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La herida

26 Dic

La herida

Acabo de leer un libro de Jorge Fernández Díaz, que titula “La Herida”, me lo recomendaron junto con otro título del mismo autor, “El Puñal”, pero este ya se había agotado. Este escritor tiene 35 años en la profesión como cronista policial, periodista de investigación y jefe de redacción de diarios y revistas. Tiene muchos otros libros escrito y goza de varios galardones obtenidos en Argentina y en España.

 

Desde que inicié la lectura, fui atrapado por la misma. Tiene un estilo que desde las primeras hojas te mantienen en el vilo del suspenso. Inicia la trama con la búsqueda de una monja que desapareció de una capillita de una villa miseria y que incluso el papa Francisco solicita que la ubiquen. Existe la sospecha de que fue ajusticiada por problemas de rivalidad entre narcotraficantes peruanos, que dominan la villa donde vivía la monja y ella se inmiscuye en todo tipo de problemas con la esperanza de recuperar almas para el Señor, hasta que llega un sinvergüenza que la engaña después de enamorarla.

 

Para mantener el suspenso permanente la novela está plagada de problemas que se mezclan entre narcotráfico, política, sexo y de vez en cuando aparece nuevamente la monja desaparecida. La trama principal es política. Muestra cómo se mueve la política entre corrupción, delincuencia y farsa, como los políticos se sostienen usando los servicios de psicólogos hasta mejorar la imagen del candidato, sus seguidores, y publicistas, que hacen las farándulas para mejorar la imagen de los políticos y distraen a sus seguidores para conseguir más apoyo popular.

 

En toda esa trama del show político se muestra la corrupción que los rodea, para poder sostener ese teatro, pagar artistas, fiestas, hoteles vehículos. A medida que crece la burocracia de mantenimiento a los políticos, para cubrir el presupuesto deben sustentarse en el crimen organizado, en la corrupción de coimas y extorciones. Además, deben estar apoyados por el narcotráfico. Y para poder controlar ese maremágnum se deben hacer colaborar con la policía, que les destina personal de apoyo, como matones, guardaespaldas y corruptos que se encargan de recaudar los fondos. También muestra cómo el político capo, pierde el control y todo el entorno se vuelve delincuencial.

 

Si uno tiene la afición de leer los periódicos de la prensa local y de la prensa extranjera puede ver que la novela, de alguna manera muestra una realidad que es conocida por todos nosotros, además que es algo cotidiano y que algunas veces lo tomamos como ficción, pero el autor tiene una amplia experiencia en su función periodística como cronista policial y analista político y por lo tanto quizá algo de lo que dice la novela expresa la experiencia del escritor de hechos reales que fueron de su conocimiento.

 

El lenguaje a un principio puede aparecer soez, pero es la forma corriente de expresarse de los argentinos por lo tanto, uno se llega a acostumbrar con ese lenguaje, que hace que los personajes y la trama en general sean auténticos. Me gustaron mucho algunos dichos, que no los repito para no quitarle interés a la lectura, pero que son muy descriptivos y que son algo que coincide con el lunfardo, especialmente el porteño y mucho más en boca de los “canas” que forman parte de la estructura.

 

La novela termina como es de predecir en cualquier situación de políticos que llegan a la cúspide, se aprovechan de su éxito y después comienzan en decadencia por el exceso de egolatría y exceso de corrupción de su entorno.

 

En la última parte del libro el policía encuentra a la monja, pero les dejo que ustedes averigüen el desarrollo del epilogo. Es un libro que me gustó por distraído, y porque, además, muestra mucho de nuestra realidad cotidiana, que no se publicita, pero que si uno es observador podrá notar y observar.

 

Miguel Aramayo

SCZ.20-12-2017