Carta para Carlos Andrés
Santa Cruz, 20 de Diciembre de 2006
Querido Carlos Andrés:
Esta es la segunda carta que te escribo en mi vida, la primera fue con objeto de una disculpa, porque no podía asistir a un evento en el colegio, en el cual los abuelos debían mostrar los juegos con los que nos distraíamos cuando chicos.
Esta carta tiene un motivo de mucho más importancia, has seleccionado una forma de adorar a Dios y dado que es la forma que has seleccionado, la respetamos y esperamos que tu selección sea para toda la vida.
Dios está en todas partes y siempre nos acompaña, es omnipotente, es omnisciente, omnipresente, pero sobre todo cuando uno lo quiere Él retribuye con más amor, pero te recomendamos una cosa, ¡nunca le pidas nada!…, pero has todo por Él y Él te dará de acuerdo a lo que necesites, pero alguna vez en la vida te exigirá más que darte, en ese momento no pienses que te abandona, ¡no!, ¡te está poniendo a prueba!
Esto que te decimos lo hemos charlado con la abuela Chica y ella me pidió que sea yo el encargado de expresarlo en esta carta.
Es importante que nunca te olvides de Dios, de tus padres, de tus hermanos, de tus semejantes y actúes de una forma en la que todo lo que hagas por los demás sea exactamente lo que te gustaría que los demás hagan por vos.
Con el cariño profundo que te tenemos la abuela Chica y yo, recibe nuestro cariño y nuestros mejores deseos para que llegues a ser el hombre de bien, el hombre que estamos seguros que serás.
Con beso grande y mucho cariño, tus abuelos.
Chica y Miguel.
