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Monthly Archives:abril 2015

10 Abr

Celos.

De los sentimientos que tienen mucho de perjudiciales, pienso que el peor, deben ser los celos. Son muchos los escritores y poetas que le han escrito, uno de los más famosos debe ser Shakespeare, con su obra «Othello» Empezamos en Venecia, la tierra del amor y del agua. Pronto conocemos a dos tipos, Iago y Roderigo. Iago, quien toma dinero de Roderigo mediante alguna especie de «acuerdo», está enojado con «el Moro», es decir, con Othello, nuestro héroe trágico. Othello es un general en el ejército de Venecia y acaba de escoger a otro hombre, Cassio, como su teniente. Iago está enojado porque quería esa posición.

 

Iago y Roderigo deciden vengarse de Othello haciendo una visita nocturna a Brabantio, el padre de la novia de Othello. Roderigo dice que Brabantio debe cuidar a su hija y estar atento a los que quieren robársela. Brabantio corre a la habitación de su hija y descubre que no está. Según el padre enojado, esto quiere decir que ha salido para hacer el amor con Othello. Está seguro de que «el Moro» ha «engañado» a su hija.

 

Unos días después vemos a Othello, quien está pasando el rato con Iago y hablando con Iago sobre su novia, Desdémona (la hija de Brabantio). Nos enteramos de que los dos se han casado recientemente pero no sabemos si han consumado su amor – en el lecho conyugal. Sin embargo, se avecinan problemas porque Brabantio es un senador influyente. Es claro que va a tratar de separarlos. Pero Othello no se preocupa. Como es legendario en el ejército Veneciano cree que su hoja de servicios lo apoyará. Agrega que está muy enamorado de Desdémona también. 

 

La conversación es interrumpida por Miguel Cassio (el tipo que obtuvo la posición de teniente en vez de Iago) que dice que el Duque de Venecia necesita ver a Othello inmediatamente porque hay una acción miliar en Chipre. Antes de que todos puedan marcharse llega Brabantio con Roderigo y varios esbirros. Ellos están listos para matar a Othello o a lo menos mutilarlo por tener la audacia de casarse con Desdemona. Parece que todos van con Duque para arreglar el asunto. 

 

Entretanto, Othello mata a Desdémona en el momento cuando Emilia entra. En esta confusión, Emilia le dice (incorrectamente) que Casio mató a Roderigo. Othello se enoja que Cassio esté vivo todavía. Esto no era el plan. Por fin, Emilia se da cuenta de que su propio esposo es la causa de la tragedia de todos. 

 

Mientras más gente llega, Emilia revela que Iago es el que está engañando a todos. Iago la acuchilla pero ella ya ha dicho todo. Othello demanda saber por qué Iago ha arruinado su vida entera pero Iago se niega a darle (y a nosotros también) una buena razón. Los caballeros Venecianos deciden llevar a Othello a Venecia para ser castigado por matar a su esposo y Cassio hereda la posición de Othello en Chipre. Othello, abrumado del dolor decide terminar su vida en vez de vivir sin Desdémona.

 

 Los celos son una respuesta emocional que surge cuando una persona percibe una amenaza hacia algo que considera como propio. Comúnmente se denomina así a la sospecha o inquietud ante la posibilidad de que la persona  amada preste atención en favor de otra. También se conoce así, al sentimiento de envidia hacia el éxito o posesión de otra persona.

 

La psicología actual explica que los celos son la respuesta natural ante la amenaza de perder una relación interpersonal importante para la persona celosa. Los celos parecen estar presentes en todas las personas, indistintamente de su condición socio-económica o forma de crianza y manifestarse en personalidades que aparentemente parecían seguras de sí mismas. Una característica que parece destacarse en las personas celosas es tener rasgos de egoísmo. Los celos también tienen relación con la vergüenza que es una respuesta natural del organismo. Muchas de ellas, una vez que los padecen, se sorprenden de si mismas ya que ni siquiera sospechaban que los padecieran. Los celos pueden ser sanos cuando lo que se demanda es algo que se debe hacer sobre una base de equidad en la pareja; sin embargo acudir a este tipo de conducta refleja carencias personales muy profundas.

 

Existen muchas canciones, especialmente, tangos, rancheras y boleros que le dan mucha importancia a ese sentimiento, y a continuación transcribo algunos versos a los que me refiero:  Déjame imaginar  que no existe el pasado, que nacimos el mismo instante en que nos conocimos. Inolvidable momentos que siempre guarda el corazón, pero aquello que nos hizo templar de alegría, es mentira que pueda olvidase. Se que has tenido horas felices aun sin estar conmigo. 

 

Dicen que es una expresión de inseguridad, creo que si,  pero prefiero escuchar lá canción que transcribo a continuación y que la canta Luis Miguel, que dice : No sé tú, pero yo no dejo de pensar, ni un minuto me logro despojar de tus besos, tus abrazos, de lo bien que la pasamos la otra vez. No sé tú, pero yo quisiera repetir el cansancio, que mi hiciste sentir, con la noche que me diste y el momento que con besos construiste. No sé tú, pero yo te he comenzado a extrañar, en mi almohada no te dejo de pensar con las gentes, mis amigos, en las calles, sin testigos. No sé tú, pero yo te busco en cada amanecer, mis deseos no los puedo contener, en las noches cuando duermo sí de insomnio, yo me enfermo, me haces falta, mucha falta, no sé tú. No sé tú, pero yo te busco en cada amanecer, mis deseos no los puedo contener en las noches, cuando duermo sí de insomnio, yo me enfermo, me haces falta, mucha falta, no sé tú.

 

Miguel Aramayo

SCZ 09-04-2015

 

9 Abr

Yo cantando.

Últimamente sueño en el mar, con el mar, sobre el mar y se avivan mis sentidos y puedo soñar o rememorar con mayor facilidad. En este momento estoy en una playa de Cerdeña, no es playa para bañista, pero es el lugar ideal para soñar o recordar, recodar bellos momentos de mi vida, pero como me sucede con tanta frecuencia se mezclan en mis recuerdos ficciones y realidades.

 

Sentado en una roca, con los pies descalzos y la mente despejada. Mi mirada se pierde en lontananza, en un horizonte sin fin, pero con una luminosidad, luminosidad que me permite divisar a Dios, a Dios y mi alma en otra vida, otra vida, que quizá hubiera sido mía, que se muestra tan bonita, tan llena de sorpresas y cosas bellas, de momentos indescriptibles y de instantes tan febriles, como el sol, que desde lo alto de la cúpula del cielo, ilumina todo lo que está abajo, incluyéndome a mí y mi alma, alma a la que en ese momento observó en forma crítica.

 

No es algo normal al verme y observarme, noto que yo no soy yo, soy un poeta, pero no cualquier poeta, soy un poeta que punteando una guitarra compone canciones, canciones de amor.

 

La voz suena cristalina, un tono de contra alto, con un marcado acento italiano.  La letra que distingo me suena romántica, destila amor, ternura, pasión. Es fácil de escuchar y diferenciar su sentido, la guitarra suena un primor, los acordes son claros y melodiosos, el acompañamiento es firme y permite distinguir la sonoridad del punteo, el ritmo es cadencioso, con un son que suena a un bossa-nova, más que un bolero. Quedo sorprendido, porque siendo yo el que canta y toca la guitarra, también soy el que puede apreciar ese milagro o actuación irreal, pero no ficticia.

 

Me detengo para poder, poder apreciar la letra y distingo lo que modulo, que dice así: Amo y pienso en vos, mientras pienso en vos, la voz se escapa de mi garganta y expresa mis sentimientos, exterioriza mi amor por ti y es ahí donde mi corazón también participa de los acordes, como el sonido sordo de un timbal. Eres para mí la vida entera, eres el aire que respiro, eres al alimento de mi alma y no te  imaginas como el sólo pensar en vos me da la fuerza que requiere mi cuerpo, para vivir, vivir y amar por ti. La música que acompaña ese verso, suena como si fuera el gorjeo de muchos canarios y el silbo armónico que sale de lo más profundo de un tordo. Que linda composición, muestra tanto sentimiento, que me siento feliz y protegido de las musas.

 

 

Miguel Aramayo.

SCZ.08-04-2015

 

 

7 Abr

Un fin de semana en la Costa Azul.

Tenía el corazón lleno de esperanzas, no pasaba de los treinta años, por lo tanto lo que más tenia era ilusiones, esperanzas y energías. La muchacha que lo acompañaba no pasaba de los veinticinco, ella también tenía la cabeza llena de ensueños. Estaban sentados frente a la playa, cada uno llevaba un libro en la mano y un bolso al hombro. Estaban juntos, pero era una pareja atípica,  porque no estaban abrazados ni besándose, después de todo era muy temprano, no pasaba de las ocho de la mañana y el cielo estaba bastante nublado, no se notaba más que claridad, el sol no se había despertado.

 

Ambos vestían ropa muy liviana, daba la impresión que estuvieron trotando y que ahora estaba en su etapa de descanso, por eso ambos dedicaban su tiempo a leer. El mar era gris, cosa extraña en esas playas que por el tiempo nublado estaban desiertas, éramos muy pocos los chiflados que estábamos allí, porque incluso la brisa corría fuerte y la temperatura no pasaba de los veintidós grados.

 

Yo observaba a esa pareja, porque a mi mente afloraron recuerdos de cuando yo rondaba la misma edad y vivía en Sudamérica, en un lugar del oriente boliviano, en una preciosa ciudad que se llama Santa Cruz de la Sierra, tenía la mitad o menos, de edad de la que tengo ahora y por lo tanto la forma de actuar era diferente, quizá similar a la de esa pareja.

 

Recordaba estar dando vueltas a la plaza, en auto BMV deportivo descapotable. Sentada en la plaza al frente de la Catedral, una linda muchacha, con los rasgos parecidos a los de la muchacha que observo en este momento en la Costa Azul, la diferencia que la muchacha de mis recuerdos llevaba un vestido celeste bajito, con flores lilas y azules, muy escotado, con simplemente los tiros que se sujetan a sus hombros. Con el cabello largo hasta el borde los hombros, no lleva maquillaje y calzaba unas sandalias muy bajitas, únicamente la suela y las tiritas de cuero que las sustenta en sus talones y el empeine.

 

Después de una cuantas vueltas y muchas sonrisas, me aproximo a la muchacha y la invito a dar vueltas, acepta y se sube al asiento del acompañante, su fragancia era delicada, un perfume muy bajito, con un dejo a madreselvas y lavanda, su piel muy suave, lo noto al darle un beso en la mejilla y rozar sus manos. Sus ojos son negros, con un brillo que me resulta muy difícil de describir, su sonrisa me deja paralizado, porque muestra una tristeza, que en este momento no puedo describir, pero que en el momento que recuerdo, me transmitió una sensación de pesar.

 

Nos presentamos y vimos al momento que teníamos un montón de contactos en común, entre amigos y parientes, por consiguiente nos movíamos en el mismo círculo, con lo cual entramos en confianza con facilidad. No hablamos de nuestra intimidad, porque no venía al caso y porque preferimos hablar de trivialidades y los comentarios de moda, tanto en el cine, como en la vida social.

 

Volví a la realidad y nuevamente mis sentidos percibieron a la pareja que observaba y que por un momento me llevó a la ensoñación. Ya no estaban leyendo, habían cambiado de banco y ahora estaban bien abrazaditos inmersos en un beso, un largo beso apasionado, que mostraba lo mucho que se querían.

 

Me estremecí y todo mi cuerpo se erizo, cuando en mi mente retorno a la mucha de cuando yo era joven y recordé el beso en sus labios tersos, con un sabor dulce y fragancia a flores. Mis manos acariciaron el vestido celeste con flores lilas, también sentí el estremecimiento de su cuerpo y quedé suspendido en el aire.

 

Volví a ver a esa pareja, la pareja de la Costa Azul y recogí mi maletín y mis sueños, continué caminando por la playa, en busca de mis recuerdos y los lindos momentos vividos.

 

Miguel Aramayo

SCZ.07-04-2015

 

6 Abr

La reina de Saba.

Cuando uno leyó algo histórico, que al mismo tiempo es religioso y supo de la existencia de una mujer bonita que quiso descollar ante un rey, como Salomón y que después de haber mantenido su virginidad es fecundada por este personaje, el mismo que después de veinte años conoce a su descendiente y le propone darle su reino y él no acepta y además, se lleva el tesoro más preciado por el pueblo de su padre, los judíos, secuestrando el “Arca de la alianza”, tesoro desaparecido hasta el día de hoy.

 

Se supone que esa reina, la de Saba vivía en lo que es ahora Yemen, que en este momento está sufriendo una guerra que podría hacer desaparecer tesoros históricos invalorables. Yemen es uno de los centros más antiguos de civilización del Oriente Próximo. Su tierra, relativamente fértil en algunos valles, y su clima húmedo permitió el desarrollo de una población estable. Sus habitantes, nómadas, se dedicaron durante toda la época antigua al pastoreo y a la cría de aves.

 

Entre el siglo XII a.C. y el VI d.C., la zona fue dominada por tres civilizaciones sucesivas, que controlaron el lucrativo tráfico de especias: los mineos, los sabeos y los himyaritas. Todavía pueden verse los restos de un gran templo en Ma’rib, que permaneció en pie durante casi catorce siglos.

 

La operación Tormenta Decisiva, emprendida por Arabia Saudí para frenar el avance de los rebeldes Huthi en Yemen, está lejos de hacer honor a su nombre. Ni los intensos ataques aéreos de la coalición árabe liderada por Riad, ni la resistencia de las tribus locales han logrado repeler el progreso militar de la milicia chií que controla amplias zonas del país.

 

Cuando uno piensa en Yemen -el empobrecido país árabe que engendró a Osama bin Laden, y se encuentra entre Arabia Saudita y Somalia, dos de las naciones musulmanas absolutamente más radicales, rara vez se piensa en los cristianos, sobre todo porque son prácticamente inexistentes en ese inhóspito ambiente. La mayoría de los recuentos, de hecho, sugieren que en todo Yemen la población no musulmana es menos de uno por ciento.

 

Los cristianos árabes son cultural, lingüística y étnicamente árabes, y seguidores de la fe cristiana. Los cristianos árabes ya tenían presencia en el mundo árabe antes del surgimiento del islam y su expansión por Asia y África en el siglo VII. Muchos musulmanes árabes descienden de árabes originalmente cristianos que se convirtieron al islam por varias razones; por ejemplo, el pago de la “jizia”, un impuesto existente en ciertas dinastías musulmanas, para los habitantes no musulmanes o la opresión ejercida por parte de los bizantinos hacia la gran mayoría árabe cristiana, ya sea unitaria, monofisita o arriana.

 

La mayoría de los árabes cristianos actualmente son procedentes del Levante mediterráneo, mientras que históricamente en el mundo árabe los cristianos árabes eran descendientes de los Kahlani y Qahtani, tribus de la antigua Yemen (es decir. Los cristianos árabes llegaron a ser mayoría durante varios siglos en lo que se conocía antiguamente como País de Sham. La mayoría de los patriarcas maronitas de los últimos 10 siglos son descendientes de los conocidos nobles gasánidas Qahtani, árabes que gobernaron el Levante en el período romano y bizantino hasta la era franco-gasánida.

 

Los cristianos árabes han hecho importantes contribuciones a la civilización árabe y todavía lo hacen. Algunos de los más grandes árabes poetas, médicos, escritores, funcionarios de gobierno, músicos y gente dedicada a la literatura han sido árabes cristianos.

 

Miguel Aramayo

SCZ.06-04-2015

 

6 Abr

La reina de Saba.

Cuando uno leyó algo histórico, que al mismo tiempo es religioso y supo de la existencia de una mujer bonita que quiso descollar ante un rey, como Salomón y que después de haber mantenido su virginidad es fecundada por este personaje, el mismo que después de veinte años conoce a su descendiente y le propone darle su reino y él no acepta y además, se lleva el tesoro más preciado por el pueblo de su padre, los judíos, secuestrando el “Arca de la alianza”, tesoro desaparecido hasta el día de hoy.

 

Se supone que esa reina, la de Saba vivía en lo que es ahora Yemen, que en este momento está sufriendo una guerra que podría hacer desaparecer tesoros históricos invalorables. Yemen es uno de los centros más antiguos de civilización del Oriente Próximo. Su tierra, relativamente fértil en algunos valles, y su clima húmedo permitió el desarrollo de una población estable. Sus habitantes, nómadas, se dedicaron durante toda la época antigua al pastoreo y a la cría de aves.

 

Entre el siglo XII a.C. y el VI d.C., la zona fue dominada por tres civilizaciones sucesivas, que controlaron el lucrativo tráfico de especias: los mineos, los sabeos y los himyaritas. Todavía pueden verse los restos de un gran templo en Ma’rib, que permaneció en pie durante casi catorce siglos.

 

La operación Tormenta Decisiva, emprendida por Arabia Saudí para frenar el avance de los rebeldes Huthi en Yemen, está lejos de hacer honor a su nombre. Ni los intensos ataques aéreos de la coalición árabe liderada por Riad, ni la resistencia de las tribus locales han logrado repeler el progreso militar de la milicia chií que controla amplias zonas del país.

 

Cuando uno piensa en Yemen -el empobrecido país árabe que engendró a Osama bin Laden, y se encuentra entre Arabia Saudita y Somalia, dos de las naciones musulmanas absolutamente más radicales, rara vez se piensa en los cristianos, sobre todo porque son prácticamente inexistentes en ese inhóspito ambiente. La mayoría de los recuentos, de hecho, sugieren que en todo Yemen la población no musulmana es menos de uno por ciento.

 

Los cristianos árabes son cultural, lingüística y étnicamente árabes, y seguidores de la fe cristiana. Los cristianos árabes ya tenían presencia en el mundo árabe antes del surgimiento del islam y su expansión por Asia y África en el siglo VII. Muchos musulmanes árabes descienden de árabes originalmente cristianos que se convirtieron al islam por varias razones; por ejemplo, el pago de la “jizia”, un impuesto existente en ciertas dinastías musulmanas, para los habitantes no musulmanes o la opresión ejercida por parte de los bizantinos hacia la gran mayoría árabe cristiana, ya sea unitaria, monofisita o arriana.

 

La mayoría de los árabes cristianos actualmente son procedentes del Levante mediterráneo, mientras que históricamente en el mundo árabe los cristianos árabes eran descendientes de los Kahlani y Qahtani, tribus de la antigua Yemen (es decir. Los cristianos árabes llegaron a ser mayoría durante varios siglos en lo que se conocía antiguamente como País de Sham. La mayoría de los patriarcas maronitas de los últimos 10 siglos son descendientes de los conocidos nobles gasánidas Qahtani, árabes que gobernaron el Levante en el período romano y bizantino hasta la era franco-gasánida.

 

Los cristianos árabes han hecho importantes contribuciones a la civilización árabe y todavía lo hacen. Algunos de los más grandes árabes poetas, médicos, escritores, funcionarios de gobierno, músicos y gente dedicada a la literatura han sido árabes cristianos.

 

Miguel Aramayo

SCZ.06-04-2015

 

5 Abr

Lo que se de Jesús, con mis propias palabras.

Un hombre que nació de un vientre Virgen, porque Dios así lo quiso y lo anunció el Ángel Gabriel, más o. menos de esta manera: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.” Luego añadió: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.” María respondió al ángel: “¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?” El ángel le aclaró: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.” Dijo María: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.” Días después, María fue a casa de Zacarías y saludó a Isabel, la cual exclamó: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno”. Esa su prima también estaba embarazada y en su vientre se gestaba la venida de Juan el Bautista, el hombre que bautizaría a su primo en las aguas del río Jordán. En ese acontecimiento también se asomó El Espíritu Santo, representado por una Paloma, y se escuchó la voz de Dios, qué dijo: “Este es mi Hijo Bendito”. «Y se oyó una voz que venía de los cielos: ‘Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco’»

Ese hombre fue Jesús, que habiendo nacido judío, de familia judía, en una comunidad judía, se crió como tal y como tal fue circuncidado, para cumplir con el pacto y llegado a la edad de Bar Mitzvá, leyó los libros sagrados cumpliendo los designios de David, de cuya familia procedía y de esa manera recibió la nominación de hacerse hombre a los 13 años de edad. Después de esto Jesús se pierde de vista y retorna a su comunidad ya como un hombre hecho y derecho.

 

Llega para compartir la vida con su comunidad e impartirles enseñanzas, con la finalidad de apegarlos a su Dios, a sus creencias y darles ejemplos de vida, no sólo mostrando como deberían vivir entre ellos, sino como respetar los mandatos de su Dios y cumplir el pacto de su comunidad con Dios.

 

Es por eso que se junta más tiempo con su comunidad y les quiere mostrar que Él es el Mecías y que su comunidad debe apegarse a sus creencias y no solo que les da ejemplos de vida, les da enseñanzas como las del sermón de las bienaventuranzas, les hace milagros de resurrección, como la que practica a su amigo Lázaro, también les enseña piedad perdonando a personas como María Magdalena. Incluso conmemorando la huida del dominio egipcio y la huida de allá después de atravesar el mar y divagar por el desierto para llegar a la tierra prometida y recibir las tablas de la ley y haberse alimentado del mana, hasta llegar a la tierra de prosperidad.

 

Cuando conmemoraban el Pésaj, los cristianos asumieron que el pan ácimo o, sin levadura y la bendición del vino que es como los judíos festejan el Pésaj, los cristianos convirtieron en la hostia y el vino, que ahora representa la santa Eucaristía. Ese día Jesús lavó los pies a sus discípulos, como lo haría cualquier anfitrión, que convida a sus amigos a la cena pascual, que se convierte en la última cena de Jesús, por la envidia y el temor del sanedrín y sus primos hermanos judíos.

 

Miguel Aramayo

SCZ.05-04-2015

 

1 Abr

Tengo la seguridad.

Si tengo la seguridad de saber lo grande y profundo que es mí ser

Puedo, no sólo presentir, puedo sentir lo inmenso que es mi ser

Todo lo que tengo, todo lo que poseo, es más que lo que pueden ver

Porque lo que pueden ver es lo superficial, pero en realidad tengo mas

Tengo mucho más que los demás pueden percibir, porque seguro es mas

Lo que perciben otros es lo superficial, mi ser es mucho más profundo

Es mucho más que lo que aparenta, yo lo puedo percibir, lo puedo sentir

Por eso me animo a decir que lo que tengo es mucho más, pero mucho más

No me preocupa que los demás no lo perciban, porque lo que tengo de más

Es mucho más para mí que para los demás, por eso aseguro que tengo más.

 

Miguel Aramayo

SCZ. 01-04-2015

 

1 Abr

Religión y sexualidad.

Creo que uno de los problemas más serios que arrastramos los occidentales y en forma muy pronunciada los latinoamericanos, es el tema “religión y sexualidad”, se ha metido de tal manera el pecado como sinónimo de sexo, que es muy poco probable ver el sexo de otra manera. Ahora que se ha liberado, en forma exagerada la sexualidad, el concepto de pecado, por el sexo, no se ha borrado, al contrario creo que se incrementó y ahora esa sexualidad, que aflora por todas partes, no es más santa que antes, al contrario, es más pecado que antes, por lo menos esa es la forma como lo percibo. Aunque la sexualidad es cada vez sea más ostentosa, más obscena, más agresiva y desvergonzada.

 

He leído mucho sobre el tema, en busca de encontrar algo nuevo y siempre he caído en lo mismo, en la religión, pero estoy convencido que el sexo como comportamiento humano, varía enormemente en el tiempo entre unas y otras épocas, así como entre distintas civilizaciones o Las Normas Sociales, los estándares de conducta de las sociedades en cuanto a la sexualidad, suelen ligarse a creencias religiosas de una u otra religión.

 

De acuerdo con esto, la mayor parte de las religiones han visto la necesidad de dirigir la cuestión de un papel «propio» de la sexualidad en las interacciones humanas. Diferentes religiones, tienen diferentes códigos de moral sexual, que regulan la actividad sexual o asignan valores normativos a ciertas acciones o pensamientos cargados de contenido sexual.

 

Los puntos de vista entre religiones y creyentes individuales discrepan ampliamente, incluso dentro de los que se adhieren a la misma doctrina particular; desde el concepto que demoniza al sexo y la carne, como uno de los enemigos del alma, a la creencia (propia de varias religiones orientales y africanas) de que el sexo es la más alta expresión de lo divino (numinoso – lo sagrado, lo misterioso, lo mágico- en la terminología de Mircea Eliade –gran historiador religioso-).

 

Algunas religiones distinguen entre las actividades sexuales que se practican para la reproducción biológica y otras actividades practicadas para el placer sexual, que se califican de inmorales.

El Antiguo Testamento o Biblia hebrea prohíbe el adulterio y el contacto sexual durante el periodo de la menstruación. El punto de vista «religioso» sobre la sexualidad presentado como proveniente de una «tradición judeo-cristiana» suele tergiversar el punto de vista del judaísmo sobre la sexualidad.

 

Muchas actitudes del cristianismo con respecto a la sexualidad son completamente opuestas a las actitudes del judaísmo. Si hay algo que diferencia las percepciones clásicas del judaísmo y el cristianismo es la actitud hacia la sexualidad y la categoría del cuerpo. A diferencia del cristianismo, en el judaísmo no existe una vergüenza por el cuerpo. El judaísmo no es ajeno a la afirmación y celebración del cuerpo y el alma. En el judaísmo no existe un recinto sagrado, como sucede en la iglesia. En la sinagoga se puede hablar de cualquier tema.

 

El Antiguo Testamento, a diferencia del Nuevo testamento, no lanza una prohibición general sobre la sexualidad, sino solamente sobre determinados actos como la homosexualidad masculina, el bestialismo y la sodomía. Incluso ensalza el amor conyugal en el Cantar de los cantares.

 

El judaísmo afirma que cuando un esposo y su esposa se unen carnalmente en santidad, allí mora la presencia divina. Por eso el Shabat,  es el mejor día para recordar la libertad y la creación haciendo el amor. El judaísmo no le otorga valor ni a la virginidad ni a la castidad de los cónyuges: una mujer es virtuosa para el judaísmo si tiene una familia numerosa. Los hijos constituyen una bendición. El pecado original no es el sexo sino el deseo de saber: Eva mordió el fruto del árbol del conocimiento.

 

El ideal judío es el matrimonio. El matrimonio es mucho más que una preocupación privada, es una preocupación cósmica por el futuro de la humanidad. El amor consagrado tiene ese sentido cósmico: perpetuar la especia humana y salvar las chispas de la divinidad alojadas en el mundo. Sin embargo, la procreación no es el único fin del matrimonio para el judaísmo. No es bueno que el hombre esté sólo. Estar sólo es, para el judío, una terrible maldición. El placer debe ser compartido. En el judaísmo, el amor ideal con una mujer, es con su cuerpo tanto como con su espíritu.

 

Una de las señales singulares que diferencian el ascetismo judío del ascetismo no judío, según Gershom Scholem, es la ausencia de la renuncia sexual autoimpuesta. La libido no es condenada, sin la energía de la libido la civilización estaría agotada. Para el judaísmo, un varón o una mujer que, al casarse, hace votos de abstinencia sexual, viola el carácter del pacto matrimonial y ocasiona «tzará d’gufá», el sufrimiento del cuerpo. La tradición judaica afirma que «simjat ishto», el placer de su mujer es la obligación moral del marido.

 

En un tratado del siglo XIII Menorat Ha-Maor, en el capítulo sobre la santidad de la sexualidad, dice Que el hombre no considere el acto sexual como algo repugnante porque de este modo blasfemamos a Dios. Un mito judío del Talmud, del Midrash y el  Zohar Jadash, refiere que el primer ser humano fue hermafrodita. Adán era varón y mujer a la vez. Dios tomó uno de sus lados para crear el amor, dividió verticalmente al ser bisexuado haciendo de uno un varón y del otro una mujer. El amor es, entonces, la búsqueda del otro porque sin el otro uno permanece como medio ser: «Por lo tanto abandonará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán una sola carne». La castidad no es un estado deseable para un judío: «Aquel que permanece soltero, se encuentra sin alegría, sin bendición, sin bondad, sin Torah, sin protección y sin paz» (Yebamot 62).

 

Todas las religiones que he podido analizar concuerdan, todas asignan al sexo el mismo valor y reconocen las mismas prohibiciones, salvo el Islam, que considera el sexo de una manera diferente, con menor o ningún respeto, respecto a otras religiones. El judaísmo también es más benévola al tratar este tema y el hinduismo, pese a algunas creencias también es muy serio con este tema. El islam desprecia a la mujer en todos los sentidos y en este tema es mucho más cruel.

 

 

Miguel Aramayo

SCZ. 31-03-2015

 

1 Abr

Religión y sexualidad.

Creo que uno de los problemas más serios que arrastramos los occidentales y en forma muy pronunciada los latinoamericanos, es el tema “religión y sexualidad”, se ha metido de tal manera el pecado como sinónimo de sexo, que es muy poco probable ver el sexo de otra manera. Ahora que se ha liberado, en forma exagerada la sexualidad, el concepto de pecado, por el sexo, no se ha borrado, al contrario creo que se incrementó y ahora esa sexualidad, que aflora por todas partes, no es más santa que antes, al contrario, es más pecado que antes, por lo menos esa es la forma como lo percibo. Aunque la sexualidad es cada vez sea más ostentosa, más obscena, más agresiva y desvergonzada.

 

He leído mucho sobre el tema, en busca de encontrar algo nuevo y siempre he caído en lo mismo, en la religión, pero estoy convencido que el sexo como comportamiento humano, varía enormemente en el tiempo entre unas y otras épocas, así como entre distintas civilizaciones o Las Normas Sociales, los estándares de conducta de las sociedades en cuanto a la sexualidad, suelen ligarse a creencias religiosas de una u otra religión.

 

De acuerdo con esto, la mayor parte de las religiones han visto la necesidad de dirigir la cuestión de un papel «propio» de la sexualidad en las interacciones humanas. Diferentes religiones, tienen diferentes códigos de moral sexual, que regulan la actividad sexual o asignan valores normativos a ciertas acciones o pensamientos cargados de contenido sexual.

 

Los puntos de vista entre religiones y creyentes individuales discrepan ampliamente, incluso dentro de los que se adhieren a la misma doctrina particular; desde el concepto que demoniza al sexo y la carne, como uno de los enemigos del alma, a la creencia (propia de varias religiones orientales y africanas) de que el sexo es la más alta expresión de lo divino (numinoso – lo sagrado, lo misterioso, lo mágico- en la terminología de Mircea Eliade –gran historiador religioso-).

 

Algunas religiones distinguen entre las actividades sexuales que se practican para la reproducción biológica y otras actividades practicadas para el placer sexual, que se califican de inmorales.

El Antiguo Testamento o Biblia hebrea prohíbe el adulterio y el contacto sexual durante el periodo de la menstruación. El punto de vista «religioso» sobre la sexualidad presentado como proveniente de una «tradición judeo-cristiana» suele tergiversar el punto de vista del judaísmo sobre la sexualidad.

 

Muchas actitudes del cristianismo con respecto a la sexualidad son completamente opuestas a las actitudes del judaísmo. Si hay algo que diferencia las percepciones clásicas del judaísmo y el cristianismo es la actitud hacia la sexualidad y la categoría del cuerpo. A diferencia del cristianismo, en el judaísmo no existe una vergüenza por el cuerpo. El judaísmo no es ajeno a la afirmación y celebración del cuerpo y el alma. En el judaísmo no existe un recinto sagrado, como sucede en la iglesia. En la sinagoga se puede hablar de cualquier tema.

 

El Antiguo Testamento, a diferencia del Nuevo testamento, no lanza una prohibición general sobre la sexualidad, sino solamente sobre determinados actos como la homosexualidad masculina, el bestialismo y la sodomía. Incluso ensalza el amor conyugal en el Cantar de los cantares.

 

El judaísmo afirma que cuando un esposo y su esposa se unen carnalmente en santidad, allí mora la presencia divina. Por eso el Shabat,  es el mejor día para recordar la libertad y la creación haciendo el amor. El judaísmo no le otorga valor ni a la virginidad ni a la castidad de los cónyuges: una mujer es virtuosa para el judaísmo si tiene una familia numerosa. Los hijos constituyen una bendición. El pecado original no es el sexo sino el deseo de saber: Eva mordió el fruto del árbol del conocimiento.

 

El ideal judío es el matrimonio. El matrimonio es mucho más que una preocupación privada, es una preocupación cósmica por el futuro de la humanidad. El amor consagrado tiene ese sentido cósmico: perpetuar la especia humana y salvar las chispas de la divinidad alojadas en el mundo. Sin embargo, la procreación no es el único fin del matrimonio para el judaísmo. No es bueno que el hombre esté sólo. Estar sólo es, para el judío, una terrible maldición. El placer debe ser compartido. En el judaísmo, el amor ideal con una mujer, es con su cuerpo tanto como con su espíritu.

 

Una de las señales singulares que diferencian el ascetismo judío del ascetismo no judío, según Gershom Scholem, es la ausencia de la renuncia sexual autoimpuesta. La libido no es condenada, sin la energía de la libido la civilización estaría agotada. Para el judaísmo, un varón o una mujer que, al casarse, hace votos de abstinencia sexual, viola el carácter del pacto matrimonial y ocasiona «tzará d’gufá», el sufrimiento del cuerpo. La tradición judaica afirma que «simjat ishto», el placer de su mujer es la obligación moral del marido.

 

En un tratado del siglo XIII Menorat Ha-Maor, en el capítulo sobre la santidad de la sexualidad, dice Que el hombre no considere el acto sexual como algo repugnante porque de este modo blasfemamos a Dios. Un mito judío del Talmud, del Midrash y el  Zohar Jadash, refiere que el primer ser humano fue hermafrodita. Adán era varón y mujer a la vez. Dios tomó uno de sus lados para crear el amor, dividió verticalmente al ser bisexuado haciendo de uno un varón y del otro una mujer. El amor es, entonces, la búsqueda del otro porque sin el otro uno permanece como medio ser: «Por lo tanto abandonará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán una sola carne». La castidad no es un estado deseable para un judío: «Aquel que permanece soltero, se encuentra sin alegría, sin bendición, sin bondad, sin Torah, sin protección y sin paz» (Yebamot 62).

 

Todas las religiones que he podido analizar concuerdan, todas asignan al sexo el mismo valor y reconocen las mismas prohibiciones, salvo el Islam, que considera el sexo de una manera diferente, con menor o ningún respeto, respecto a otras religiones. El judaísmo también es más benévola al tratar este tema y el hinduismo, pese a algunas creencias también es muy serio con este tema. El islam desprecia a la mujer en todos los sentidos y en este tema es mucho más cruel.

 

 

Miguel Aramayo

SCZ. 31-03-2015