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La maldad y el diablo

4 Mar

La maldad y el diablo

La maldad y el diablo

 

Muchas veces han convocado al demonio, los que le tiene miedo y también sus seguidores, algunos le temen, otros lo adoran, pero hay algunos que lo ignoran. Es un personaje al que se conoce por varios nombres, Satanás, Lucifer, Diablo, Súcubo, el Maligno y algunos más, «Satanás» se deriva del hebreo, significa «adversario». Aparece por primera vez en la Biblia hebrea. Las religiones griega y romana no conocían al Diablo, entre los 400 dioses celtas no había sitio para el Maligno, lo mismo que en las religiones africanas no influidas por los misioneros, en los indios de América del Norte, ni siquiera en el sintoísmo, budismo, taoísmo…

 

En los libros sagrados hebreos Satán nunca aparece como líder de un imperio del mal que ha declarado la guerra a Dios y a la humanidad: esto sólo ocurre en el cristianismo. En el islam se lo conocía como blís (en árabe), este nombre significa «privado de toda bondad». ​ Más conocido, sin embargo, como Shaitán, palabra aramea, variante del nombre Satán o Satanás, Se le llama también al-waswās, esto es, «El susurrador», porque inocula con sus susurros la tentación en el corazón de la gente, al-jannās, «El esquivo» y al-rayīm, «El lapidado».

 

Según el islam, cuando Dios creó a Adán, ordenó a todos los ángeles que se inclinaran ante la nueva creación. Todos los ángeles se inclinaron, pero lblis se negó a hacerlo. Argumentó que como él mismo fue creado del fuego, es superior a los humanos, hecho de barro cocido, y que no debía postrarse ante Adán. Como castigo por su altivez, Dios desterró a Iblís del cielo y lo condenó al infierno. Más tarde, Iblís solicitó la capacidad de intentar engañar a Adán y a sus descendientes. Dios concedió su petición, pero también le advirtió que no tendría poder sobre los siervos de Dios.

 

Quien sentó las bases de la satanología cristiana fue el autor del Evangelio de Juan, sus cartas y el Apocalipsis. Es Juan quien lo nombra señor del mundo y causante de todas las acciones malas. Pero la llegada del Hijo de Dios quebrantó este dominio diabólico.

 

Curiosamente, una de las más terribles sentencias de su Evangelio es la afirmación de que los judíos son hijos del diablo. Si no tuvieron bastante con ser acusados de deicidio, que el Jesús de Juan les dijera “procedéis del diablo, que es vuestro padre” dio carta blanca a los cristianos para perseguirlos, diezmarlos y humillarlos durante siglos.  El enfrentamiento entre el Bien y el Mal, heredado de las leyendas judías del siglo I a. C., ha marcado al cristianismo hasta extremos increíbles. Omitieron intencionalmente que Jesús, su Madre, sus discípulos y seguidores, todos ellos eran judíos y después se denominaron cristianos, después de Saulo de Tarso hubiera dado origen al “nuevo testamento”.

 

La demonología judía bebió profusamente de la visión irania del mundo: demonios, ángeles y arcángeles nacen en Irán en 500 a. C. Y si hay que señalar a un culpable, ése es Zaratustra o Zoroastro, un hombre del que se sabe muy poco pero que cambió el politeísmo imperante en esa región por Ahura Mazda, el señor único: he aquí el comienzo del monoteísmo. Para no eliminar a los viejos dioses los convierte en emanaciones de Ahura Mazda, los ángeles.

 

Entre ellos, los dos más poderosos: el bueno Spenta Manyu y el malo Angra Manyu. Al principio ambos eran la cara y la cruz de la moneda, pero al final Angra acabó por convertirse en un anti-Dios, el enemigo declarado de Ahura Mazda. Se puede decir más alto, pero no más claro: Satanás nació en Irán en el siglo VI a. C. 

 

Miguel Aramayo

SCZ.8-12-2023

Recopilado de Google y la revista Muy Interesante.