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Otro Dios, otra fe

31 Ene

Otro Dios, otra fe

¿Será posible que en pleno siglo XXI, cuando algunos quieren, socialismo, el “socialismo siglo XXI”, socialismo que ya fracasó. Otros, especialmente un “monje aymara”, quieran crear nuevas religiones, con nuevos dioses y otra fe? Cuando escuché eso, me recordé de un refrán que dice: “la ignorancia, es atrevida”, pero nunca pensé que llegue a esos extremos. Esa frase fue pronunciada por un Presidente, en una reunión de “Belen do Pará – Brasil”. Junto a él están sus amigos, los otros Presidentes, los que más lo inspiran, lo defienden y lo usan para conseguir una utopía, utopía que también dio vueltas en la cabeza de Bolívar, de San Martín y el “Che” Guevara, “una América bolivariana, bolivariana y chavista” 

 

El Dios que se pretende crear, debe ser un Dios que acepte la corrupción, mucha corrupción, infidelidad, mentira, homosexualidad, aborto, que use ropa de color azul oscuro, que hable aymara o quechua, mejor si los dos juntos, que escuche las suplicas del MAS y que este dispuesto a compartir honores con la “pachamama”, que no tenga asma, para poder soportar los “sahumerios” y que le gusten los “sullos” (fetos) de llama, el trago (la borrachera), la mixtura, la serpentina, los sobreros parecidos a los que usa “don Francisco” y sobre todo, que le guste drogarse masticando coca y tomando alcohol, que además sea participe del sacrificio de perros, las masacres y ajusticiamientos de pecadores de acuerdo a normas de la “justicia comunitaria”

 

Ese Dios. Ese Dios que se busca, se lo buscará por todo el universo, mejor dicho por todas las galaxias; no se pretende que sea del “Olimpo”, mas bien se pretende que sea de las proximidades del lago Titicaca, mucho mejor si es Huatajata, de “Santiago de Huata” o por lo menos de Huarina. Debe ser un Dios al que le gusten las elecciones, el proselitismo, los discursos, debe aceptar la triple carnetización a sus feligreses y debe alegrarse si le hacen fraude, eso lo engrandecerá.

 

Debe ser un Dios que permita las represiones y las regresiones, pero no solo las regresiones psicológicas y psíquicas, debe ser un Dios que brinde la posibilidad de construir una “máquina del tiempo”, máquina para retroceder a este pueblo, quinientos años, de manera que esa máquina permita hacer desaparecer a todos los blancos, no a los blancoides, que permita que sus monjes puedan disfrazarse con las vestimentas que les inventen los diseñadores famosos del collasuyo, pero que también les permitan usar trajes “Pier Cardan’s”, “Gucci”, que puedan usar corbatas finas y alternar su visión entre lentes con finas molduras o lentes de contacto.

 

El anuncio, en busca de ese Dios, se hará sin licitación, únicamente con invitación directa, para que no intervenga ningún contralor, su publicación se hará en el periódico oficial del gobierno y por el canal oficial del gobierno. Para su proclamación se usaran solamente dos líneas aéreas, el TAM y la línea oficial del gobierno, no usará manto, le diseñaran un trajecito especial, con camisa chiquitana y zapatillas NIKE.

 

Llegó el día, por fin tendremos, ¡tendremos un Dios!, un Dios que odie a los periodistas, que odie a los oligarcas de la media luna, que odie a los latifundistas y terratenientes de Santa Cruz, Beni y Pando y sobre todo que no soporte a los cambas, a los cambas en todas sus formas, mucho más a los cambas de Bloming o de Oriente Petrolero. Pero debe ser un Dios que sea autonomista y que sea amigo en la eternidad de Melchor Pinto, de Roca, de Coronado y que hubiera participado en las luchas por el 11% en Terebinto, para que de esa manera la gente  lo quiera, lo adore, lo idolatre. No es necesario que lo respeten, porque debe ser un Dios que permita que le falten al respeto, así como permite el Cardenal.

 

Luis Alviña