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Caminé por donde caminé.

9 Feb

Caminé por donde caminé.

Caminaba por un camino largo, tan largo que parecía infinito, sin ninguna curva, sin ninguna subida, sin ninguna bajada, un camino que nunca terminaba, un camino que tan sólo era para caminar. Era un camino de asfalto, de asfalto negro, sin ninguna imperfección, sin ninguna señal, sin ninguna marca.  Era tan solo un camino, camino para que caminen los hombres, los hombres y quien quiera caminar, porque tan solo era un camino y los caminos son para eso. Para caminar de principio a fin, del inicio, hasta concluir con su final.

 

La vida también es un camino, un camino que puede ser tan largo, tan largo como lo quiera Dios, Ese camino que es la vida, aparentemente tampoco tiene marcas, pero tan solo aparenta no tener marcas, las marcas si existen, están desde el principio de la vida, incluso antes de iniciar la vida, desde cuando estas en el vientre de tu madre y te alimentas de la sangre que ella produce, que no vez luz y si la vez es tan tenue que no la diferenciarás después, también escucharás voces, las voces de quien te carga en su vientre y su entorno, entorno que cuando inicies la vida puede ser tuyo, como también puede ser extraño a vos.

 

La vida, a diferencia del otro camino, del asfaltado, sin señales y en total monotonía, es un camino que debes ir construyendo de acuerdo a tus posibilidades, podrás asfaltarlo o mantenerlo de piedras y abrojos, de arena, calor y viento, podrás ir sembrando árboles y flores, pero como eso lo harás a medida que camines por ese camino, esos árboles no te bridarán sombra y esas flores no perfumarán tu existencia, porque el camino es para caminar, pero al construirlo, estás formando el camino por donde transitarán los que te siguen.

 

El camino que caminas, puede tener el aporte de otros. otro que caminaron por él antes de que lo hagas vos, porque como dijo alguien: Camino no hay, camino se hace al andar, pero puede existir la senda, la senda que fue el camino construido por otros, por otros que dejaron la guía para que traces el camino que te toca caminar. Cada camino es propio, es exclusivo, camino no existe, camino se hace al andar.

 

Camino se hace al andar y todo camino tiene curvas y contra curvas, subidas y bajadas, también tienen pendientes y precipicios. Puedes encontrar árboles que te brinden sombras y sombras que te impidan ver el horizonte y horizontes que te pueden mostrar espejismos, espejismos que te confundirán la realidad, la distancia y la eternidad. Puede ser que encuentres flores, flores con perfumes agradables, que alegren tu existencia. O recoger abrojos fétidos que perjudiquen tus sentidos.

 

La construcción del camino que es la vida, se inicia a partir del momento que abandonamos el vientre materno e iniciamos el recorrido con el llanto que es obligatorio, que no es un llanto doloroso, que es un llanto necesario, que es el llanto que despierta nuestros pulmones, porque a partir de ese momento ya no viviremos de nuestra madre, viviremos al principio con su ayuda, con la leche de su pecho y el cariño de su corazón. Pero sin darnos cuenta comenzamos la construcción de nuestro camino, del camino que debemos andar.

 

Algo de ayuda tendremos al principio, pero incluso desde ese momento, está en nuestras manos la construcción del camino. La edificación del camino, camino por el que debemos transitar, discurrir, avanzar. Camino por el que no arrastremos a nadie, pero que puede servir de ejemplo, de modelo a quienes nos quieran seguir.

 

Miguel Aramayo

SCZ.09-02-2016