la malla, no dejan de tener gracia. La extraña gracia de lo grotesco. Así es Chávez y si no fuera porque en esos desvaríos está jugando con tantas vidas, valdría la pena seguir en el palco presenciando sus maromas.” Lamentablemente ese personaje da ordenes en Bolivia como si el fuera el dueño de este pueblo, porque tienen comprados a los que nos gobiernan al igual que a muchos otros gobernantes, y me permito transcribir otro párrafo de la misma nota que dice: “No hay vulgaridad que se le escape, insulto que ahorre, desplante que le falte. Y unos lo perdonan por miedo, la mayoría por interés y los más poderosos por una mezcla de curiosidad y condescendencia”.

 

Ahora estamos en una nueva campaña, porque desde que está este gobierno, todo el tiempo, que ya son tres años (sólo faltan 23 días para cumplir el año), lo único que han hecho ha sido discursos y proselitismo por algún tipo de votación, gastando insulsamente nuestra plata. Miento, también se dedicaron a que nos pelemos entre hermanos,  incluso buscó que nos matemos y se inventaron enfrentamientos con ese único objeto, para eliminar candidatos que no sólo le habían ganado, sino que son un peligro para la próxima campaña. El circo debe inventar nuevos espectáculos y por lo tanto no escatimará esfuerzos en crear situaciones reales o ficticias para mostrar sus magias y prestidigitaciones, inventar atentados, “magnicidios”, etc., etc.

 

Termino esta nota transcribiendo algo de la nota del periodista colombiano, ya nombrado, que viene como anillo al dedo en el momento que están viviendo mis coterráneos bolivianos y yo observando con tristeza desde lejos y desde el frió:Un tirano amenazado de elecciones es una fiera fuera de la jaula. La emprende contra cualquiera, y antes de ser reducida lanza zarpazos iracundos. Es la última parte del circo. Chávez no sólo juega al payaso sin gracia, al maromero sin talento, al ilusionista sin poder de convicción. Ahora hace de bestia herida. Es tiempo de levantar la carpa. El circo debe terminar”.

 

 

Luis Alviña