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Duende Cibernético

7 Oct

Duende Cibernético

Estaba trabajando tan concentrado en lo que hacia que no noté que un ser algo diferente estaba posado en mi hombro viendo lo que hacia en el computador, muy respetuoso no decía ni palabra y tampoco se movía ni un milímetro, es por eso que no lo sentí, pero creo haber percibido que algo se desprendió de mi computador, no se si por el cable del mouse o de alguna de las teclas o quizá de la misma pantalla, eso si salió después de haber ingresado a una pagina web.

 

Cuando me llegó el cansancio del trabajo apagué el equipo y después de guardar muy bien el computador y su transformador en el maletín de cuero que compré en una tienda del aeropuerto con el único afán de que cuando me vieran los demás pudieran elogiar ese elemento cuyo principal objetivo es proteger mi preciada herramienta de trabajo. Comprobé que todo quede en orden, corté el suministro de energía acomodé los papeles y dando un último vistazo al orden del recinto me despedí mentalmente de mi mundo laboral y partí rumbo a mi auto para conectarme al mundo externo donde ya todo es diferente al mundo interno de intelectualidad, mientras tanto el ser diferente (duendecillo) continuaba en mi hombro, pero esta vez tubo que asirse a un borde de mi camisa que ya comenzaba a tener un olor no muy agradable por la larga jornada de trabajo.

 

Después de un placentero viaje de treinta y cinco minutos, porque la ruta estaba despejada y no tuve oportunidad de cruzarme con ningún colectivo de servicio público, o taxista, llegué a mi casa con el sabor del deber cumplido y la satisfacción de tener el computador en el asiento trasero del auto, listo para ser puesto en actividad en mi escritorio, pero con la alegría de que las bandejas de correos recibidos y despachados estaban en blanco porque antes de retirarme de mi escritorio había cumplido con la tarea del archivo. Me preparé un emparedado y serví un baso grande de leche y en ese momento me percaté de lo que portaba adherido a la camisa, era una miniatura de ser, con una mirada intensa de color azul eléctrico, con los labios muy bien delineados sin llegar a ser femeninos, una voz muy agradable y hasta cierto punto muy familiar porque tenia una forma de modularla parecida a la mía, su figura era perfecta aunque su dimensiones eran milimétricas pero perfectamente reconocibles e identificables, no me alteré al verlo y el tampoco tuvo ningún temor al encontrase con mi mirada que desde luego no era de la misma coloración de la suya, pero también con un intenso color esmeralda, también de tonalidad eléctrica, esto lo percibí porque mi rostro se reflejaba en el resplandor de su iris.

 

Durante un tiempo inconmensurable e imposible de ser determinado, porque no se podía acoplar a los controles tradicionales de medición del tiempo, estuvimos ambos en silencio como apreciando la calidad humana que tenia yo por un lado y la calidad etérea de mi acompañante, aunque vestía con características similares a las mías, incluso tenia una lapicera en el bolsillo de la camisa, y se diferenciaba de mi únicamente porque él no llevaba lentes, después de esa eternidad en la que llegamos ha acoplarnos, él respiró profundamente y me saludo así:

 

Hola Miguel, como estas, hace mucho que te estuve observando desde que emigré a este mundo o tu emigraste al mío, pero si te puedo asegurar que te sigo los pasos hace muchos años, incluso te puedo decir que he compartido bellos momentos con tu ángel de la guarda quien me contó como eres, que te gusta, que defectos tienes, en fin puedo decirte que si quieres puedo rememorar tu vida en una síntesis muy apretada que si la escuchas pensarás que es tu pensamiento y no el mío el que te rebobina la película, ¿tú me conocías? o ¿presentías mi existencia?, a lo cual respondí con toda sinceridad, no se como te llamas ni como te encarnaste y encaramaste en mi hombre, pero si te puedo decir que te estuve esperando. Cuando chico creo haber tenido algún contacto contigo aunque en mis ensueños no te rememoro con la claridad que te veo en este momento, pero si recuerdo las conversaciones que mantuvimos contigo o algunos de tus parientes, quizá tu padre porque ahora veo que sos mucho mas joven que yo, fueron conversaciones tan lindas en las cuales adelantaba mi vida y ahora que transcurrió tanto tiempo desde esa época veo que no eran sueños sino una forma de adelantarse a los acontecimientos, lo que charlaba con tus semejantes, era todo lo que posteriormente fue sucediendo en mi vida hasta el punto donde estoy ahora.

 

El ser chiquito, me miró con ternura y me dijo: “con quien hablabas en tus tiempos de infancia era yo, lo que pasa es como vivo en la eternidad nunca cambiaré de aspecto físico ni mi piel se verá alterada por las arrugas y mis cabellos no cambiarán de color y mi corazón se mantendrá íntegro, intacto e incorruptible con el pasar del tiempo para ti, que es eternidad para mi, lo que si me satisface es que te recuerdes nuestras largas charlas y que te des cuenta que lo que compartimos como un secreto ahora sea de conocimiento de todos los que te rodean, aunque algunos todavía no se dieron cuenta de ese hecho.

 

No se cuanto tiempo estuvimos conversando con ese ser tan chiquito, perfecto, amigable y tan propio de mi conciencia, pero me sentí tan feliz en esa eternidad que hubiera querido permanecer así por mucho más tiempo, pero llegó Chica (mi mujer) y me dijo: “hace mucho que llegaste?, ¿ya comiste?, o ¿quieres que te prepare algo?, respondí muy pausadamente a cada una de sus interrogantes, pero eran tan bonito lo que me acababa de suceder, que busque al ser chiquito y no supe donde se escondió pero sentí un leve escozor en mi piel debajo del reloj y creo que por una de las perillas del reloj se acomodó en su interior.

 

Tomé mis remedios con un gran baso de agua fría, apagué la luz y me dirigí a mi dormitorio, con la ilusión de que el ser chiquito me vuelva a buscar, pero ni bien puse la cabeza en la almohada, después de haberme cambiado de pijama, que me quedé dormido. Lo último que recuerdo es que estaba rezando una oración en latín, o en italiano. Espero que este encuentro se pueda volver a suceder, si así fuera escribiré como ahora todo lo que pueda percibir del encuentro.

 

 

Miguel Aramayo

SCZ, 7-10-2004