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Una familia en el desierto.

25 Jul

Una familia en el desierto.

Este es un cuento de hadas, pero no cualquier cuento, es uno moderno, porque la familia a la que me refiero no viajó al Medio Oriente en una alfombra voladora, o en una caravana de camellos, no, viajó en primera clase de un Air Bus 380 de la línea Aérea  Kuwait Airways, que aterrizó en el aeropuerto de Dubai, y de allá se trasladaron en una limusina hasta el hotel Burj Al Arab, allí permanecieron unos días, pero como el hospedaje era tan caro se trasladaron al Sofitel City Center Hotel, desde ese hotel comenzaron a ver como se instalaban en Dubai.

 

Estaban descansando un día viernes, porque allá en Dubai ,los feriados son el jueves y viernes, y uno de los miembros de la familia propuso ir a la playa, prepararon todo y montaron en el BMV alquilado, rumbo a la playa que la llaman Jameira beach park. Que lugar bonito y lujoso, y a la hora que llegaron con muy pocos bañistas, por lo tanto lograron una buena ubicación, dejaron todo bajo las sombrillas y partieron a la playa, la temperatura era de aproximadamente 50 grados centígrados, la arena quemaba los pies, pero el agua era de un color turquesa transparente que deja ver el fondo.

 

Estaba toda la familia deleitándose del frescor que brindaba el mar, que en esa época del año era tan tranquilo, que el oleaje permitía estar inmerso hasta el coto, así estaban todos cuando de repente se fue acercándose un aliscafo, era blanco como la nieve y cuando estuvo muy cerca de ellos sin hacer ningún ruido una persona, vistiendo una túnica tan blanca como la nieve y un turbante de cuadritos rojos y blancos se aproximo a la borda, al lado de estribor, y les habló en un fino español, dirigiéndose al jefe de familia, le dijo:

 

– “Estimados amigos, yo soy el emir, de un emirato muy próximo a esta playa, y me sentiré sumamente honrado de que ustedes acepten mi invitación” .

 

El jefe de familia muy confundido y observando a su mujer, sus dos hijas y al hijo que tenia en brazos, respondió:

 

-“Agradecemos su invitación pero quedamos sorprendidos porque nos habéis elegido a nosotros, que estando en esta bella playa no mostramos ni siquiera quienes somos”.

 

Ni bien termino de hablar escucho otra voz que provenía del mismo lugar donde estaba el emir, pero al no distinguir a nadie quedó pensando que el emir era ventrílocuo, hasta que la hija mayo le hizo notar que había un personaje chiquito en el hombro del emir, era tan diminuto que costaba diferenciarlo, además que se estaba protegiendo en la sombra del turbante, cuando lo vio quedo sorprendido, al notar eso el que hablaba se identifico:

 

-“Soy El Ser Chiquito, el amigo intimo de tu padre y este emir es mi gran amigo de hace mucho tiempo atrás, de la época que su familia era nómada y tenían un criadero de camellos, ahora que se dedican al petróleo, y tienen dos refinerías, ya cambio los camellos por caballos y en lugar de trabajar solo administra sus negocios, por lo tanto es de total confianza y quedaré muy feliz de que todos ustedes suban a la embarcación y podamos ir al emirato a pasear un momento”.

 

El jefe de familia, asombrado ¡perdió el habla!…, pero por suerte la menor de sus hijas que ya tenia confianza con el Ser Chiquito, porque lo conocía mucho, y el también a ella y sus hermanos, acepto la invitación a nombre de toda la familia, subieron al aliscafo y quedaron impresionados de tanto lujo, el emir los invito con unos heladitos de canela y para sorpresa de todos, les invito somo y chicha fresca de maní. Cuando partían el emir le dijo al jefe de familia que no tuviera pena por sus cosa y su auto, el era el dueño de esa playa y estaba hablando por teléfono a la administracion para que se encarguen de cuidar sus pertenencias.

 

Pasaron una tarde fabulosa, principalmente los hijos, las chicas y el pequeño, quedaron absortos con la conversación, ¡la amabilidad!, ¡la afabilidad!, ¡el cariño! y ¡el carisma! del Ser Chiquito, y lo que éste les contó de la época en que era ¡uña y mugre! con el abuelo, y todas los momentos que juntos pasaron ambos personajes. El jefe de familia y la madre de los chicos disfrutaron una linda conversación con el emir el que le prometió que para el próximo encuentro los esperaría con un asado a la parrilla.

 

Cuando se ponía el sol en el ocaso y el cielo se pintaba color púrpura y comenzaban a aparecer las primeras estrellas y la luna en forma de unos labios de ¡carita feliz! alumbraban el horizonte, el aliscafo se acerco al puerto que estaba próximo a la playa y en el muelle los esperaban los empleados con salidas de baño para todos y muy próximo el auto en el que debía regresar. Eso fue inolvidable y no creo que nunca más se borre de la mente de toda la familia.

 

Miguel Aramayo. SCZ 25-07-2006