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El esfuerzo

4 Mar

El esfuerzo

El esfuerzo 

 

Hace 63 años que estoy caminando por la misma senda, con la cabeza llena de sueños y con el cuerpo que los hace realidad. Al principio el avance fue lento porque las únicas pertenencias que llevaba eran ilusiones y buenos deseos. Mi principal objetivo era llenar mi cerebro de conocimientos y ejercitar a mi cuerpo para que cumpla y perfeccione lo aprendido. No era tarea fácil esto último.

 

Estudiar es sólo la constancia y crecer con muy pocos esfuerzos, lo complicado es conseguir donde usar y practicar lo aprendido. Cómo dice el refrán «suerte te de Dios, que el saber de nada vale». Por azahares del destino, se me presentaron oportunidades donde demostrar mis conocimientos y ponerlos en práctica, consiguiendo buenos resultados. En cada avance iba más adelante con la posibilidad de seguir avanzando, sin descuidar la continua oportunidad de conseguir mayores cocimientos y más experiencia.

 

Esa era mi máxima riqueza y algunos ahorros que a lo largo del camino acumulaba. Con lo poco que tenía, por suerte fui invirtiendo en lo que me daba mayor seguridad, pero no como un avaro sino como un pequeño empresario, pensando en progresar sin dañar a nadie, haciendo todo sin egoísmo y al contrario procurando ayudar a los demás. Nunca descuide dar satisfacciones a mi mente y también a mi cuerpo. La lectura de distracción y la de educación me brindaban la oportunidad de cultivar mi espíritu. El amor y la amistad dieron la satisfacción a mi físico.

 

El tiempo ha transcurrido y cada vez estoy más próximo al final y como todavía me queda algo de capacidad física e intelectual sigo por la senda trazada y me doy cuenta de que casi he cumplido mi meta y eso me da mucha tranquilidad espiritual. Físicamente, aunque algo decaído, sigo tras el amor, que es lo que me da el vigor para continuar en el camino. 

 

De un tiempo a esta parte creo que estoy cargoso con mi forma de pensar, porque resulta que con la poca actividad laboral me queda más tiempo para pensar en el futuro, pero lamentablemente he llegado a un punto donde he delegado todo el trabajo en mis colaboradores y a mí solo me queda la tarea de supervisar el cumplimiento de lo asignado como trabajo a mi gente, esa actividad no consume todo mi tiempo y por lo tanto me queda espacio para poderlo ocupar, pero mi capacidad de trabajador incansable ha mermado y cuando a uno le sobre tiempo, generalmente lo desperdicia y eso es lo que me está sucediendo.

 

Miguel Aramayo

SCZ.03-02-2024. Cumpleaños de mi hermana que me debe observar desde el cielo donde pretendo llegar.