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Taormina

11 Sep

Taormina

Mi olfato quedó atormentado por un olor que ya había sentido alguna vez y que tienen mucho de olor a muerte, no porque trascienda a osamenta o cementerio, ni siquiera a jazmín del cabo. Era un olor asido, un olor a urea, a nitroglicerina. Mi cerebro quedó impactado por el olor, que no era algo que hubiera inundado todo el entorno. No, era algo sutil, algo muy leve, pero yo quedé así porque mi misión era descubrir a un grupo terrorista. Con ese olor, todos mis sentidos quedaron alertas, fue como si hubiera sido activada una sirena de prevención, mi oído procuraba percibir todos los sonidos que se producían a mí alrededor. Mi paso era lento, procurando no hacer ningún ruido que me distraiga, o que pueda alertar a los enemigos de la paz. Seguí avanzando por el espacio donde me había adentrado, en un momento determinado sentí que el sendero que continuaba, se terminaba, o mejor dicho cambiaba de aspecto, mis pasos ya no eran tan firmes y seguros, era como si estuviera pisando una superficie lustrosa, por suerte la suela de mis botas era antideslizante y mullida, de manera que mis pisadas eran silenciosas, pero mi tacto que también quedó ultra sensible, de un momento a otro se percató de que estaba dentro de un especie de contenedor, como no podía brindarme luz, porque mis lentes quedaron bloqueados por el brillo que producía el infrarrojo al reflejar la superficie del contenedor y la negrura circunvalante era extrema, rogando no desorientarme para retornar y continuar adelante, fui orientando mis pasos a mi derecha hasta que mis manos tocaron la superficie de la pared lateral, mis manos estaban con guantes, (guantes de cuero de cerdo muy finito – un producto de marroquinería con cuero finamente curtido y que calzaba mis puños como si fuera de licra), que los estaba usando para no dejar huellas dactilares y para no lastimarme en caso de tener que usarlas en alguna actividad que requiera usar mi fuerza. Choqué con el fondo, estaba en un contenedor, contenedor forrado con acero inoxidable, algo muy fino y pocas veces visto, no tenía la chapa corrugada, de la cual están construidos normalmente los contenedores, ésta era una superficie lisa, incluso sin costuras entre chapas y sin marcas de remaches o pernos.

Al llegar al final del contenedor reconstruí mi recorrido y me di cuenta que estaba en una especie de anden y que en mi recorrido ingresé a un contenedor de 12 metros, al llegar al final percibí que tenía una compuerta para el ingreso del aire acondicionado, lo corrí con mucha delicadeza y penetró una luz que me encandiló y el ruido de voces, carcajadas, carraspeos, tos y de vez en cuando algún estornudo, me dejar percibir que era un grupo de varias personas, todos hombres ninguna mujer, todos hablaban en italiano, pero con un ligero acento árabe, incluso me pareció escuchar que entre dos de ellos se expresaban en ese idioma y en muchas oportunidades se escuchaban palabras en español e inglés, pero en todos los idiomas con el dejo turco. Puse mucha atención para cuantificar cuántos eran los componentes de ese grupo y mis ojos poco a poco se fueron acostumbrando a la luz y pude verlos, todos eran muy jóvenes, quizá el más viejo no llegaba a los 30 años, todos de aspecto atlético, ninguno de ellos era barrigón, todos tenían aspecto de latinos, con eso quiero decir que ninguno era narigón o con barba exagerada, todos estaban bronceados al sol y vestían atuendos deportivos, todos de pantalón corto, de alpargatas o zapatillas deportivas y remeras marineras, que son las que están de moda.

Puse mucha atención a la conversación principal y me di cuenta que estaba en el cuartel principal y que lo que estaban preparando era un atentado a un crucero, que el contenedor en el que me encontraba era el que supuestamente contendría los lácteos para la despensa del crucero y que el mismo debería ser cargado al barco en la madrugada de ese día, ya tenían preparada la carga explosiva y el camuflaje de yogurt, diferentes tipos de quesos, mantequilla, leche de diferentes tipos, era por eso que ese contenedor estaba adecuado para transportar ese tipo de productos con el máximo de higiene y a su vez estaba construido como para poder ser usado como almacén permanente durante la travesía del crucero y su ubicación seria en un espacio ideal para poder afectar al barco desde lo más profundo y a la mitad entre babor y estribor, al medio entre la proa y la popa, próximo a la sala de máquinas, pero en un lugar fresco, además que estaba preparado para tener un acondicionador de aire especial para su contenido.

Cuando tuve toda esa información me alejé del contenedor, para retornar por donde había venido y me preparé a pasar esa información a mis superiores, para lo cual no usaría la voz, sino los mensajes de texto, pero debidamente encriptados por si hubiera la posibilidad de que detecten mi señal, que desde luego era usando el servicio de telefonía móvil local, pero bajo una cuenta especial. Pase las coordenadas, por el simple gusto de pasarlas, porque desde la central que controlaba mis pasos, no sólo que tenían mi ubicación seguida por un GPS cuyo chip está incorporado a mi cuerpo, sino que tenían de verme y ver el entorno por el que transitaba, con mayor nitidez que la visión nocturna que yo poseía adosada a mis lentes. Habiendo cumplido mi misión, a partir de ese momento me podía mover a mi antojo haciendo turismo, desde luego que atento a cualquier instrucción que pudieran pasarme a mi i fon.

El hallazgo de esa célula terrorista y los mensajes que envié, se produce un día después de que fuentes del gobierno confirmaran que existe una amenaza «creíble pero no confirmada» sobre un potencial ataque contra Estados Unidos. La Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Seguridad Interior (DHS) emitieron un boletín interno para alertar a su personal sobre el caso y pedir la colaboración del Berlusconi para operar desde Italia (Sicilia). Todo esto lo supimos por las noticias de la televisión y la prensa en las que se anunció la captura del grupo terrorista, que estaba compuesto por jóvenes de varias nacionalidades, pero todos pertenecientes a Al-Qaeda.

Todo esto que les cuento sucedió en Taormina que es una ciudad situada en la costa este de la isla de Sicilia, en la provincia de Mesina, a medio camino entre Mesina y Catania, es un primos de ciudad de más o menos unos once mil habitantes. Se extiende por el monte Tauro, a 200 m de altitud, y se halla en un balcón sobre el mar, enfrente del volcán Etna Posee magníficas playas (accesibles mediante teleférico) y un patrimonio histórico muy rico, cuyo máximo exponente es el célebre teatro greco-romano. Además, se conserva un castillo árabe, que ocupa el lugar de la antigua ciudadela o Arx. Fue fundada por los griegos en el 736 a.C., con el nombre de Naxos. La leyenda cuenta que los marinos griegos que pasaban por la costa oriental de Sicilia olvidaron realizar sacrificios en honor a Poseidón y él, encolerizado, les hizo naufragar. El único superviviente, Teocles, llegó al Capo Schico, próximo a Naxos, y volvió a Grecia para contar las maravillas de Sicilia, convenciendo a sus compatriotas para instalarse en la isla.

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Taormina y el volcán Etna al fondo, desde el teatro griego.

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Teatro griego de Taormina

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Cada año se realizan en Taormina numerosos eventos, sobre todo durante el verano. El Teatro Antico es escenario de conciertos (música clásica y ligera), obras teatrales, óperas líricas y otros espectáculos que, con frecuencia, se emiten en medios radiotelevisivos. Algunos ejemplos son la ceremonia de entrega de los «Nastri d’argento» (cintas de plata), el Festivalbar o la Kore.

Descripción: Teatro de Taormina

Descripción: Panorámica desde Taormina

Cuna de los descansos de algunos de los escritores más importantes del siglo XX como Truman Capote, Tennessee Williams, Thomas Mann o Cocteau entre otros, y de artistas como Greta Garbo, Cary Grant, Dalí, Orson Welles o Rita Hayworth, Taormina ha dejado de ser un lugar de reflexión para formar parte de uno de los ejes de exaltación turística de Sicilia.

Descripción: Teatro de Taormina

Paseando por las calles de Taormina, repletas de recuerdos típicos sicilianos, encontraremos reminiscencias de la ocupación de la corona de Aragón, como los detalles del palacio Corvaja o el Ciampoli de estilo gótico catalán, o calles floridas de corte medieval, sin obviar la catedral de Taormina, Il Duomo de San Nicolo, la villa comunale con sus jardines, o el palacio de los Duques de San Stefano, uno de los mejores ejemplos de arquitectura normanda de la isla.

Es recomendable acudir en transportes públicos, ya que el centro de Taormina es peatonal y aparcar el coche es hartamente complicado. Aun así, para los valientes, la zona de Mazzaro, la playa a los pies de la ciudad, es el lugar idóneo para dejar el coche. Desde aquí bien el autobús o el funicular nos llevarán al final de Vía Luigi Pirandello, la carretera que sube del mar al centro de Taormina. Allí, la porta Messina, marca la entrada a la calle principal, el Corso Umberto I, repleto de tiendas de ropa y de recuerdos, tiendas de antigüedades, y balcones vestidos de flores.

Descripción: Calles de Taormina

Siguiendo Umberto I llegamos a la Plaza Vittorio Emanuelle II, construida sobre el antiguo foro romano, y que ahora alberga el palacio Corvaja o Corvaia (s. XIV), sede del primer parlamento de Sicilia (1410), y que combina una torre árabe del siglo X, decorada con piedra lávica y piedra pomez blanca, además de toques de gótico catalán. Actualmente es la sede de la Oficina de Turismo de Taormina y del Museo Siciliano d’Arte e Tradizioni Popolari, con pupis, marionetas sicilianas, vestidos típicos, carrettos y gran variedad de piezas, entre ellas los ex-voti, ofrendas rústicas de pinturas vóticas en agradecimiento a la intervención divina en salvaciones “milagrosas” en multitud de variopintos sucesos accidentados. A la izquierda del palacio está la Iglesia de Santa Caterina, construida en el siglo XVII sobre restos aún visibles desde dentro del odeón romano, un mini-teatro que albergaba 200 plazas.

En el otro extremo de la plaza, el desvió de la Vía Teatro Greco nos lleva hasta el espléndido Teatro, que es el monumento más solicitado de Taormina.

Cerca están las ruinas de las Naumachie, titánica obra de una pared sostenida con contrafuertes, que permitía almacenar en una cisterna, las aguas provenientes de la montaña, para abastecer la ciudad e irrigar campos.

De vuelta al corso alcanzamos la Piazza 9 Aprile, un mirador sobre el mar y el Etna. En ella la ex-Iglesia de San Agostino de 1486 hace las veces de Biblioteca, y sobre una escalinata, la barroca Iglesia de San Giussepe. Sobre la porta di Mezzo la torre dell’Orlogio despide la agitada plaza llena de turistas degustando los cafés más caros de Sicilia.

De esta manera nos adentramos en el barrio más antiguo de Taormina, y en el que las influencias árabes se hacen más patentes, con callejuelas que desembocan primero en la Iglesia de San Giovanni de Malta de 1533, en el Palacio Ciampoli, un edificio gótico-catalán de 1412, con ventanas geminadas que hace de Hotel; y más adelante en la Plaza del Duomo, con el Comune (ayuntamiento), y la Catedral di San Nicolo, tan sobria como prescindible.

Descripción: Duomo de Taormina

Vía Umbero acaba en Porta Catania, donde un escudo aragonés (1440) nos hace pensar que podríamos estar en cualquier zona del Levante Español. Antes de llegar, subiendo una serie de cuestas empinadas, arribaremos a la Badia Vecchia, (Aquí está el Museo Arqueológico) una torre normanda con almenas que se reformó en el siglo XIV. Otro ejemplo de arquitectura normanda es el palazzo dei duchi di San Stefano, en la Piazza San Antonio

Descripción: Palazzo di San Stefano

Para descansar del ajetreo, la Villa Comunale, debajo del Teatro, jardines repletos de vegetación diversa, que a finales del XIX pertenecieron a la aristócrata escocesa Miss Florence Trevelyan (al parecer amante del futuro rey Eduardo VII), quién ideo unos edificios de ladrillo al estilo “lego”.

Debajo de Taormina se halla la isola bella, un islote que en bajamar abre un camino de arena con la playa, y en los alrededores podremos visitar las Gargantas de Alcántara. inaudita formación basáltica en forma de desfiladero.

Descripción: Isola Bella

De tanto leer novelitas policiales, fui adquiriendo cierta destreza en adelantarme a los acontecimientos, tanto de lo que leía, como de lo que sucedía en mi vida cotidiana trabajando como consultor en temas administrativos, con gran apoyo en tema de sistemas de computación, por lo tanto llegué a tener una cierta capacidad para analizar acontecimientos de la vida cotidiana empresarial. Al mismo tiempo mi trabajo como agente esporádico del departamento de estado de USA, me abrió la posibilidad de realizar algunos trabajos de inteligencia, trabajos de muy poca duración, muy específicos y que me permitieron pasar desapercibido como turista, porque al mismo tiempo todo se organiza de manera que algunas veces, realmente era turismo y otras trabajo, trabajo que al concluirlo se convertía en  turismo, pero en otras oportunidades en el curso del trabajo se realiza el turismo, como una forma de disimular el fin principal.

Miguel Aramayo

SCZ. 11-09-2011

A diez años del atentado de las torres gemelas en NY.