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Una librería en Berlín

26 Sep

Una librería en Berlín

El nombre de este escrito, es el mismo título del libro que acabo de leer. Es un libro escrito por Françoise Frenkel, que fue publicado en septiembre de 1945 por Edition Jeheber (Ginebra), un año después de mi nacimiento y unos meses después del fin de la segunda guerra mundial (8 de mayo de 1945). Este libro fue traducido por Adolfo García Ortega en 2017 para Editorial Planeta S.A.

 

Después de leer ese libro, volvieron a mi memoria todos los amigos judíos que he conocido desde muy chico (Jacobo Zelcer) y muy especialmente aquellos que eran niños, jóvenes y adultos después de 1933 y mucho más después de que estalla la guerra en julio de 1939. Todos esos amigos que vivían en Europa, principalmente en: Alemania – Polonia – Austria – Italia – Francia y muchos otros países que tuvieron que sufrir el yugo del nacismo, de la locura de un hombre.

 

Me recordé muy especialmente de la suegra de un amigo, Enrique Lewkowicz, que tenía marcado con fuego en el brazo, el número que le asignaron en el campo de concentración de Auschwitz y que se salvó porque los aliados llegaron a tiempo. Esa señora vio por última vez a un hermano caminando a las cámaras de gas, pero por suerte no fue ejecutado y, más o menos, en el año 1976, estando ella en Tarija y viendo un programa de televisión reconoció a su hermano en un acto de homenaje a los judíos muertos en ese campo de concentración conmemoraban en New York (programa con dos años de antigüedad), con él cual se pudo reencontrar al año siguiente, después de que lo lograron ubicar.

 

Leyendo ese libro se puede apreciar vívidamente el sufrimiento de toda esa gente que tuvo que dejar sus casas, sus fortunas, sus seres queridos, para luchar por la sobrevivencia, con la única esperanza de conservar la vida, para en el futuro poder reencontrarse con sus seres queridos, los mismos que sufrieron lo mismo que ellos, pero que no tuvieron esa suerte y quedaron como un número más del holocausto.

 

Al mismo tiempo de observar ese tremendo calvario que tuvieron que seguir esa gente, por el único hecho de ser judíos, sin tener en cuenta que judíos mimetizados en Europa deben ser muchos más que los que sucumbieron en el holocausto, porque ese podre pueblo, por el sólo hecho de ser judíos han tenido persecuciones ignominiosas y todavía siguen sufriendo rechazo por parte de algunos europeos, que ahora están influenciados por el islam o el resucitar de esa tendencia política que tanto daño causó a la humanidad.

 

Por otro lado, ese libro me mostró lo bien que se portaron algunos franceses e italianos, colaborando, protegiendo y escondiendo a esos pobres fugitivos, especialmente a los que tenían el estigma de judíos, que era como un sello de condenación a muerte, por la idea absurda impuesto por un hombre en particular, que logró convencer a un pueblo, Alemania, y que estuvo a punto de apoderarse de toda Europa.

 

Esta mañana leí el periódico y me encontré con la tremenda sorpresa de que Ángela Merkel fue reelegida por cuarta vez, pero esta vez entró al parlamento un partido de derecha, un partido que no ganaba ni un escaño desde 1945, pero que nuevamente está vigente y con promesas de quedarse en el poder en forma indefinida, algo similar a lo que sucedió con Hitler. ¡Qué pena…!

 

Miguel Aramayo

SCZ.25-09-2017