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Concentración final

4 Oct

Concentración final

Algunas veces estoy tan concentrado, que no me llevo el apunte, ni yo mismo, es lo que de vez en cuando escuché decir a mis abuelas: “ese tipo está ensimismado”, lo cual según el diccionario significa: “Persona que ocupa su atención en sí misma aislándose de su entorno”. Incluso se podría decir: «Un hombre, taciturno y ensimismado, que guardaba un tenso silencio y parecía hundido en un dolor nuevo para él»

 

Pero en mi caso es simple concentración, no porque esté triste o preocupado, sino que tengo una idea fija, porque estoy leyendo algo, estoy pensando en algo, que generalmente lo convierto en letras o algo de trabajo, que tengo que resolver o elucubrando cómo darles soluciones a los problemas cotidianos o simplemente escuchando una canción que me trae bellos recuerdos, o simplemente recuerdos.

 

Como siempre buscando sobre que escribir encontré una página donde se compilan algo más de cuatro mil sonetos, de diferentes poetas y me puse a leer algunos que me llamaban la atención por el autor, que estaba dentro de los que conozco y sin leer en ninguna parte se me vino a la mente un poema que lo recito con relativa frecuencia y que pertenece a una Santa (Sor Teresa del Niño Jesús) y que dice: Vivo sin vivir y en mí y en tan alta vida espero, que muero porque no muero. A esta divina unión del amor en que yo vivo, hace a Dios ser mi cautivo y libre mi corazón, pero causa en mi tal pasión ver a mi Dios prisionero que, vivo porque no muero.

 

Este poema siempre lo tuve así y siempre lo recité de esa manera y para estar seguro lo busqué y grande fue mi sorpresa al leer el poema original, que no tiene nada de parecido con lo que yo repito constantemente, con lo cual llegué a la conclusión que yo imité el original y lo creé, el que recito, a mi regalado antojo. Tan sólo una parte se parece a lo que yo tengo por conocido y es: “…Esta divina prisión, del amor en que yo vivo, ha hecho a Dios mi cautivo, y libre mi corazón; y causa en mí tal pasión ver a Dios mi prisionero, que muero porque no muero…”. Todo lo demás es de mi invención. Con lo cual se confirma lo que dice alguien de mí, que soy un inventor, un inventor mentiroso.

 

Como ya estaba inmerso en la lectura de la biografía de Santa Teresa, continué leyendo y por primera vez me enteré de todas sus virtudes y lo grande que es como figura eclesiástica, que es una santa que se construyó a si misma desde que tuvo menos de ocho años y que toda su familia siguió ese camino de religiosidad, pero ella no era simplemente una persona que rezaba y hacia obras buenas, ella profundizo en el conocimiento de la biblia y leyó mucho. Su trayectoria, no es solamente de monja – Beata – Santa. Tiene muchos milagros y después de la beatificación y canonización, en tiempos que superan los acordados en la curia, incluso fue nombrada “Doctora”, por su aporte a los conocimientos de la religión católica.

 

Como además de mi concentración siempre me suceden cosas que me hacen pensar que soy un privilegiado, porque se me presentan cosas que avivan mi susceptibilidad, como este caso. No había porque quiera averiguar algo más de Santa Teresa del Niño Jesús que, nació un 2 de enero, igual que mi mujer y murió el 29 de septiembre, fecha de mi cumpleaños.

 

La pequeñez que se asigna Sor Teresa y sus limitaciones se le convierten en alegría, más que en desaliento. Porque es allí donde se realiza el amor misericordioso de Dios para con ella. En sus manuscritos lo describe como el descubrimiento del «caminito». En febrero de 1895 empezará a firmar sus cartas añadiendo regularmente «pequeña» antes de su nombre. Desde ese momento, Sor Teresa utiliza el vocabulario de la pequeñez para recordar su deseo de una vida oculta y discreta. Ahora también lo utiliza para expresar su esperanza: cuanto más se sienta pequeña ante Dios, más se podrá contar con él.

 

En mi caso desde muy chico tuve y tengo un gran amigo: El Ser Chiquito, o simplemente Chiquito, que siempre me acompaña y me imagino yo, que es mi Ángel de la guarda. También me recuerda de mi niñez y pubertad mi deseo de ser santo y ofrecerme a Dios, aunque después cambié, ¿y cómo?

 

A continuación, transcribo algo que he podido leer, al quererme enterar de la vida de Sor Teresa del Niño Jesús, en eso también hay frases pronunciadas por ella en los innumerables escrito y que a continuación las presento en letra cursiva:

 

«Por fin he encontrado mi vocación, MI VOCACIÓN ES EL AMOR …« De hecho, la vocación al amor incluye a todas las demás; Así se cumplen todos los deseos de Teresa. «Comprendí que el amor encierra todas las vocaciones, que el amor lo es todo, que el amor abarca todos los tiempos y todos los lugares, en una palabra, que el amor es eterno”. Teresa se esfuerza, cada vez más, para vivir enteramente por el amor. Y se esfuerza por vivir este amor en la compañía de todas sus hermanas de comunidad, especialmente con las que tienen temperamentos difíciles.

 

Miguel Aramayo

SCZ.04-10-2017