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Me siento feliz de ser uno más de los más del millón de oligarcas en Santa Cruz

16 Dic

Me siento feliz de ser uno más de los más del millón de oligarcas en Santa Cruz

Ayer viernes 15 de diciembre de 2006 fui a trabajar a las 7:00 AM igual que lo que hago hace cuarenta años, pero era un día diferente, me vestí de blanco y verde como uno más del más de un millón de oligarcas que vivimos en Santa Cruz. Salí a la calle y parecía como si estuviera recitando esos versos españoles que en alguna parte dicen: “… verde, verde que te quiero verde, verde…”, no era yo el único de verde, toda la gente estaba de ver y blanco, de blanco y verde. Hasta el cielo estaba blanco de nubes, como borrando el azul “del cielo más puro de América” y contrastaba con el verde de la naturaleza, que de acuerdo a mi impresión, Santa Cruz también se había vestido de todos los tonos mas bellos y todos en la policromía de solo verde.  Creo que si en ese momento hubiera tenido que salir el sol y mostrar un arco iris, Dios hubiera ordenado que salga solo de blanco y verde, porque creo que ese día, hasta Dios se despertó oligarca.

 

Llegué a la oficina y trabajé como lo hago desde hace cuarenta años, a todos mis compañeros de trabajo los salude como siempre o respondí como siempre a sus saludos, pero en el ambiente se respiraba algo diferente, todos sin excepción teníamos el color verde, el portero, el jardinero, la Sra. de la limpieza, todos los demás y yo, pero además del color verde todos nos saludamos con más cariño, con mas respeto, como si fuera un día especial y en realidad lo fue.

 

Inicié mi labor revisando las noticias del día y el entusiasmo también se transmitía en los periódicos, salvo en las noticias de los constituyentes del MAS y en los personeros del gobierno, todo lo expresado por ellos solamente destilaba odio, pero no cualquier odio un odio envenenado hacia todo lo que es verde, hacia todo lo que es de Santa Cruz, incluso la noticia de que dos ministros habían venido para interceder por la paz, pero lo único que hicieron fue organizar algo que dañe ese nuestro día especial, habían preparado marchas contra el cabildo que debía ser ese día y un gran bloqueo en San Julián, que pese a tener nombre de santo es el lugar donde este y otros gobiernos han infiltrado su gente, su odio, su maldad, esa gente mal agradecida con la hospitalidad de este bello pueblo Cruceño, reventó como puchiches y dejo salir su virulencia y atacar a los habitantes de este pueblo, pero ni con esa ofensa dejaron bajar los ánimos y al contrario nos permitieron mostrar ante Bolivia y el Mundo, lo inmundos que son, lo inservibles  y lo perjudiciales que son para nuestro desarrollo y lo que hace esa gente no lo hace por convicción, de uno en uno son mansas palomas, pero cuando el gobierno les ofrece tierra, cuando les da dinero o les promete comprar sus productos por encima del precio de mercado, esa gente se convierte en servil, porque de lo contrario sus dirigentes los castigan.

 

Al comenzar la tarde compartimos un almuerzo de camaradería para poder partir al cabildo todo los compañeros de trabajo, juntos y unidos, todos vestidos con blanco y verde, verde y blanco, vestimenta que cada uno compró con sus propios medios, cada uno con una bandera “Verde, Blanco y Verde”, que también fue adquirida con el dinero de cada uno. Nos dirigimos en caravana al cabildo y desde el primer paso nos comenzamos a entremezclar con gente igual que nosotros, con el mismo deseo de demostrar a los cuatro vientos que queremos vivir en paz, respetando las leyes, respetando la constitución y pidiendo a quienes nos gobiernan que hagan lo mismo, que respeten la constitución, que respeten la autonomía y que nos dejen vivir en paz.

 

Llegamos a la concentración y vimos que cada vez éramos más, cada vez aumentaba el número de oligarcas, todos hacían flamear sus banderas, todos mostraban su vestimenta verde y blanco, blanco y verde, todo era verde y blanco, blanco y verde y en ese momento me surgió a la memoria lo expresado por Alcides Parejas: “El verde también es un color…”. Solamente se escuchaba cantar carnavales, taquiraris, chovenas, todos eran gritos de “viva Santa Cruz” y cuando gritábamos “viva Bolivia”, se me venia a la mente esa otra expresión del mismo historiador nombrado arriba, que dice: “…somos bolivianos porque nos da la gana…”. Me encontré con mucha gente con la cual nos saludamos muy efusivamente porque trascendíamos, amistad, amor y cuando miraba a los ojos de todos los oligarcas (más de un millo) que estábamos congregados allí. Insisto que miraba a los ojos, porque a la gente de esta tierra se puede ver a los ojos, porque no son acomplejados, no son mezquinos y permiten que al mirarse a los ojos muestren su alma pura.

 

Realmente me sentí feliz de ser un oligarca de ese más de un millón de oligarcas que estábamos unidos allí, mostrando amistad, mostrando amor, porque se veían un sin fin de expresiones amorosas entre las parejitas de jóvenes y de algunos viejos, todos compartíamos el mismo calor y el mismo color, todos cantábamos al unísono, las canciones que en algún estribillo decían: “viva Santa Cruz”. No existía diferencia entre nacionalidades, regiones, entre razas o colores de piel, de pelo o de ojos, todos estábamos felices, todos gritábamos las mismas consignas, todos éramos cruceños, todos éramos bolivianos todos éramos oligarcas.

 

Hubo pocos discursos, creo que cinco fueron los oligarcas que hablaron, pero el discurso que más me agradó fue el de una guaraya. Digo así y no originaria, porque esa palabra fue inventada por este gobierno por el complejo y la vergüenza de sentirse indios, sabiendo que todos somos iguales, algunos con más instrucción que otros, unos con piel más blanca que otros, unos mas chocos que otros, unos mas zarcos que otros, unos con más plata que otros, pero todos bolivianos. La guaraya mostró con altiva voz que es exactamente igual que nosotros y no permitirá que se menosprecie su cultura, su lengua, sus costumbres, ellos fueron los dueños de estas tierras y no los quechuas y menos los aimaras, que ni siquiera llegaron al fuerte de Samaipata.

 

El cabildo terminó como si fuera carnaval, había cerveza, refrescos fríos, picoleces, asaditos, emparedados, habían bandas pagadas por algún camba romántico, también habían tamboritas, todo era fiesta, todo era amistad, todo era alegría, la alegría propia de este pueblo y pese a que el sol ya se había escondido todavía se distinguía el verde y blanco, el blanco y verde y la felicidad de más de un millón de oligarcas.

 

Retorné a mi casa a descansar un poco para continuar el día. Teníamos que ir con mi mujer a un matrimonio de parientes, continuó mi felicidad, porque cuando estuvimos en el “Circulo de amigos”, a todos los vi con cara de parientes y todos nos vieron a nosotros de la misma manera, la tristeza que había ayer había desaparecido, la orquesta comenzó a tocar algunas canciones de antaño, eran valsecitos de Santa Cruz, después del vals se inicio la fiesta con taquiraris, chovenas, carnavalitos, canciones que generalmente son al final de toda fiesta, en esta se inicio con eso, me imagino como terminó.

 

Llegué a mi casa e hice algo que no acostumbro hacer, prendí el televisor en el canal estatal y como siempre destilaba odio, decían mentiras, pero como ya había pasado un día tan bello, tuve el ánimo de soportarlos hasta escuchar al presidente decir que felicitaba, “pero…”. Que pena que siga con el mismo discurso de odio después de todo lo que vi y fui testigo.

 

Apagué el televisor y recé una Ave María dedicado a la Virgencita de Cotoca, pidiendo con tristeza por mis padres, mis hermanos (la de sangre y mi cuñada con su marido), mis dos mejores amigos y mis parientes que viven en La Paz (que de paz no tiene nada). Recé un Padre Nuestro, agradeciendo a Dios que me hubiera premiado en vida, permitiéndome vivir en Santa Cruz y ser uno más de este hermoso pueblo. Antes de dormirme recé otro padrenuestro pidiendo que ese premio que me otorgó también otorgue a todos mis seres queridos nombrados más arriba. No se en que momento me dormí, pero realmente me dormí en la gloria.

 

 

 

Miguel Aramayo

SCZ-16-12-2006