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Estaba pensando qué hacer

21 Mar

Estaba pensando qué hacer

Mientras pensaba en los nietos y en la “inmortalidad del cangrejo”, mi cerebro que siempre anda a más revoluciones que yo, sé entero de que un gringuito de nombre Hans Deeg, descubrió un planeta. Planeta con características muy similares a la tierra, que tienen orbita similar, en una estrella que no es el sol, estrella que está a mil quinientos años luz de donde estamos nosotros, en una constelación que se denomina: Constelación “La Serpiente”. Ese expo planeta, ya tienen un nombre, se llama: CoRaT-9B. Ese nombre que parece en código, es denominado así porque fue descubierto con la ayuda de un satélite cuyo nombre es “Convección, Rotación y Tránsitos” (CoRaT), dependiente del Laboratorio Astrofísico de Marsella en Francia.

 

Al saber eso me puse a la búsqueda de cómo hacer para llegar a ese planeta y pensé que algunos de mis nietos me podían colaborar en esa experiencia. Contacté a Carlos Andres y José Ignacio, que son los nietos a los que tengo más a la mano y que son muy experimentados en el manejo de los computadores y tienen mucho ingenio. Al mismo tiempo envié mail a mis nietos que están en Medio Oriente, específicamente a José Miguel y Fabiana, para que ellos también reciban en copia todo lo que nosotros pensábamos hacer desde Santa Cruz, porque existía la posibilidad de armar una expedición a ese nuevo planeta.

 

En ningún momento encontramos como impedimento, que el planeta en cuestión, se encuentre a mil quinientos años luz, porque si un simple satélite logró descubrirlo, porque no nosotros, que también tenemos inteligencia y que podemos valernos de herramientas sofisticadas, que en la actualidad están al alcance de todos. Esto no era un ficción, todo estaba en saber hacer una adecuada programación y distribución de tareas, Fabiana y José Miguel podían ayudarnos a traducir las partes de inglés que nos resultaba de difícil compresión, desde luego que en esa tarea también nos podía colaborar Maria Laura, porque a María Lucia le asignamos como tarea el que archive y recopile toda la documentación que iríamos produciendo en nuestro proyecto, ella es más ordenada, y pude concretar mucho mejor las ideas.

 

En una de las primeras reuniones de trabajo con Carlos Andres y José Ignacio, hicimos el plan de trabajo y la distribución de tareas, ellos dos serían responsables de encontrar todos los elementos técnicos y científicos para poder llevar adelante el plan. Después de que ellos se pusieron con los otros cuatro nietos, me asignaron una tarea muy interesante, me dijeron que yo comande el proyecto, pero que era de mucha importancia que yo le pida a mi amigo “El Ser Chiquito” (Chiquito), que participe de todo esto y que sea él que supervise las tareas y que sea encargado de conseguir los materiales para la construcción de la nave que nos permita ese viaje, que debía ser de ida y vuelta y por lo tanto teníamos un desafío de recorrer algo más de tres mil años luz.

 

Mientras los nietos se comunicaban entre ellos y se asignaban tareas. Yo me concentré y me abstraje a todo. Encerrado en uno de los dormitorios logré comunicarme con mi amigo Chiquito, el cual se materializó y muy efusivo se presentó delante de mí, con su gran sonrisa y el brillo de sus ojos azules, de un azul metálico y agradable forma de saludar.

 

­–Hola Flaco, cómo estás, hacia mucho que esperaba tu llamado, ya pensé que te había olvidado de mi.

–Algunas veces son muy ingrato conmigo.

–Yo siempre pensando en vos.

–¿Qué queres?, porque seguro que me llamas cuando necesitas una ayudita.

 

–Chiquito, sos malo conmigo, tratas de apocarme, vos sabes cuánto te quiero y que siempre pienso en vos, no sólo cuando te necesito.

 

–Bueno Flaco, te creo, pero vamos al grano y comencemos a comunicarnos telepáticamente para hacer las cosas más eficientes y a mayor velocidad.

 

En un abrir y cerrar de ojos le conté del proyecto que teníamos con mis nietos, inmediatamente tuvo la respuesta y me dijo:

 

–Los materiales que se necesitan, los tenemos todos a la mano y la nave que construiremos será algo que no mida más que micrones; que los trajes espaciales que llevaríamos también eran fáciles de construir y del mismo tamaño menos que milimétricos, mejor dicho micrométrico, al ser así la nave la energía que requeríamos debía ser algo muy especial. Nada de hidrogeno o motores movidos a energía nuclear, no, lo que haríamos, sería algo que estaría manejado, nada más ni nada menos, que con nuestra capacidad intelectual, nuestros impulsos cerebrales que al ser concentrados en ese mínimo de tamaño, el arranque y fuerza que producirían los seis cerebros, de los que seriamos los tripulantes de la nave, sería suficiente para el viaje de ida y vuelta y que con seguridad nos sobraría energía acumulada en las balerías propulsoras.

– ¿Flaco, qué estás comiendo?

–Chocolate.

–Magnifico los materiales del embase, el plástico y el papel estañado nos servirán para hacer la nave y los trajes.

–Por favor límpialos y déjalos secar, después los usaremos en la construcción. También del chocolate puedes conservar algunas barritas y ese será nuestro alimento en el viaje de ida y vuelta, agua no necesitaremos hasta llegar al otro planeta, porque la que hubiéramos consumido antes de partir se concentrará en nuestra miniaturización y su consumo será ínfimo.

–Necesitaremos algunos elementos, como la cámara fotográfica, una o dos baterías de repuesto, papel y lápiz. Una caja de pañuelos de papel, algo de bicarbonato, que lo usáremos como elemento de limpieza e higiene.

 

Como todo lo que hacemos con Chiquito es muy veloz, lo dejé a él con la construcción de los trajes y la nave, porque él lo hace eso en un “abrir y cerrar de ojos”. Yo me pese en contacto con los nietos que estaban disponibles el skype

 

 

El Deber – domingo 21 de marzo de 2010: El expo planeta descubierto, que fue denominado: CoRaT-9B, nombrado así por el astrónomo Hans Deeg, quien lo descubrió con la ayuda del satélite denominado el Convección, Rotación y Tránsitos (CoRaT), dependiente del Laboratorio Astrofísico Marsella Francia, a 1500 años luz de la Tierra, en la constelación “La Serpiente”