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La cumbre en Chile

10 Nov

La cumbre en Chile

Lo que pude ver en la televisión desde Chile, con respecto a la cumbre, me dejó un sabor amargo, claro que “no se pueden pedir  peras al olmo”, pero nuestra diplomacia debería tener un comportamiento más serio, no se puede cambiar un partido de fútbol por una cena protocolar, donde estuvieron tantos Presidentes de América, incluso el Rey y el Presidente de España. Desde luego que en acontecimientos como ese la “etiqueta” debe ser rigurosa y debe existir el temor de cometer algunos deslices que no escaparían a los ojos del periodismo, como se pudo observar en el altercado donde el Presidente Chávez, “pierde los estribos” y se hace llamar públicamente la atención por el presidente de España, quien además le da algunas normas de conducta, de educación, de urbanidad y de protocolo. Altercado que altera la paciencia del Rey de España, quien saliendo de todo protocolo instruye callarse a Chávez, con un enérgico “!Por qué  no te calla!”.

 

Mientas sucedía ese altercado entre Rodriguez Zapatero, don Juan Carlos Rey de España y Hugo Chávez, se podía observar junto al Presidente español al Canciller de Cuba, quien muy circunspecto, mostraba a todas luces, una cara de extrañeza y reprobación a lo que hacia Chávez, esa expresión de desaprobación se observó en varios de los presentes y la cara de tristeza, aflicción e impotencia de Michael Bachelet, que como anfitriona no atenía a nada y dejó que ese altercado continuará.

 

La Participación de Ortega, que también es uno de los pupilos del Presidente Chávez, que mostró total irrespeto en su alocución y en vez de aminorar la atención, la aumento haciendo gala de prepotencia, fuerza y total mala educación, pronunciaron en mucho la falta grave del Presidente de Venezuela y quitaron mucho brillo a un acontecimiento tan serio, que debería ser un ejemplo de diplomacia en la que se busca disminuir los problemas bilaterales, por problemas y malos entendidos.

 

El discurso de nuestro Presidente, me dejó muy apenado porque mostró que no tenia ningún nivel de preparación, en el sentido de “elaboración”, el mismo, fue una improvisación de conceptos incoherentes que dejaron mucho que desear y que causó muchas rizas entre los asistentes, incluso la televisión muestra una sonrisa muy pronunciada de Rodriguez Zapatero, y si no me equivoco incluso un guiño que intercambió este personaje con alguno de los otros que estaban a su izquierda. Lo que dijo más parecía como que se estuviera quejando un chico de primaria diciendo a los profesores que habían unos chicos ¡que le sacaban la lengua!, ¡que lo llamaron, “macaco menor”…!, pero sonaba también, como la queja de una esposa, de una esposa que buscaba el apoyo de sus suegros y sus cuñados, a quines les cuenta, el mal trato que recibe del marido y de todas las jochas que le hace éste.

 

El discurso del Presidente Chávez, inmiscuyéndose notoriamente en asuntos internos de Bolivia, ¡ofendiendo…!, a nuestro Presidente, tratándolo en forma racista de “!Indio!” y ofreciendo cumplir los deseos del guerrillero Che Guevara de apoderarse de la democracia boliviana. En ese momento también la televisión muestra algunas expresiones, principalmente la del Canciller cubano, que muestra su malestar en una fisonomía que no es muy fácil de interpretar. En ese mismo momento la televisión muestra que nuestro Presidente, hace abandono del salón, en compañía de alguien que le precede, acto que podría ser interpretado como disgusto y abandono al Presidente venezolano, algo similar a lo que hizo, y también lo mostró la televisión, cuando el Rey Juan Carlos abandona el salón al momento de que Ortega habla defendiendo a Chávez.

 

Después leeré con más detenimiento lo que digan los periodistas y analistas con respecto a esta cumbre y las anécdotas que surgieron de la misma y si hubiera algo interesante lo compartiré con ustedes, pero haciéndoles notar que mi apreciación es de un simple mirón, que sabe muy poco de protocolo y de urbanidad, solo lo que enseñan los Hermanos de La Salle, en el librito de “urbanismo” de Gustavo Carreño, en una edición Bruño.

 

Miguel Aramayo

SCZ. 10-11-2007