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¿Por dónde estamos y hacia dónde vamos?

10 Jul

¿Por dónde estamos y hacia dónde vamos?

Da la impresión de que el comunismo se ve de una manera diferente desde otro ángulo, porque no puede ser posible que lo que sucede en Cuba, lógica consecuencia de la estrategia seguida por quienes la gobiernan, que desde 1956 hasta ahora lo único que han conseguido es destruirla, pero cuando iniciaron su destrucción ellos no eran “aimaras”, ni querían retroceder quinientos años. Desde luego que el advenimiento de los que ahora la gobiernan es una lógica consecuencia de quienes fueron los anteriores gobernantes, que fueron quienes atrajeron la desgracia, pero ya ha pasado tanto tiempo, ha muerto tanta gente, han sufrido tantos exilios y ahora ese pobre pueblo se debate al borde de la inanición. Es como el dicho popular que reza: “Hasta la pobreza es llevadera con algo de plata”, pero ese algo de plata es solo para los gobernantes y los miembros del partido, que tienen a ese pueblo en esa situación.

Ahora hay un grupo pequeño de mandatarios que han sido influidos por el “alba” (Primera luz del día antes de salir el Sol – Último de los cuartos en que para los centinelas se dividía la noche), que es diferente a la “aurora” (Luz sonrosada que precede inmediatamente a la salida del Sol – Principio o primeros tiempos de algo – Empezar a amanecer) y que ha sido inventada por un hombre que tienen todas las características de loco egocéntrico, con muy poca inteligencia, pero con mucha plata, como para poder comprar seguidores, no sólo dentro de los movimientos sociales de su país, sino dirigentes de otros países, países tan ricos como Brasil, Argentina, Ecuador y de yapa Bolivia. Esos que conformaron el ALBA, están llevando a sus países al “ocaso” (Puesta del Sol, o de otro astro, al transponer el horizonte – Decadencia, declinación, acabamiento), porque están trabajando para llevarnos al “orto” (Salida o aparición del Sol o de otro astro por el horizonte), pero más que todo en el significado que los argentinos le dan a esta expresión, como el final del cuerpo humano o del sistema digestivo.

Hace unos días lei que alguien había creado una nueva expresión idiomática para explicar lo que nos está sucediendo, es nuevo termino es: «atrasismo» y quién lo acuño es el escritor Horacio Vázquez-Rial. Se refiere a una potente ideología, infiltrada en los espacios de la izquierda (o llamada izquierda), que en lugar de querer un avance hacia el progreso, impulsa hacia el atraso. Es cierto que ama a los pobres y marginados, pero no los ayuda a superar la miseria. Por el contrario, la miseria de franjas cada vez más grandes es celebrada como una victoria. Esto lo leí en un artículo escrito por el argentino Marcos Aguinis, para La Nación el 2 de Julio del 2010, publicado en la edición impresa. Vázquez-Rial cita a Carlos Alberto Montaner, quien describió a los miembros de esta filiación absurda como «gentes que, paradójicamente, admiran el modelo de desarrollo de los pueblos que menos progresan». Aparecen los ejemplos de Venezuela, Bolivia y Cuba, entre otros. En vez de apuntar hacia el mañana, se atornillan a un ultra conservadurismo empobrecedor que les impide avanzar. Un líder indigenista boliviano confesó que «nuestro futuro es nuestro pasado». Terrible. Porque el derecho a cultivar la hermosa identidad indígena y los valores que ella contiene son distorsionados hacia una dirección autodestructiva. En lugar de ponerse al día, para que esos factores sean dinámicos y productivos en el presente, aspiran a quedarse atados a las tumbas. Es tan ridículo como si los egipcios pretendieran vivir en los tiempos de los faraones y los italianos en los de César Augusto.

Un ejemplo perfecto de «atrasismo» lo ofrece ahora la Franja de Gaza. Empecemos por reconocer la legitimidad de sus habitantes por conseguir la autodeterminación porque nunca, nunca desde los tiempos de los filisteos, habían gozado de entera libertad. Después del mandato británico cayeron bajo dominio egipcio por dos décadas. En ese período no se les facilitó la autonomía ni el progreso, sino que se los utilizó para hostilizar a las poblaciones civiles de Israel. Aumentó la pobreza y no se permitió que los refugiados de la guerra se integrasen al mercado. Luego cayeron bajo el control israelí. Tras varias décadas de una convivencia aceptable, que incluía trabajo para cientos de miles en la misma Israel y los beneficios de sus hospitales, universidades, provisión de insumos y comercio bilateral, surgieron los antagonismos. Unos diez mil israelíes construyeron en ese territorio varios asentamientos que lograron un despliegue alucinante, porque hasta exportaron flores a Holanda y quesos a Suiza. ¡Desde la Franja de Gaza! Los reclamos de terminar con la ocupación israelí, sin embargo, hicieron que un duro como Ariel Sharon decidiese retirar todas sus fuerzas e incluso sacar de los pelos y las orejas a los colonos judíos. Gaza se convirtió en un territorio Judenrein (limpio de judíos).

Tengo la esperanza de que en nuestro pobre país no suceda lo mismo, que los pocos que podemos pensar libres de la influencia de los gobernantes y sus prebendas, podamos influir en nuestros hermanos para revertir ese retroceso y dirigir nuestras miradas y esfuerzos hacia adelante, hacia el progreso. La única forma de progresar es trabajar, es estudiar, es investigar, es esforzarse, para compartir conocimientos y riquezas. No es odiar, no es pelear, hacer juicios, destruir a los demás.

Miguel Aramayo

SCZ. 10-07-2010