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Fin de semana

14 Oct

Fin de semana

La misma monotonía, o casi la misma, de todos los fines de semana, pero esta vez me puse a observar a la gente en la misa del domingo. La iglesia estaba llena, casi total, la mayoría de la gente era gente del pueblo, esa gente humilde que va a misa no para pedir nada a Dios, sino que va para agradecer. Como siempre había mucha más mujeres que hombres, pero noté más gente joven que otras veces. Puse mucha atención en el evangelio que hablaba sobre la curación que hizo Jesús de los diez leprosos y que solo uno, que era de Samaria, fue quien le agradeció la curación, siendo que fueron diez los que imploraron la cura.

 

El sacerdote llamó a unos muchachos a la reflexión, porque no tenían una adecuada compostura en la iglesia y eso me agradó. Demostró que es necesario imponer disciplina no solo en la iglesia, la casa, también en las escuelas, en las universidades, en las oficinas públicas y privadas, en el congreso, en la constituyente. No solo necesitamos de un Dios para pedir, también necesitamos de un Dios que nos proteja, nos guíe, nos eduque, nos reprenda para hacernos retornar al camino abandonado.

 

Recordé cuando muy chico asistía a la misa de la pequeña iglesia del barrio, “La Inmaculada Concepcion de María” (El Montículo – donde está el monumento al Dios del Mar de la mitología Griega, Neptuno). Cuando muy temprano me levantaba para poder ganar el repique de las campanas llamando a misa, por tres veces consecutivas y anunciando cuando era la última llamada por el toque al final del repique. Esa fe y devoción que aprendí en niño me siguió toda la vida y procuré enseñar a mis hijos a querer y respetar a Dios y ellos también fueron monaguillos en la iglesia de “San Andrés”, la iglesia donde escuché esta mañana la misa.

 

El sábado vi que nuestra selección perdió al fútbol contra los uruguayos, ¡cinco a cero!, me dio pena pero más que pena me dio vergüenza, porque antes de viajar ellos se olvidaron de su Dios y por no se que extraña solicitud estuvieron en Tiwanaku pidiendo a las deidades “originarias”, que les den la fuerza para ese partido, sin siquiera saber quienes son esas deidades, pero para complacer a quien les daría la plata para satisfacer sus exigencias económicas. Espero que hubieran quedado convencidos que ese no es el Díos de nuestros antepasados, por lo menos no él dios de la mayoría de los de la selección y que para ganar lo que se necesita es entrenar y no cobrar.

 

Otra cosa que me entristeció es leer la noticia: “El presidente Evo Morales Ayma afirmó este jueves que la Iglesia Católica y la oligarquía alimentaron pactos políticos y económicos durante mucho tiempo para dominar al pueblo. En los últimos años se juntaron entre la nobleza, el clero, la oligarquía para dominarnos desconociendo el poder del pueblo», Creo que con todo esto no solo estamos ahuyentando a  nuestras creencias, sino que estamos influyendo para que perdamos la fe, y un pueblo sin fe, un pueblo sin dioses o con dioses inventados va al fracaso.

 

Creo que está en nuestras manos el poder protegernos de esos dioses extraños y dar más importancia a los nuestros, digo los nuestros como católico, pero respeto profundamente a los evangélicos, protestantes, judíos, musulmanes, budistas, etc., etc., porque pienso que Dios es el mismo para todos los humanos, incluso para los “originarios” y que merece el respeto y la veneración de todos nosotros expresada de acuerdo al rito que cada religión le profese.

 

Miguel Aramayo

SCZ- 14-10-2007