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El hábito no hace al monje

9 Abr

El hábito no hace al monje

Con esta expresión española que es tan común entre nosotros, lo que se quiere mostrar, es que entre la vestimenta de una persona y la persona como tal, no existe una correlación. Un hombre vestido de harapos puede ser una eminencia, o un noble y no por el hábito la persona perderá su condición de tal, seguirá siendo un noble o una eminencia, de la misma manera si es lo contrario un mendigo o imbécil vestido con finas ropas y enmarcado en joyas, conservará su condición de imbécil o mendigo.

 

También existe otra expresión española, muy utilizada por nosotros que dice: “Aunque la mona se vista de seda, mona, mona se queda”, esto explica, que aquél que quiere ocultar su fealdad, física o espiritual, se esconde o se disfraza con trapos, ademanes o posiciones falsas, por más que esto lo mimeticen, el impostor seguirá siendo lo que es.

 

Otro refrán que también es muy común y utilizado por nosotros es: “genio y figura, hasta la  sepultura”, esta expresión la tenemos modificada en el oriente y decimos “el que nace tatu, muere cavando”, ambos proverbios expresan lo mismo, que el que es malo y mentiroso seguirá así hasta el final de sus días. Este mismo sentido encontré el otro día en un proverbio chino que dice: “Es más fácil variar el curso de un río que el carácter de un hombre”.

 

Observando las noticias por televisión he podido notar que algunos personajes poseen una facilidad asombrosa para cambiar, totalmente de forma de ser, de discurso, de pelea, con solo cambiar de vestimenta y de lugar donde emiten sus alocuciones, que algunas veces son discursos, otras son sátiras y sarcasmo y otras simplemente estupideces o payasadas. Ese cambio de vestimenta también va acompañado de ademanes, gestos y posturas, que aparentan ser muy bien estudiadas, porque para cada vestido pareciera que ejercitan obras teatrales que impresionan de tal manera, porque incluso da la apariencia que buscan la escenografita, tramoya y coreografía, apropiados a su discurso.

 

Otra de las cosas notorias en esos personajes es la facilidad que tienen para mentir, incluso cambian el timbre de voz y la expresión del rostro, que en algunas circunstancias presentan como alguien muy malo, tan malo que si fuera con la historia del “Gato con Botas“, el personaje parecería ser el ogro, pero en otras interpretaciones pareciera que el personaje es “Alí Babá” descuidando a los “cuarenta ladrones” para decir “Sésamo ábrete”, en otras oportunidades parece que fuera un poeta protagonizando Hamlet (tragedia de Guillermo Shakespeare), diciendo “¿ser, o no ser?, ¡es la cuestión!”. Por lo que me contó un pajarito, todas esas poses, todos esos discursos, la elección de la vestimenta, es parte del la obra que está escrita por alguien que “chavemos”.

 

En un anterior gobernante, que también quería mucho a Santa Cruz, noté que le dedicaba especial esmero a su vestimenta, pero no para esconder su personalidad, sino para satisfacer su egolatría y su farsa, su ansia de figuración; a ese personaje le seguí el rastro de sus discursos y pude comprobar su afición por las corbatas y los trajes nuevos que mientras estuvo de presidente, por suerte poco tiempo, estrenó todo lo que le permitió el tiempo. A los actuales también les entró la vanidad por la vestimenta y lo notorio no es la ropa sino las posturas que asumen con cada uno de los atuendos, el poncho les da un tipo de carácter, sin interesar el tipo de sobrero y guirnaldas que los adorne, generalmente ese atuendo los hace mucho más valientes, el abrigo negro y largo sin corbata, también les sienta de una manera diferente a lo que sucede con el traje claro con corbata o el taje oscuro sin corbata, de esa manera son más fingidos, más finos, más exquisitos, más mentirosos.

 

Pero estoy seguro que por más que nos hagan desfiles de modas y cambien más sombreros, que don Francisco en “sábados gigantes”, cuando este personaje cambia los sombreros que le proporciona “El Chacal”, la mentira y su forma de ser no cambiará, seguirá siendo el mismo monje con el mismo habito, seguirán siendo el mismo tatu cavando su cueva.

 

 

Miguel Aramayo

SCZ. 9.04.2008