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Sentimiento de soledad.

27 Abr

Sentimiento de soledad.

Comprendo ese sentimiento de soledad en compañía, lo he sentido sobre todo con compañías no buscadas, compañeros de colegio, de trabajo o incluso la familia. Con las buenas compañías, las que deseas ver en ese preciso momento, es difícil que suceda, aunque puede pasar, si se está algo reflexivo.  Mi experiencia personal con el cuento Noches Blancas, hace que sobrevalore el cuento, confieso. Y como estamos intercambiando mails tranquilamente, no escribiendo ensayos o ficciones en las cuales, a veces, la primera persona cansa, te voy a contar cual fue mi experiencia.

 

Estaba en Buenos Aires, por motivos que conoces, estaba muy triste además de intranquilo, he vivido cosas peores, a las que viví ese entonces, pero nunca sentí semejante soledad. No sabía que me pasaba, era como si mi alma no quisiera moverme, porque estaba tan triste, tan solo, tan rechazado, por cometer la imprudencia de compartir asuntos, que no cualquiera comprendería y encima explicarlos, aun sabiendo que los prejuicios de una sociedad son casi imposibles de quitar.

 

Al principio, la soledad era un alivio, recuerdo que en Santa Cruz la buscaba y tenía que pelearla, pero cuando la soledad llega sin invitación y nunca has tenido semejante visita, no sabes qué hacer, si servirle té, café o invitarle algo de comer, hablando metafóricamente.

 

Estaba triste, decidí refugiarme en los libros, porque los escritores se llevan bien con la soledad, muchos tienen vidas excéntricas, como Roberto Arlt, José Mujica y Dostoievski, justamente me vengo a topar, en la casa de un amigo no lector, con un libro llamado “Cuentos que me apasionaron”, una compilación de cuentos hecha por Ernesto Sábato, me lo prestó sin pensarla dos veces, ni siquiera lo había leído.

 

Llegó el sábado y me fui a la reserva forestal de la costa, luego de una hora de caminata vi por fin el rio de La Plata, me senté en un banco, sintiendo el olor del agua y la brisa del lugar, me llevé mi mate y vi caer el sol leyendo ese libro. Leí el libro completo en ese único día, eran varios cuentos,  pero el último y más largo era Noches Blancas, la narración tan y absurdamente detallista de Dostoievski, no era un mero recurso literario. Leyendo su biografía, descubrí que había pasado periodos prolongados de soledad, que era un melancólico, con tendencia al vagabundeo.

 

Estando en la situación en la que estaba, comprendía perfectamente cada absurdo detalle narrado, cuando uno está en soledad por mucho tiempo, estudia de sobremanera cosas que abarcan desde comportamiento humano, los mecanismos de funcionamiento de la propia psique, hasta los detalles que tienen el marco de una puerta y qué pudo motivar al orfebre a realizarlo, optar por esos detalles.

 

En resumen, me sentí muy identificado con el Protagonista solitario de Petersburgo, la narración no me pareció pulcra, sin embargo me pareció la correcta para narrar este cuento, porque se basa en experiencia propia, pienso que Dostoievski ya no estaba solo al escribir este cuento, creo que estaba con su mujer, feliz y contento pero como todo escritor, se aprovechó de la experiencia para rebajarla (magistralmente en este caso) a literatura.

 

Este relato, lo tomo como mío, porque me identifico plenamente con él, porque esa sensación, la he sentido en varias oportunidades y hasta ahora todavía la siento, como si fuera algo que me persigue.

 

 

Miguel Aramayo

SCZ. 27-05’2015