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Queriendo ser escritor.

21 Nov

Queriendo ser escritor.

Queriendo ser escritor.

 

Cuando escribo, lo hago porque tengo una idea en la cabeza o algo o alguien me sugiere el inicio de lo que después convierto en un cuento o una historia. Me abstraigo de mi alrededor y me concentro en la idea, idea que está dando origen a algo que escribo y generalmente no suelto hasta que completo una hoja, algunas veces más de una hoja, pero como escribo no solo para mí, sino para los demás, procuro escribir solo una carilla y si es algo más, regulo los márgenes, el interlineado y el tamaño de letra, de esa manera consigo que lo escrito quepa en una carilla tamaño carta.

 

Lo que escribo, muchas veces está relacionado con hechos acaecidos en mi existencia, no siempre como hechos que me sucedieron a mí, también en muchos casos son hechos que sucedieron a mis amigos, parientes o gente de mi entorno. En muchos casos dramatizo, de tal manera de darle un poco más de sabor o disimular el hecho realmente acontecido. De lo que estoy plenamente consciente, es que en lo que escribo dejo trasuntar mi estado de ánimo, el estado de ánimo que en ese momento domina mi espíritu, mi intelecto y lo que diría un escritor, es mi alma la que guía mi pluma, mi pulso.

 

Hace mucho que estoy leyendo con frenesí, porque procuro encontrar el estilo apropiado, pero cada libro que devoro, me deja algo de conocimientos, por lo menos eso es lo que procuro cuando selecciono el libro que comprar, porque apetezco más de los libros que adquiero, que los que me recomiendan y en muy pocos casos leo los libros que me prestan, los que si leo siempre, son los que me obsequian. En todos los libros procuro aprender algo más de redacción, algo más de ortografía, pero estoy convencido que el estilo es algo innato, es como la simpatía que uno muestre, que no es algo adquirido, sino algo propio, quizá algo heredado.

 

Lo que tiene mucho valor en lo que escribo, es la opinión de los demás, principalmente de un amigo que se toma la molestia de leer lo que escribo, pero de leer de verdad, haciendo las críticas a la redacción, a la ortografía, y también opinando sobre el tema, corrigiendo conceptos o recomendando cambios, que después los aplico a lo que se queda en el archivo como edición definitiva. La sensibilidad de lo que escribo, lo percibo a través de la opinión de un amigo de infancia, de uno de mis hijos y sobre todo de la opinión que le merecen mis escritos a mi madre.

 

Algunas veces o la mayoría de las veces, no nombro a los personajes, ni los escenarios y algunos otros aspectos, pero recibo la respuesta de mi madre, que me dice donde se desarrolla la trama y quienes son los personajes que intervienen, o me hace notar que algo de lo expresado no corresponde a la realidad, a lo sucedido, pero también me hace notar que lo que estoy escribiendo corresponde a un hecho real, que yo he disfrazado, pero que ella lo percibe, porque no es solamente que entre nosotros podría existir una simbiosis, sino que ella ha seguido mis pasos desde mi nacimiento hasta que abandoné mi casa, pero pese a ese hecho, ella siempre estuvo conmigo, porque nunca dejé de escribirle, cuando ese era el único medio de comunicación y después nunca dejé de hablarle cuando era posible por la comunicación telefónica.

 

Así transcurre el tiempo y continúo en mi afán de dejar por escrito todas mi vivencias, pero también mi opinión sobro temas diversos: Musica, política, religión, moral, familia, amistad y desde luego que algunas veces escribo banalidades, que en muchos casos dejan entrever mi estado de ánimo, mis fracasos, mis ilusiones y porque no decir mis deseos.

 

En algún momento  encontrare mi estilo y el tema para una novela que sea algo que pueda trasuntar el tiempo y el espacio y que pueda ser leído por mis nietos.

 

Miguel Aramayo

SCZ. 21-11-2015